58. Demuéstramelo

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A media tarde Andrea se encontraba muy cansada y subió a su habitación a darse una ducha, se cambió de ropa y bajo a cenar, observo a sus hermanas cenando junto al pequeño Omar y sus respectivas parejas pero ni rastro de Samuel.

Andrea: ¿Dónde anda ese?

Sofía: ¿Ese?-todos se rieron

Andrea: Samuel-se cruzó de brazos mirándolos con suspicacia-¿Dónde está? Es raro que no ande por aquí.

Irina: ay... pues no lo sé, ¿Flavio?

Flavio: yo tampoco se la verdad...-miró a Arturo.

Arturo: ah pues yo ni idea de donde puede estar, no se habrá ido con el perro-Coco apareció por la puerta con el hocico y las patas llenas de tierra.

Flavio: ¡PERRO DEL INFIERNO! Has vuelto atacar a mis petunias-soltaron una carcajada mientras Flavio se levantaba enfurecido-al menos no me lo restriegues en la cara manchado de tierra-el perro agachó la cabeza y lo miró con ternura-¡NO! Irina, ríñele tú que yo con esa cara no puedo.

Irina: ven aquí mi coquito-lo achuchó y le susurro-sigue así, odio las petunias.

Pablo: Gracias-colgó el teléfono-¡Los tenemos!

Patricia: ¿en serio? ¡POR FIN-dio saltitos-¿Dónde están?

Pablo: Esperanza del Mar, se están quedando en un hostal a pie de playa... están con Sofía, Arturo y no sé con quien más, el investigador no me supo decir.

Patricia: ¿Y ahora qué haremos?

Pablo: el investigador los está vigilando, ante cualquier signo de marcharse de allí, me va avisar y nos plantaremos allí

Patricia: perfecto-sonrió.

Andrea respiraba el aroma que se encontraba en el ambiente, esa mezcla de humedad y mar que tanto caracterizaba aquel pueblo costero le encantaba, la noche inundaba el mar y la playa y todo se encontraba en extraña calma, se preguntaba una y otra vez donde estaba Samuel y que estaba tramando, una música mexicana de fondo la sacó de su trance y de sus dudas, allí estaba él acompañado de 5 mariachis dándole una serenata.

Ella sonrió enternecida mientras lo escuchaba cantar, se moría de ganas de bajar y agradecerle la serenata con un beso, pero no le iba poner las cosas fáciles, no por ahora, entró a su baño y llenó un cubo con agua fría, soltó una pequeña carcajada mientras el agua llegaba hasta arriba, con dificultad la cargó hasta el balcón y mientras los mariachis seguían entonando la canción, Andrea vació el contenido del cubo sobre Samuel, quien soltó un grito de sorpresa al notar la temperatura del agua, sobre él se encontraba ella en el balcón mientras se reía a carcajadas, a ambos lados de su balcón Irina y Sofía la observaban atónitas.

Samuel: ¿¡QUE TE PASA!?

Irina: ¿¡¡Estás loca!!?

Sofía: ¡Se supone que te encantan las serenatas!

Andrea:-soltó otra carcajada-igual pensáis que se lo voy poner así de fácil-negó-de eso nada, monada, te lo curras más, ¡no hubieses metido la pata Gallardo!-le gritó mientras enfurecido se moría de frío y entraba en el hostal.

Irina: de verdad que estas muy loca, Andrea-se acercó a la esquina de su balcón quedando cerca de ella.

Andrea: es lo que hay, cielo...

Sofía: ¿lo vas a tener mucho tiempo así? Digo por si piensas reconciliarte con él antes de que Arturo, el niño y yo nos marchemos.

Andrea: sh...-dijo relajada-despacito, suave, suavecito-soltó una carcajada y entró en su habitación.

DULCE AROMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora