1. Debe haber un error

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Inhaló el aroma del ambiente y se sintió muy relajada, el sol se impregnaba en su piel dándole un color moreno perfecto, inclinó sus gafas de sol y dirigió la vista hacia la mesa, cogió el cóctel afrutado que había en ella y colocó la pajita entre sus labios para absorber un buen trago.

Andrea: esto es vida, ¿verdad hermana?-su hermana inclinó la cabeza hacia un lado bajando las gafas de sol para admirarla con una sonrisa.

Sofía: ni que lo digas, hermanita, se está de lujo...-volvió a colocar sus gafas y miro al frente.

Andrea: escuché que esta noche habrá un baile benéfico en honor a una de las asociaciones a las que ayudamos.

Sofía: ¿Cuál de ellas?

Andrea: la del orfanato... podríamos ir ¿te parece?

Sofía: no sé-suspiró-no creo que a Leonardo le apetezca.

Andrea: de verdad, tu marido es algo amargado ¿no?-se incorporó enfadada.

Sofía: Andrea, tiene muchas cosas que hacer, nos está manteniendo...

Andrea: perdona, esto-señaló a su alrededor-es todo nuestro, el solo está a cargo de los negocios porque ninguna de las dos tenemos mucha idea del asunto, por lo que no me siento una mantenida.

Sofía: como quieras Andrea...-volvió acostarse en la tumbona.

Andrea: ¿Cuándo me confesarás que no eres feliz con tu matrimonio?-Sofía respiró resignada.

Sofía: ya no sé qué hacer-se quitó las gafas de sol-desde que se hizo cargo de los negocios de la familia ya no tiene tiempo para mí, me ignora todo el tiempo, no tiene detalles conmigo, me trata como si fuera tonta y noto que no me desea... Ayer mientras teníamos relaciones lo notaba tan distante... he llegado a pensar que tiene otra mujer-Andrea se quedó con la boca abierta.

Andrea: ¿De verdad lo crees?

Sofía: no lo sé-metió la cabeza entre sus manos-algo raro tiene, el que, no lo sé, pero de que me está ocultando algo, eso seguro.

Asomó la cabeza por la puerta del avión y respiró con mala cara, bajó las escaleras del avión con un traje azul marino impecable y su corbata correctamente anudada, abrochó la chaqueta del traje y después de recoger sus maletas se encamino a la salida.

Soledad: ¡SAMUEL!-una señora de mediana estatura con una amplia sonrisa agitó los brazos para avisarle de su presencia, el joven asomó su primera sonrisa en mucho tiempo y se aproximó a darle un abrazo.

Samuel: Sole...-le dio un beso en la mejilla-cuanto te extrañé.

Soledad: pues no tanto ¡eh granuja!-le dio un pequeño golpe-tardaste mucho en regresar.

Samuel: lo siento, ¿Qué tal estás?

Soledad: bien cielo, fue una sorpresa que te decidieras a regresar.

Samuel: no creas que lo hago por gusto...-Soledad lo miró extrañado por sus palabras, ambos metieron las maletas de Samuel en la cajuela del coche y se encaminaron hacia la casa de los Gallardo.

Soledad: ¿Qué te trae de nuevo por Houston?-Samuel endureció el rostro, pues sus motivos eran numerosos.

Samuel: quiero expandir mis empresas aquí, por lo que, he comprado el 65% de las acciones de una fábrica de perfumes a una familia que casi está en la ruina, también compre su casa así que nos mudaremos.

Soledad: vaya... pobre familia, deshacerse de todo lo que tienen...

Samuel: ¡JA! Eso les pasa por no saber administrar sus bienes y andar de vagos, tengo entendido que las dueñas no hacían absolutamente nada y el presidente a cargo no era nada competente para el puesto... Que no se quejen que aun así tienen un 35% de las acciones, tendrán con qué vivir con todo lo que pagué por todo.

DULCE AROMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora