Era sábado, 31 de marzo.
Podía recordar la fecha exactamente, porque fue el día en el que una etapa de pura agonía se cerró, sólo para empezar otra incluso más miserable de lo que esperaba.
Sólo me había llevado tres días. Un día en convencerme de que Juilliard era lo correcto y que era mi única solución. Dos días en llamar al asistente de mi padre cuando recibí una respuesta afirmativa por parte de la institución educativa de que termine mis estudios secundarios allí y luego me instalé en un complejo a su disposición. Y tres días, para la decisión más difícil: finalmente abandonar Inglaterra, con todo lo que eso implicaba.
Dejar no sólo la ciudad sino el país era saber que por algunos años de dedicación plena a mis estudios, no podría volver. No poder volver significaba no poder arreglar los daños con Nathalie, ni nadie de Bradford. Significaba romper mi promesa con Zayn de hablar luego de algunos meses sobre nuestros sentimientos. Eliminaba todas esperanzas de volver a ver a Louis y al menos cerrar nuestra historia con el final merecido. Me prohibía ver a Jenn y a May, igual que asistir al baile de promoción y el cierre del curso. Y sobre todo, me alejaba completamente de Harry, que era lo que realmente quería; pero no lo que necesitaba.
Sólo pensar que luego de ese día no sentiría más su presencia junto a la mía rompía un poco más mi corazón, si es que eso era incluso posible. Saber que jamás volvería a besarme, o jamás volveríamos a compartir un momento íntimo juntos me destrozaba. No poder ver sus ojos cristalinos luego de cada acto sexual, no sentir su corazón latir bajo mi oído rápidamente hasta pausarse y volverse continuo, no disfrutar del tacto de sus piernas enredadas con las mías, sus mágicas manos acariciando cada centímetro de mi piel haciéndome sentir hecha sólo para él, de un material más valioso que cualquier otro diamante en el mundo.
Extrañaría la forma en la que me besaba desprevenida, a escondidas, debajo de las sábanas, sobre ellas, en el baño, en la ducha, en la cocina, en la playa… extrañaría sus besos pasionales, los lentos, los dulces, los de consuelo, los que tenían sabor a reencuentro y a necesidad. Extrañaría cada vez que nuestras miradas se cruzaban y mi corazón se desbocaba, desesperado por aferrarse a él, desesperado por entregarse hasta puntos inimaginables sin importar que tan dura fuera la caída o la repercusión consiguiente. Extrañaría sus miradas de apreciación escondidas, la adoración que tenía por mí y el amor que había logrado que sintiera, pese a todo lo que había sucedido, pese a que no me creía capaz de volver a amar a alguien en toda mi vida.
Echaría de menos jugar con su cabello y la forma en la que él jugaba con el mío. Echaría de menos nuestros dedos entrelazados, cómo su mano gigantesca abrazaba la mía con fuerza, como si quisiera protegerla. Echaría de menos estar entre sus brazos, de la única manera en la que podía sentirme segura cuando parecía que todo a mi alrededor iba a derrumbarse. Echaría de menos todas sus conversaciones casi tan estúpidas e incoherentes como sus chistes, su buen gusto musical, su voz al cantar distraídamente en toda ocasión, y la fantástica forma que tenía de hacerme sonreír a todo momento.
Pero lo que más temía, no era llorar cada noche por extrañarlo, algo que era casi una certeza que sucedería; sino que temía que… me odiaria. Tenía miedo que Harry me odiara por abandonarlo, por no ser tan valiente como él es, por esconderme y huir como las últimas dos veces. Tenía miedo de cuánto dependía de él y de lo complicado que sería vivir sin él. Porque se había instalado debajo de mi piel, segundo a segundo, beso a beso, gesto a gesto, tatuándose en mi alma como imprescindible. Porque no podría jamás olvidar la forma en la que él me trató, y logró que volviera a la vida. Porque no sabía cómo iba a vivir, porque no sería vivir sin la vitalidad que él me entregaba cada día.
Porque no viviría; sino que sobreviviría cada día que estuviera sin él.
Respiré profundamente, evitando seguir pensando en ello. Tendría un largo vuelo de once horas para lamentarme por todo lo que había hecho, por más que sabía que era lo correcto para él. Harry merecía más. Merecía mucho más que el sufrimiento que yo iba a darle. Por más caprichoso que él puediera ser al respecto, no funcionaríamos. No seríamos capaz de superar las pruebas y yo, cuando termináramos, no sería capaz de recomponerme jamás.
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All Over Again [Harry Styles]
Fanfiction❝The best way of keeping a secret is to pretend there isn't one.❞ —Margaret Atwood