Capítulo 28

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—¿Hermanito que tienes? —le pregunto Zenda a Brais quien se había sumido en un gran silencio, los pensamientos sobre su padre no dejaban de ocupar su mente, cuando iba a dar una respuesta a lo lejos un aullido fue escuchado estremeciendo a todos.

"Brais nuestro aullido, aunque muchos puedan temerle, recuerda, es como los lobos nos comunicamos con los nuestros"

Sin tener un lugar a donde ir decidieron pasar la noche justo en ese sitio, ese sitio donde el agua corría emanaba como la miel, mientras todos dormían Brais se levantó dirigiéndose hacia el borde pudiendo apreciar la maravillosa vista del bosque.

—¿No puedes dormir? —se escuchó una voz a sus espaldas, al girarse su negra mirada se cruzó con la esmeralda de su madre quien se sentó a su lado—. Yo tampoco consigo dormir.

—Extraño a papá —comento posando su mirada sobre la luna—. Papá debe sentirse solo.

Annelise acaricio la cabeza de su pequeño—. Yo también lo extraño, pero, el ya no debe estar aquí —al oír aquella frase Brais dirigió su vista confusa a su madre la cual también lo miro—. El Yukiya que conozco jamás nos hubiera atacado, jamás habría destruido un pueblo ni atacado a sus iguales.

—¿Realmente eres la esposa de Yukiya? —ambos se giraron al oír una voz entrometerse en la conversación—. Me cuesta creer que seas la misma persona por la cual huiste de tu hogar y quien le brindo una familia.

—Erik.

El mencionado se aproximó mirando fijamente a quien una vez fue su gran obsesión—. ¿Esa es la imagen que le darás al pequeño que llevas en tu vientre sobre su padre? —Erik comprendía lo entrometido por su parte que era el meterse en una conversación ajena pero no podía evitar quedarse con los brazos cruzados al oír hablar así a Annelise quien luego de haber luchado tanto por alcanzar la felicidad ahora estaba asustándose de por quién tomo tantas decisiones importantes y que la mayoría se pensaría 2 veces antes de hacerlas—. Incluso parece que intentas arruinar la imagen que tu hijo tiene de él.

—No es... esa mi intención —dijo tratando de defenderse—. Pero es que... yo ya no sé qué hacer... —nuevamente sus ojos comenzaron a volverse cristalinos—. Quiero traer de vuelta al Yukiya que conozco, al que he amado y quien me brindo la felicidad que tanto anhelaba... pero... pero... ya no soy capaz de verlo... solo veo a un completo extraño...

Erik se aproximó a Annelise en un gentil abrazo—. Tu mejor que nadie sabe que él sigue estando aquí, que no lo has perdido —él lo sabía, sabía que ella era consiente de ese hecho, pero algo en su interior la arrastro al punto de no creer en ello—. Tu hijo y yo somos tus testigos, ¿Qué te has guardado para ti misma?

Finalmente, Annelise termino de romperse, conto todo desde el momento en el cambio de comportamiento en Yukiya hasta el momento ocurrido hacia tan solo 2 días, Brais dejo a su madre abrazarlo sentía tristeza pues su madre en él veía reflejado a Yukiya, siempre se había enorgullecido por ser la imagen de su padre más ahora solo causaba dolor para ella.

Nuevamente en la distancia pudo oírse un aullido, Brais al tener sus orejas expuestas alcanzo a escuchar algo.

"Ayuda"

La voz no le resulto desconocida como olvidar esa voz que un sinfín de ocasiones lo envolvían en una mágica calidez—. Padre —pronuncio llamando la atención de ambos adultos—. Mi padre está pidiendo ayuda.

—Estas seguro —pregunto Erik aflojando el abrazo en que había tenido a Annelise quien miraba esperanzada a su pequeño—. ¿Qué dicen los aullidos?

No siempre el malo es un lobo T2 [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora