Escrito esta en los susurros de los malabaristas de amores, acróbatas de los celos, ellos que celosos del amor en volandas, se precipitaron al vacío sin red, al vacío que hay en los corazones que no aprendieron a amar.
Petulante la dama del desprecio, no mira, solo examina, grita al chivato viento del sur, que mis defectos son por amar, que mi dolor fue por querer.
Apreciado poemario, de páginas rasgadas y palabras desangradas, mortuorio es el destino de su prosa y su verso, apreciado diario que solo cuentas besos entregados, y nunca los que fueron despreciados.
Enriquece esta sopa de lágrimas y reproches... con despedidas y llantos, enriquece tu ego con un adiós doloroso, con un recuerdo breve de un amante vencido.
Viejo roble, de corteza curtida en batallas, de ramas cuentacuentos y hojas mentirosas en amores caducados, viejo roble deseoso de aguas cristalinas caídas del cielo, no desea lágrimas saladas y falsas, caídas de tus falsos tristes ojos, lágrimas que emparan raíces frágiles de sentimientos de cartón, raíces secas de besos sinceros.
A mi apreciado amor, yo le digo adiós, sin reproches y sin deudas, nos veremos en otra vida, y quizás yo sea el vencedor de esta triste guerra, y quizás tu me quieras de verdad.