Capítulo 43.

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Caminábamos de la mano, sonriéndonos como idiotas; pero parecíamos dos niños jugando en medio de la calle. Harry parecía estar más animado de lo normal, empujándome levemente logrando que devuelva el gesto y así se genere un pequeño desafío.

El esfalto estaba completamente vacío de vehículos por los que podíamos caminar tranquilamente por allí y continuar con nuestro juego. Golpes, empujones y simplemente risas llenaban el espacio, mientras la luna parecía ser una espectadora protagonista de nuestra interacción.

Si me giraba, podía ver el mar a lo lejos y no encontraba una vista más increíble que la del satélite reflejado en el agua cristalina. Ideal. Esa era la palabra.

Me tomó por sorpresa mientras caminaba hacia atrás, levantándome y dejandome caer bruscamente, provocando que una risa exagerada se escape de mi garganta. Rió también y corrió para que no me vengara de él. Pero, lo hice. Segundos después, me encontraba aferrada a su espalda con mis piernas y mis brazos alrededor de su cuello, mi boca mordiendo su hombro de forma juguetona.

Se giró y me sonrió, tomando con firmeza la parte trasera de mis rodillas para sostenerme en mi lugar. Saltó, provocando que el efecto inevitable se replicara en mí y reímos, casi al unísono. Solo pensar que hacía un día estábamos odiándonos me hacía entender que nuestra relación era la más rara que jamás había tenido con algún otro chico.

- Aquí estamos. -canturreó, de forma juguetona.

- ¿Vas a bajarme? -pregunté, presionando mis labios sobre su cuello una sola vez, impulsandome hacia abajo.

- Quizás pueda entrar contigo de esta forma.

- ¡Harry! -exclamé, cuando se encaminó a la puerta del restaurante que parecía algo lujoso.- No me has dejado traer siquiera ropa, al menos dejame entrar con algo de elegancia.

- No lo creo. -musitó, negando levemente.- Así es más divertido.

Comenzaba a creer que mientras estaba en el baño había consumido algún tipo de sustancia tóxica. No podía estar proponiendo hacer el ridículo frente a tantas personas. Pero, no solo lo estaba proponiendo, sino que lo estaba haciendo. Harry estaba entrando al maldito restaurante conmigo aferrada a la totalidad de su cuerpo. Quise quejarme, pero eso haría que llamáramos la atención y no era lo que quería. Bastardo.

Para mi suerte, a la entrada, había un empleado que se encargaba de ubicar a las personas en las mesas. Petit Delight parecía casi repleto de personas, repleto de confort y algo de lujo. Harry me bajo cuando el hombre le habló, mientras sonreía divertido, algo agitado por nuestro pequeño trayecto infantil desde el hotel hasta allí. Tomó mi mano y me sonrojé, sin querer mirar directamente al señor que conversaba con él a los ojos, simplemente tímida ante el hecho de que Harry estaba llevándome a cenar a un lugar elegante, como probablemente no había hecho con ninguna otra persona.

- ¿Nombre de la reservación? -preguntó, educado.

- Anne. Precisamente… -miró su reloj.- para esta hora. Sólo para dos.

- Perfecto. -dijo, revisando su lista, y dedicándonos una sonrisa amable.- Por aquí. -expresó, mientras caminaba, esperando que lo siguiéramos.

Nos indicó nuestra mesa, retirándose luego de que Harry le agradeciera por ambos. Antes de que pudiera correr la silla, él lo hizo por mí, retirándola de la mesa con una expresión fingida de caballerismo. Le sonreí por lo idiota que estaba esa noche, divirtiéndome con lo infantil que a veces podía ser. Me senté, y le agradecí, Harry dando la vuelta a la mesa para colocarse en su lugar.

Estiró su mano sobre la mesa, colocándola encima de la mía que descansaba allí por casualidad. Sonreí. No pudimos iniciar una conversación que un mozo se acercó a nuestra mesa, presentándose y entregándonos una carta con el menú a cada uno. Harry no despegaba su mirada de la mía y eso me intimidaba aún más con la presencia de otra persona observándonos.

All Over Again [Harry Styles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora