Al día siguiente tenía pensando no asistir a la universidad y quedarme junto a kelly, pero el doctor Andres insistió en que fuera. Por más y rogué quedarme terminé llamando a la señora Fil para que así Kelly no esté sola cuando el Doctor Andres tenga que irse.
Llegué al aula quince munutos antes de la hora. Tocaba historia, pensé que tardaría más en encontrar el aula pero esta estaba cerca de la de matemáticas. Tomé asiento en la última fila y saqué el cuaderno de dibujos. Me propuse a terminar el de ayer pero es como si el mundo se negará.
Una Molly con una radiante sonrisa entró corriendo, se subió sobre una silla y luego se sentó en la mesa de esta.
-¡Hola! -Saluda con demasiado animo para mi gusto. -Te he traído algo, te encantará. -Dice sin siquiera dejarme responder. Busca entre su bolso y luego saca algo en un papel de regalo y lo dejo sobre mi mesa.
-Molly... ¿Qué es esto? -Pregunté mirándola raro.
-Es un regalo. -Respondió obvia. Le mire con cara de "¿no me digas? Por lo que ella continuó. -Te había dicho que escuché la mayor parte de la conversacion entre tú y HT. Tu condición es no ser reconocida, y con lo poco que te conozco estoy segura que no has pensando una mierda en como harás eso. Así que estuve pasando por el centro comercial y vi esto. -Tomó el paquete y lo abrió. -Negro, raro, y oculta a la perfección tu rostro.
-¿Un antifaz? -La pregunta salió de mis labios con más confusión de la necesaria.
-No, una chaqueta. -Respondió sarcástica. -Obvió es un antifaz. Con él nadie podra ver tu rostro y es lo bastante comodo como para que recibas golpes y no se te quite, tampoco dañará tu rostro.
Tomé el antifaz y pude sentir que era suave y como dijo ella: Comodo.
-¿Por qué lo haces?
-Eres lo mas cerca que he tenido como amiga. -Levanto el rostro hacia ella quién gira la vista a un punto fijo. -Mi vida no es igual a la de los demás, no fuí la tipica niña que creció rodeada de lujos ni que sus padres cuidaban con sus vida. Mi adolecencia nunca llegó porque me vi obligada a pasar esa etapa de crecer para pensar como una adulta. A una corta de edad de mi vida ya debía pensar como cualquier mujer. Tú me recuerdas a mi, por alguna razón. -Se puso de pies. -A veces no está de más tener una amiga. -El timbre sonó y Molly se alejó de mi mesa.
Me quedé sorprendida ante aquella declaración, lo menos que tenía en mente era que tendría aquella respuesta. Su rostro se había transformado en tristeza, sus ojos ya aguados por las lágrimas. Fue como si se trasladara a un pasado, un pasado del cual no le fue bien.
Busqué con la mirada a Molly y la vi sentada mirando por la ventana lejos de este mundo.
Volví mi vista al frente donde ya la mayoría habian llegado. Rene y Jeremy entraron haciendo payasadas y Alexander entró sonriendo, hasta que su mirada se cruzó con la mía.
No entendía que problema tenía conmigo. No entendía por qué la primera vez que lo vi mostró interés y luego fue tan frío. No entendía que pasaba por su cabeza como para odiarne de un momento a otro.
Rene fijó su vista en mi y luego lanzó un beso es mi dirección. Jeremy al notarlo me vio y sonrió. Y Alexander, él apartó su mirada de la mía.
Recosté la espalda del espaldar de la silla y volví a mirar hacia la puerta donde más estudiantes entraban. Entonces lo vi. Con aquel rostro neutro de emociones. Como lo ví por primera vez. Sin importarle el mundo, solo con aquella mirada sin expresión y aquella postura de seguridad. De un segundo a otro giró su rostro quedando este sobre mi. Inconscientemente me removí inquieta en mi lugar. No podía descifrar aquella mirada, si antes pensaba que la de Alexander era fría y tenebrosa de esta no sé que decir. Aquellos ojos oscuros me miraban sin verguenza, como si me conociera y no le agradara. Entonces recordé el día de ayer, su sonrisa, la escena de aquel hombre, su mirada de diversión. Todo era confuso en aquel momento. No entendía la razón de su mirada tan penetrante.
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Boxeadora Oculta
ActionElla debe ser fuerte, por ella, por las dos. Prohibida su copia y/o adaptación.