Capítulo 14.

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Respira, Alexia, respira. Toma aire, sueltalo y tranquilizate.

El bullicio de los demás cada vez aumentaba más y mis nervios por igual. Apenas llegué al lugar vi como una chica le rompia un brazo a su contrincante y ella levantaba los brazos victoriosa. No sentí pena, pero si duda. Que es peor.

Abrí la puerta entrando al camerino, caminé unos pasos hasta quedar frente a Alexander.

-Aquí estoy. -Susurré casi inaudible.

¿Quiero hacer esto? No, le prometí a Kelly nunca hacerlo y mírenme aquí.

-¿Por qué lo haces? -Su pregunta me tomó por sorpresa, pero aún así contesté.

-Porque es lo que hace cada boxeador ¿no? -Contesto con simpleza.

-¿Es por el dinero? Es más fácil que vender... -Antes de, mi mano se estalló en su mejilla con fuerza haciendo que su rostro se gire y su cara tomara un color carmesí.

-¡Vete al demonio, Alexander! -Grité tan fuerte que mi garganta ardió. Me di la vuelta tirando algo al suelo dispuesta a irme a otro lugar. Pero por alguna razón mi cuerpo giró y me escuché hablar con rapidez. -La unica persona que tengo en esta vida está luchando contra el cáncer y los malditos medicamentos van más allá de mi presupuesto. ¡Siete años! ¡Solo siete putos años y debe estar en un hospital! Me importa una gran mierda lo que digas, doy la vida por mi hermana. -Poco a poco la voz se me iba apagando, un nudo se formaba en mi garganta y las lágrimas intentaron salir. -Estoy dispuesta a todo con tal de verla sana. Así que por favor, Alexander, solo hagamos esto de una vez por todas. -Cuando supe que podría llorar me giré llevando mi vista a mi bolso debajo de mi. Con la cabeza baja me permití derramar una lágrima. Todos llegamos a un punto donde no podemos seguir aparentando ser aquella persona fuerte que dices ser. Sancando ese lado débil, derrumbándote por completo, haciéndote sentir miserable, y justo ahí es cuando sientes tu corazón cada vez más roto.

-¡Chicos! -El grito de Molly me hizo secar aquella lágrima y girar mi cuerpo hacía el frente. -Cinco minutos y debes salir por esa puerta y dar lo mejor de ti. Pero tenemos un problema. -Molly se veía ansiosa y a la vez preocupada. -Piden el nombre de la boxeadora para presentar, y no tienes uno. -Eso no lo había pensando antes.

Nos quedamos en silencio, escuchándose solo los gritos de los demás presenciando la pelea que es realizada allí fuera y los movimientos de los demás en el camerino.

-Alex, debes pensar que nom...

-Boxeadora Oculta. Solo eso. -La voz gruesa de Alexander cortó la fina de Molly. Yo le miré, Molly solo me miraba a mi.

La verdad es que me importa una mierda el maldito nombre, solo quiero hacer esto e irme lo más rápido posible.

-Alex...

-Así lo será, Molly. -Esta vez quién interrumpió su delicada voz  fuí yo. Ella asintió de acuerdo buscando algo dentro de su bolso.

-Bien, ya es hora. Ponte esto, nunca puedes olvidarlo. Iré a anunciarte con el réferi. -Puso en mis manos aquel antifaz que ella había elegido. Asentí con una movida de cabeza sin poder hacer más. Unos brazos me rodearon con fuerza. La cabeza de Molly se acomodó en mi hombro derecho, podía sentir su corazón martillar con fuerza mi pecho. -Suerte, mucha, mucha suerte. Por favor prométeme que no te pasará nada. -Su voz en susurros y su abrazo sin aflojar me daban la señal de que esto, es algo que hace mucho no había sentido más que por mi pequeña. Alguién más se está preocupando por mi. -Por favor.

-Lo prometo.

Sus brazos abandonaron mi cuerpo y por un segundo quise volver a sentirme relajada en aquel abrazo. Sonrió nostálgica y la vi salir del camerino.

Boxeadora OcultaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora