60. ¡Suelte el arma!

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En el despacho de Samuel, ambos se repartían golpes, Samuel trataba de todos los medios tumbar a Pablo para poder salir del despacho y salir en busca de Andrea, pero Pablo se lo impedía confiando en que Patricia se encargaría de neutralizar a Andrea y regresar con las escrituras en su mano.

Samuel: ¡SUELTAME!-trataba de soltarse del agarre de Pablo el cual terminó por rasgarle la camisa.

Pablo: no pienso perder lo que tanto me costó conseguir-le propinó un puñetazo, Samuel se lo devolvió.

Samuel: ¡me dirás que te costó mucho robármelo! ¡Me sacaste del juego con la pérdida de mi memoria!

Pablo: era una oportunidad que no iba rechazar-ambos se enzarzaron nuevamente en golpes.

Samuel: ¡No te librarás de la justicia! ¡Vendrán a llevarte preso!-Samuel le dio un nuevo golpe que lo tiró encima de la mesa y cuando iba a cogerlo de nuevo Pablo le apuntó con una pistola.

Pablo: ¡Jamás me detendrán!-dijo apuntándolo con la pistola

Patricia sonrió y se abalanzó sobre ella iniciando una serie de golpes entre ambas que dejo marcas como moratones y arañazos, ambas cayeron al suelo revolcándose por él a la vez que se propinaban golpes la una a la otra, cuando Patricia estuvo encima de Andrea ella le propino un empujón que la sacó de encima de ella, ambas se pusieron nuevamente de pie y las manos de Patricia fueron a parar al cuello de Andrea y tras empujarla la apoyó contra la mesa apretando con fuerza, la respiración se volvió casi inexistente y comenzó a ponerse roja mientras daba manotazos por soltarse, Patricia en su lugar comenzó a reírse de sus esfuerzos.

Patricia: es inútil que te resistas ¡Pienso acabar contigo!-Andrea trataba de coger aire mientras se quedaba sin él-¡¡debiste morir cuando te atropellé con el coche!!.

Andrea endureció el rostro cuando escuchó las palabras de Patricia, declarándose culpable de la muerte del hijo que iba tener con Samuel, a un lado agarró un frasco de los químicos que utilizaban para los perfumes y con fuerza lo estampó contra su cara provocando que la soltara, Andrea comenzó a toser fuertemente tratando de recuperar el aire mientras que Patricia se llevaba las manos a la cara.

Patricia: ¡¡¡MIS OJOS!!!-te frotaba la cara continuamente-¡NO VEO NADA! ¡ME ESCUECEN!

Pablo tenía apuntado a Samuel con la pistola y caminaba hacia la puerta sin darle la espalda, abrió la puerta y salió del despacho corriendo en dirección a los laboratorios, para corroborar que Patricia habían conseguido las escrituras, al entrar vio a Patricia retorciéndose del dolor en el suelo y a Andrea con las escrituras en la mano, cuando iba avanzar Pablo la detuvo apuntándola con la pistola.

Pablo: estate muy quietecita ahí-él avanzó y con la mano libre la agarró del pelo colocándola delante de él mientras que con la otra la apuntó con la pistola esperando que Samuel llegase, cuando llegó la escena lo frenó en el acto y se quedó en el umbral.

Pablo: ¿Qué le hiciste?-apretó el arma contra su cabeza y Andrea se quejó.

Patricia: ¡ME DEJO CIEGA!-Samuel la miró.

Andrea: ¡MATÓ A NUESTRO HIJO! ¡ELLA ME ATROPELLO!-Samuel la miró mientras ella todavía tenía las manos cubriendo sus ojos.

Patricia: ¡¡¡fue un accidente!!!

Pablo: ¡No le expliques nada a esta gente!

Samuel: ríndete Pablo, la policía está por llegar-eso jamás, avanzó con Andrea hacia la puerta mientras la seguía apuntando-hazte a un lado...-caminó hasta las escaleras y subió bajo la mirada de Samuel que los seguía a cierta distancia tratando de mantener segura a Andrea. Ambos llegaron a la azotea de la fábrica-Pablo, suelta a Andrea, te daré lo que me pidas... dinero, la fábrica, lo que quieras, pero déjala.

DULCE AROMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora