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La llegada del invierno se hacia cada ves mas inminente, las calles comenzaban a pintarse de una tenue capa de nieve blanca, anunciando que esas nevadas mortales tan temidas por los habitantes de la ciudad, estaban cada vez mas cerca. Las personas continuaban con sus actividades normales, tratando de ignorar las posibles consecuencias que las bajas temperaturas pudieran acarrearles.
Harry conducía animado, hacia aquel centro comercial, donde hacia varios meses atrás el y su ahora novio, habían pasado su primera tarde juntos como amigos. ¿Quien imaginaria el cambio tan drástico que sus vidas darían de ese día tan especial a la fecha? Sin duda, las vivencias mas hermosas de sus vidas habían sido obra de la casualidad.
Pero en esta ocasión, el asiento del copiloto de su mercedes, no era ocupado por el castaño que le robaba el aliento, en su lugar, un chico de ojos color chocolate, mirada inocente y sonrisa tierna acompañaba al rizado... Liam.
Harry había recordado una de sus primeras conversaciones con su chico, donde Louis le había comentado que amaba tocar el piano, y el casualmente había prometido regalarle uno. ¿Que mejor forma de concentró a su guapísimo novio que cumpliendo aquella promesa?
Y además ¿Quien podría ayudarlo mejor a no errar en su regalo, que el mejor amigo de su novio?
-¿Estas seguro de esto Harry?- pregunto por centésima vez Liam- A Lou no le gustan los regalos tan caros, una navidad le compre un CD edición especial de su banda favorita, quiso persuadirme para que le dijera cuanto había costado, pero como no lo hice, investigo el precio en internet... Y cuando lo supo ¡me hizo ir a regresarlo a la tienda!- El rizado estallo en carcajadas ante la anécdota de su amigo- ¡Hablo enserio!
-Te creo Liam, te creo, pero estas pasando un pequeño detalle por alto
-¿Que? - el castaño torció el gesto cómicamente
-Que Louis es mi novio, y me ama, no me puede decir que no
-No subestimes su amor Harry, es que ... ¿Un piano?
-Una vez me dijo que le gusta tocar ese instrumento, Liam, mi única misión en esta vida es verlo sonreír.
El chico de pupilas color chocolate asintió complacido con la respuesta del novio de su mejor amigo. Louis había sido un hermano para el, por casi toda su vida, había estado con el, en los bueno y malos momentos, y por esa razón, se encontraba completamente convencido de que Louis se había ganado a pulso encontrar a alguien que lo amara con la intensidad con la que Harry lo hacia.

-¿En que puedo ayudarte?- Pregunto con coquetería la chica que atendía aquella tienda de musica tan bien conocida por Liam y Louis, cuando ambos chicos se acercaron al mostrador a pedir información, sobre lo que habían ido a buscar, Harry río al percatarse de la forma en la que la pelirroja que atendía el lugar trataba de insinuarsele inútilmente, pues para el, el único ser merecedor de su atención tenia ya nombre y apellido. Louis Tomlinson.
-Bueno, quiero un piano... El mejor piano con el que cuentes
-¿Tocas el piano? Además de guapo talentoso- alago la chica guiñando un ojo al chico de rulos, Liam río bajito, y murmuro un "si supieras" que solo el fue capaz de escuchar
-No, no es para mi, es para mi novio
-¿Novio? - la pelirroja frunció el ceño, intentado creer que había escuchado mal.
-Si, mi novio, el chico que amo- El gesto de aquella bella chica, cambio drásticamente cuando Harry orgullosamente menciono a "su chico". Pero, cualquier pensamiento que estuviese pasando por la mente de aquella desconocida, lo tenia sin cuidado, jamás terminaría de entender a la sociedad, y su larga lista de prejuicios, destinados a herir a las personas del mismo sexo que se amaban, pero si la sociedad jamás cambiaría, entonces el tampoco intentaría hacerlo, amaba a Louis, mas que a su propia vida, y no tenia ninguna intención de ocultárselo al mundo.
El resto del tiempo que ambos chicos tuvieron que pasar en la tienda, fue mas que tedioso, dado que aquella linda chica que había comenzado a atenderlos, había sido suplantada por una malhumorada mujer, con el carácter digno de una solterona de 50 años, la cual su única compañía era un montón de gatos.
Liam trato de convencer un par de veces mas a su amigo de no comprar aquel costoso presente, pues sabia que Louis se molestaría muchísimo al enterarse de que su novio había gastado tanto dinero en el, pero no había poder humano sobre la tierra, que hiciera cambiar la decisión de Harry. Estaba completamente convencido, de que cualquier deseo que Louis tuviera, el haría lo posible por hacerlo realidad, no importaba si fuese estúpido o difícil, la vida de Harry ahora giraba alrededor de la felicidad de Louis. Un piano, un carro, un viaje a la luna, cualquier cosa, jamás seria suficiente para agradecerle a su chico por llenar su vida de amor y felicidad.
-¿Dónde enviaremos tu pedido?- pregunto de mala gana la chica, cuando por fin, Harry se había decidido por un hermoso piano negro, de la mejor marca, con algunos cientos de dólares en su precio.
-Bueno, creo que... - Después de meditar por algunos segundo, agrego- Avenida Wilder Brown, N. 633-B
-Harry, esa no es la dirección de la casa de Lou- Liam frunció el ceño, temiendo por que el novio de su mejor amigo hubiese olvidado un dato tan importante como ese.
-Lo se Liam, pero, se me acaba de ocurrir una forma mas... correcta de entregarle su pequeño regalo a mi chico.

How Did I Fall In Love With You?  (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora