Era jueves. Inevitablemente jueves. Habían pasado cinco días. Maldita sea, cinco días en los que ni siquiera nos dirigíamos la palabra. Cinco días en lo que todo lo que existió entre nosotros fueron miradas hirientes y hasta irónicas. No pensaba acercarme a él de ninguna forma, ya que mientras más lejos estuviera de mi, mejor sería para mi autocontrol, pero… si. Existía un pero. La jodida excepción que cambiaba toda la regla.
No quería que fuese de esa forma. Quería que se alejara de mí, pero que estuviese pendiente de mi. Por el contrario, no dejaba de flirtear con la perra de Savannah y de reírse con los imbéciles que tenía por amigos. Y me fastidiaba. Me fastidiaba sobremanera que hiciese como si nada hubiese sucedido, cuando me debía una disculpa por insultarme de esa forma en la madrugada de un sábado, solo por su borrachera y su ilógica suposición de que estaría con Drew. Era Drew, diablos. No iba a llevármelo a la cama así simplemente. Pero Harry no parecía comprenderlo, ni tener intención de hacerlo.
Así fue que decidí ignorarlo de forma olímpica, como él intentaba hacer conmigo. Al fin de cuentas, terminaría siendo beneficioso para mí, así que intenté restarle importancia, pese a que mi humor no era el mejor ese día. Me crucé con Jenn caminando hacia los vestuarios femeninos instalados en el instituto, su rostro nervioso e intrigado.
Sabía que había estado actuando de forma rara desde el martes, y May casi ni se aparecía con nosotras. Suponía que se habían peleado, y dejé en manos de la rubia el tiempo en el que ella me lo comentara. Tampoco iba a presionarla, porque no era mi estilo.
- Hey, Kate. -dijo, mientras terminaba de anudar sus zapatillas deportivas.
Levanté mi mirada, mientras colocaba una chomba apta para deportes, acomodándola sobre mi falda. La temperatura afuera era alta y el sol nos invadía entre medio del invierno frío y molesto que solía hacer en Holmes Chapel.
Decidí que era el día ideal para hacer alguna actividad diferente en el tiempo que nos lo permitiera el profesor, así que opté por el tenis. Jenn me había comentado que le agradaba y no tenía dificultad en el área, así que creí que era lo mejor. Me senté sobre un banco, volviendo a ajustar mis zapatillas, mientras la miraba para que continuara con su conversación pendiente.
- Tengo algo que decirte…
- Si, lo estaba esperando. -interrumpí, sonriéndole cálidamente.
- Es sobre… Harry. -espetó, sus manos entrelazándose en su regazo y jugueteando entre ellas, mientras se encontraba frente a mí en otro banco sentada.
- Ah, -musité, desinteresada como solía mostrarme frente a ella. Aunque en ese momento, mi interés estaba en su máxima expresión.- si, cuéntamenlo.
- También es sobre May. -comentó y mis ojos se abrieron levemente por la sorpresa. ¿Qué estaba sucediendo?- Harry estuvo con May en la fiesta del sábado. Se que te ha llamado esa misma noche. Ninguno de los dos me había comentado nada hasta que May lo hizo el martes, creo. -expresó, dudando de sus palabras levemente, el temor en su tono de voz.
Decir que me encontraba malditamente furiosa era ser sutil. ¿Qué demonios sucedía con él? Bien. Aceptaba que se follara a Savannah o incluso a una completa desconocida de esa jodida fiesta pero… ¿May? Eso era jugar sucio. No solo conmigo, sino con ella. Prácticamente se había enamorado de él y le resultaba casi imposible superar el hecho de que ya no se comportara de la misma forma con ella, o al menos de alguna forma distinta pero suficiente para calmarla. ¿Acaso no era incluso virgen? Si, lo era.
Harry Styles había cruzado la línea esta vez.
Disimulé mi cólera, mi descontento y mi sorpresa casi de forma profesional. Me sorprendió a mi misma mi capacidad de hacer que todo luciera perfecto cuando en realidad una revolución de venganza corría por mis venas. Ignoré todo comentario de Jennifer después de ese, restándole importancia, procediendo a correr y hacer la actividad física que el profesor nos indicaba, en el grupo en el que Harry y Jenn no estaba.
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All Over Again [Harry Styles]
Fanfiction❝The best way of keeping a secret is to pretend there isn't one.❞ —Margaret Atwood