21. ¿Qué hiciste? M. (1/5)

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Ambos estaban desnudos, uno encima del otro tratando de normalizar su respiración mientras se observaban detenidamente cada uno de los detalles de su rostro.

Andrea: ¿es cierto?-dijo entrecortada por su respiración.

Samuel: ¿que me enamoré de ti?-ella sonrió-como un tonto-sus ojos se humedecieron.

Andrea: no sabes cuantas ganas tenía de escuchar eso de tus labios.

Samuel: perdón por no darme de cuenta antes... fui un imbécil-ayudó a Andrea a salirse de encima de él y ambos se levantaron comenzando a vestirse

Andrea: ¿Cuándo te diste de cuenta?-se miraron.

Samuel: me daba cuenta cada vez que llegaba a casa y no te veía, que sentía un vacío inexplicable en mi interior... cada vez que pensaba en el sonido de tu risa-se terminaron de poner la ropa-por cosas así, comprendí que no puedo negar este sentimiento que siento por ti y es que te quiero, Andrea... y te quiero conmigo, a mi lado...

Andrea: no me creo que este pasando esto-le dio un golpe en el pecho-¡Para esto te tomas 2 meses! ¡Me hiciste mucho daño!-él sonrió de nuevo había recuperado su brillo y su sonrisa, era la misma de siempre y eso le encantaba.

Samuel:-la atrajo a su cuerpo y le dio un suave beso-créetelo, te quiero-alzó la voz-¡te quiero!

Andrea: shhhh, Samuel-rió.

Samuel: ¡TE QUIERO!

Andrea: baja el volumen, que alguien nos puede escuchar...-miró a los lados y Samuel comenzó a reír-¿de qué te ríes?

Samuel: ¿en serio te preocupa eso ahora? Hace unos minutos no lo parecía...-ella abrió la boca y los ojos.

Andrea: ¡Oh dios! ¡Vámonos!-tiró de él y se lo llevó volando de allí hasta llegar al coche mientras él se reía. Se subieron al coche y volvieron a la ciudad.

Sofía: creo que ahí quedaría bien-señaló un rincón del local-¡ya falta poco para que esté todo listo!-dio palmadas emocionada.

Arturo: ¿Qué es lo que te falta?-colocó el mueble que le mandó colocar.

Sofía: pues...-miró a su alrededor, en el local había una gran estantería con diferentes compartimentos, cada compartimento trataba un tema y en él había archivadores con cientos de fotos sobre aquello que ofrecían, tenía dos escritorios uno para ella y otro destinado a Andrea o a alguna empleada que contrataría si la cosa iba bien, todo estaba decorado con colores cremas y rosas de distintas tonalidades pero predominaban los colores suaves-¡NADA!-sonrió.

Arturo:-también miró a su alrededor-pues la verdad que te quedo muy bonito Sofía, espero tengas mucho éxito-sonrió-tienes buena mano para esto y se nota.

Sofía: muchas gracias a ti Arturo, me has ayudado como el que más... y eso que tienes tus pacientes, no tenías por qué tener tantas consideraciones conmigo

Arturo: lo hice con gusto Sofía-se rascó la nuca.

Sofía: ay...-observó unas cajas-tengo que guardar esas cajas.

Arturo: deja, yo lo hago, tú no puedes cargar peso.

Sofía: son unas simples cajas-ambos se dirigieron en la misma dirección y chocaron, entrelazaron sus pies y ambos cayeron, con suerte Sofía encima de Arturo, ambos estaba muy cerca, tan cerca que podían escuchar sus respiraciones y también sus latidos, de pronto la puerta del local se abrió y sorprendió a ambos en el suelo.

Andrea: ¿Sofi?-soltó una risa-¿Qué hacéis?-ambos se pusieron en pie.

Sofía: nos tropezamos.

DULCE AROMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora