Abre las ventanas que salgan los llantos, con sacos repletos de penas.
Abre la puerta, que llama... La esperanza y la ilusión dispuestas a ocupar tu corazón.
Vive en paz, que el odio no dicte guerras dañinas en tu conciencia.
Que la rabia no te marque con heridas imborrables.
Vive sabiendo perdonar, aprendiendo de tus errores, ofreciendo tus abrazos sinceros.
Sueña con largas noches acunando humildes palabras, versos que miman el desconsuelo del amigo, la tristeza del hermano y el dolor del ser angustiado.
Construye algo bonito, como el cálido susurro que ofrece cobijo, para aquéllos que se perdieron en la sinrazón.
Haz que tu mirada sea cercana, que no engañe, que no sepa mentir, que no sea de defraudar.
Vive para amar y ser amado, enamorate mil veces y un millón de días más, de la persona elegida por tu corazón.
Pinta la risa en tu rostro, busca tu felicidad y apadrina un sueño, forja un destino y no dejes escapar ni un suspiro del alma.
Escrito está el cielo, que aquel que ama, que ríe más que llora, aquel que sabe abrazar, que busca y encuentra su propia felicidad.
Aquellos que nunca se cansan de compartir, aquellos que escribieron con sus manos entrelazadas la palabra compromiso.
Escrito está, que ellos son los que de verdad viven, los que a la vida le dan sentido, le ofrecen color y el argumento para una vida plena.
Ahora vive y se feliz.