6. ¡SOFÍA!

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Soledad entro despacio en la habitación de Sofía por si la encontraba dormida, ingresó completamente en la habitación cuando vio la persiana levantada y no la encontró en la cama

Soledad: ¿Sofía?-Sofía salía del baño totalmente pálida-¿Te encuentras bien?

Sofía: no Soledad... me levante con el estómago un poco revuelto y llevo un buen rato vomitando-suspiró.

Soledad: deberías salir a tomar un poco el sol, el día está esplendido, quizá te caiga bien

Sofía: tienes razón-asomó una leve sonrisa-gracias por el consejo, ¿podrás llevarme algo de beber, más tarde?

Soledad: por su puesto, cielo...

Sofía se puso un chándal holgado, no tenía ganas de arreglarse pero sí de salir al exterior y tomar un poco el sol, fue bajando las escaleras y salió al jardín, se aproximó a las tumbonas y se recostó.

Pensó en el tiempo concurrido, ya había pasado más de una semana desde que Leonardo la abandonó y todavía sentía ese vacío en el pecho, como si le hubiesen arrancado el alma, "¿Qué pude hacer mal?", buscaba en su mente algún momento, alguna acción que pudiera revelarle que fue aquello que pudo ocasionar que Leonardo la abandonase, todavía recordaba la última vez que tuvieron relaciones, aquella noche hace menos de dos semanas fue maravillosa... quisieron aprovechar antes de que a Sofía le llegase el periodo.

Sofía abrió los ojos y se incorporó de un salto, sacó su móvil comprobó el día y comenzó a contar con los dedos de sus manos, echó las manos a su boca y sus ojos se cristalizaron: su cansancio, sus dolores de estómago, sus vómitos... ¡Estaba embarazada! Cómo no lo pensó antes, comenzó a llorar desconsoladamente ante la situación.

Samuel y Andrea entraron en la casa, como de costumbre Andrea se quitó los zapatos y Soledad los fue a recibir.

Soledad: hoy llegáis un poco temprano ¿no?

Samuel: ni tan pronto son las 7 ya, pero hemos tenido un buen día y decidimos volver a casa-sonrió.

Soledad: ¿en serio?

Andrea: si, ¡tenemos el primer perfume! Tienes que venir a olerlo Soledad, sé que te va encantar.

Soledad: de eso estoy más que segura.

Andrea: ¿Dónde está mi hermana? ¿Se sintió mejor?

Soledad: está en la piscina, estaba un poco indispuesta pero la convencí para salir al sol, ya que, hace un día espléndido.

Andrea: gracias Soledad-sonrió.

¿Cómo podía afrontar esa situación? No sabía nada de niños, ni siquiera se había planteado la idea de tener hijos ni cuando estaba casada... Ahora estaba sin su marido completamente sola y esperando un bebé... Pensó en la situación, habían perdido la casa, la fábrica y no tenían dinero, como iban a cuidarlo y su hermana... No podía suponerle esa carga.

Sofía: ¡No, no, no!-se apretó el vientre, desesperada comenzó a coger piedras mientras lloraba de dolor-Andrea ya tiene suficientes problemas-metió las piedras en sus bolsillos, cogió muchas más hasta llenarlos, bajo las escaleras de la piscina y el pesó de las piedras la hundió hasta el suelo, dejándose envolver por el agua, tratando de poner fin a todos sus problemas.

Andrea salió al jardín y miró a su alrededor, no vio a Sofía por ningún lado... se acercó a la piscina y en una de las tumbonas vio el teléfono de su hermana.

DULCE AROMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora