Jueves. Otra aburrida semana en el instituto.
Aunque, de todas formas, no me podía quejar. Una semana luego de mi crisis emocional, fui al cine con Jenn y May. Realmente lo disfruté. Extrañaba estar con amigas, aquellas reuniones en las que todo era pura risa y donde los problemas se dejan de lado. Ellas eran tan abiertas conmigo y yo era tan… embustera. Ocultadora.
Hubo veces en las que me detuve a observarlas detenidamente; ellas si que eran dos mejores amigas de lo más unidas. Se apoyaban, se escuchaban, se querían y no eran un completo desastre. No podía objetar nada, de todas formas; Nathalie y Mandy, siempre fueron unas excelentes amigas conmigo, pero compartían el mismo hábito que yo, y eso no nos favorecía.
No las cambiaría. Solo que… me hubiera gustado no haber sido tan desastrosa. Se que ellas me hubieran aceptado fuese como fuese, y fue decisión mía ser todo lo que fui y hacer todo lo que hice.
No más pasado. Presente, presente, presente.
¿Y qué si las llamaba?
Desde que había encontrado ese chip, agendé a mi iPhone actual sus números; No supe bien por qué lo hice, pero fue un impulso y siempre es bueno seguirlos, a pesar de que los estuve reprimiendo duramente desde que llegué a Holmes Chapel.
Bien, las llamaría, esa tarde. Navidad estaba por llegar y junto con la fecha, el tiempo del perdón y la compasión. Hablaría con ellas luego de casi tres meses. Les pediría perdón y quizás… podría retomar el contacto. Sólo con ellas dos.
El timbre de fin del almuerzo había tocado, y tenía Educación Física y Deportes… Genial.
En realidad, me gustaba el deporte y la actividad física era uno de mis fuertes. Pero, la nueva Kate, no debe llamar la atención bajo ningún punto de vista y, siendo que las clases de deportes son mixtas -maldito instituto formalista-, debía mostrarme mala en ellos. En fin. No era difícil para mí. Simplemente, no debía hacer nada y dejar de batear la pelota en béisbol. Nada fuera de lo común.
El problema era -como siempre desde que había llegado a esa ciudad- Harry. Durante las últimas semanas, estuvo incluso aún más insufrible que las otras, agregándole un toque de seducción a sus bromas pesadas, cuando estábamos a solas. Anacrónicamente, lo había visto besuquearse con una rubia muy… como decirlo… poco voluptuosa, y extremadamente zorra, por cierto. Podría jurar que esa mujer se la pasaba encerrada en un gimnasio para mantener su figura en ese estado que ni siquiera era llamativo.
¿Alguna vez pensaste si vale la pena alguna operación de implantación de pechos? Por más gimnasio al que asistas como rutina, eso no cambia, ni aumenta.
Reí internamente por mi comentario. Ella era cruel con su alrededor. La muy cobarde se burlaba a las espaldas de todos y no era disimulada al respecto. Podría jurar que se había acostado con la mitad del grupo de amigos “populares” de Harry. Conocía las miradas que ella les disparaba cuando Harry no estaba presente. O la incomodidad en los almuerzos. En fin, no era de mi incumbencia. Harry podría hacer lo que quiera con su vida, mientras me dejara a mí tranquila.
Sabía, muy en el fondo, que podría tenerlo cuando quisiera.
Lo que mayormente detestaba de la clase de Deportes, era tener que vestirme lo más discreta posible. Mi ropa no era completamente cómoda, y siempre utilizaba algún sweater fino y amplio sobre mi camiseta con el fin de ocultar mi cuerpo. Lo que, obviamente, generaba burlas en la rubia-de-pocos-pechos, que según tenía entendido se llamaba Savannah.
No es que la odiara.
Su existencia solo perturbaba la mía y creía que su respiración estaba de más en este mundo.
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All Over Again [Harry Styles]
Fanfiction❝The best way of keeping a secret is to pretend there isn't one.❞ —Margaret Atwood