29. Eres mi todo

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Al día siguiente ambos se despertaron con los primeros rayos del sol, se dieron una eterna ducha entre risas y bajaron.

Samuel: piensa en traerte ropa para aquí, no me gusta que te vayas de aquí sin desayunar...

Andrea: voy a desayunar en casa con Sofía-le dio un beso-tendré en cuenta lo de la ropa, ¿vale? Nos vemos en la oficina

Ambos se despidieron con un tierno beso y Andrea se fue para su casa, entró y vio a Sofía en la mesa con un tazón de leche y cereales, la mirada fija en la pared y con una cuchara removía el tazón sin probar bocado, su hermana pequeña la admiró detenidamente y se posicionó delante de ella moviendo la mano frente a sus ojos pero seguía sin reaccionar, hasta que dio un golpe en la mesa y Sofía se sobresaltó.

Andrea: ¿Qué te pasa?-soltó una risa.

Sofía: yo... nada-la miró-¿Qué tal con Samuel?

Andrea: bien como siempre-la miró analizándola-en serio, ¿Qué te pasa?

Sofía:-suspiró-Arturo me besó...

Andrea: ¡¡¡Queee!!!-dijo alegre-justo ayer Samuel y yo comentábamos que le gustabas.

Sofía: ¿tú crees? No sé, no creo Andrea, solo...-se tocó la cabeza confusa-no sé qué pasa.

Andrea: tranquila-toco su hombro-con calma Sofía, él mejor que nadie entiende tu situación, recuerda que es tu psicólogo.

Sofía: nunca lo vi más que como un amigo... nunca se me paso por la cabeza nada de esto y desde ese beso siento un hormigueo aquí-señaló su vientre-ya no sé si es este niño o yo que se...

Andrea:-sonrió-trata de tomártelo con calma, ¿si? Que las cosas sigan su curso, no te atormentes con tus ideas descabelladas...

Sofía: tienes razón-se levantó con el tazón y Andrea la sujetó del brazo.

Andrea: pero... ¿te gusto?-sonrió y Sofía se sonrojo-¡eso es un sí!-comenzó a dar saltitos y de repente se frenó en seco apoyándose contra la mesa, se llevó las manos a los ojos cerrándolos despacio.

Sofía: ¡Andrea!-dejó el tazón en la mesa y se aproximó a ayudarla-¿estás bien?

Andrea: sí-soltó una risa nerviosa-es que vengo sin desayunar.

Sofía: ¡que susto me diste! Ponte a desayunar ahora mismo-Andrea se sentó despacio con una sonrisa y comenzó a desayunar.

Samuel había llegado a la fábrica y preparaba una reunión que tendría a la tarde con unos nuevos proveedores para hablar sobre las reposiciones del primer perfume y también sobre el nuevo perfume que estaban ideando. Su trabajo se vio interrumpido por un estruendo en la puerta.

Secretaria: ¡Samuel! Trate de impedir que entrara pero...

Samuel: no te preocupes... déjanos solos-Patricia entró como un torbellino nuevamente en el despacho de Samuel, él ya no sabía qué hacer para echarla de su fábrica y de su vida-estoy cansado de decirte que ¡no quiero verte!

Patricia: insisto en hablar contigo...

Samuel: pues que yo sepa no tenemos nada de qué hablar, así que, no me obligues a echarte como la última vez-se levantó y abrió la puerta para que saliera.

Patricia: ¡NO!-cerró la puerta de golpe-No confíes en esa mujer, te va hacer daño, estoy segura.

Samuel: fue hablar la más indicada del cuento-soltó una carcajada-¡deja a Andrea tranquila!-ella lo agarró por la solapas de la camisa y lo encaró.

DULCE AROMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora