38. Miami

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Ambos bajaron del avión, Andrea inhalo el aroma del ambiente y sonrió más relajada, Samuel deslizó la mano entre la suya y la agarró con ternura, le dio un beso en la mejilla y avanzaron para recoger sus maletas, tras salir por la puerta se encontraron con Diego que venía a recogerlos.

Diego: ¡Samuel!-lo llamó con una sonrisa y los dos se dieron un abrazo

Samuel: Diego, ¿Qué tal? Cuanto tiempo-se separaron y se miraron el uno al otro-estás más grande ¿eh?

Diego: ¡Eh! No te pases, es el gimnasio...-ambos miraron a Andrea que tenía una sonrisa.

Andrea: ¡Hola!

Diego: ¡Hola Andrea! Eres más guapa en persona-se acercó y le dio un beso en la mejilla.

Andrea: Gracias-sonrió ampliamente.

Diego: bueno, ¿Cuál es el paso? ¿Os llevo a tu departamento o mejor a la fábrica?

Andrea: a la fábrica

Samuel: al departamento-dijeron a la vez y ambos se miraron ante una pequeña discrepancia entre ellos.

Diego: esto... os dejo decidir-se rascó la nuca y se alejó de la pareja.

Andrea: debemos empezar cuanto antes, cielo...

Samuel: te cumplí el capricho de venir según saliste del hospital... ahora concédeme uno a mí y vámonos a mi departamento a descansar...

Andrea: pero... ¡Samuel!-dio un pisotón en el suelo como una niña, viéndolo andar con las maletas.

Samuel: ¡no rechistes y anda!-resignada lo siguió hasta el coche de Diego y él los llevó al departamento que él tenía en Miami cuando vivía allí.

Dejaron las maletas en la entrada y Andrea fue investigar la casa, le pareció bastante modesto en comparación con la mansión del Junco, una cocina, una sala, solo una habitación, un baño, un despacho y un balcón.

Andrea: ¿Vivías aquí con ella?

Samuel: No-abrió la nevera y como se lo esperaba la encontró vacía-tendremos que ir a comprar algo-sonrió.

Andrea: podíamos estar en la fábrica hac...

Samuel: no vuelvas al tema otra vez, por favor, se lo que intentas hacer y déjame decirte que esa no es la salida-se aproximó a ella con ternura y acarició su rostro ella cerró los ojos al notar su tacto-llenarte hasta arriba de trabajo no va disipar tus pensamientos... haré lo imposible por sanar tus heridas, pero déjame hacerlo... llevas evadiendo el tema un mes...

Andrea: no puedo permitirme pensar en ello... me derrumba-sus ojos se aguaron-lo imagino crecer, llamándome mamá-un llanto provocó que sus lágrimas se derramasen y se acurrucó en los brazos de Samuel.

Samuel: shhh... ya mi amor-los ojos de Samuel también sufrieron la misma reacción, la separó y la miró a los ojos-estamos juntos en esto, ¿vale? Sé que es difícil, pero necesito a mi Andrea, esa que sonreía por cualquier motivo, la que me deja sus zapatos en la entrada, la que chasquea los dedos cada vez que tiene una idea, necesito a mi mujer...-agarró sus mejillas limpiando las lágrimas-sin ella yo no puedo seguir...-entonces lo miró comprendiéndolo todo, él también sufría no solo la pérdida de aquel ser inocente, sino que también cargaba la perdida de la mujer que siempre había sido.

Andrea: lo siento-dijo dejando brotar sus lágrimas-perdóname por haber estado ausente...

Samuel: los dos nos necesitamos...-ella avanzó para colapsar sus labios en un dulce beso que en seguida se volvió salado por la mezcla de sus lágrimas con sus labios.

DULCE AROMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora