Capítulo 34.

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Leer nos llena de palabras, nos permite expresar ideas que jamás habíamos pensado que podríamos formular.

....

Corro tan rápido mis pies me lo permiten, mi respiración es pesada y entrecortada. El sudor se desliza por todo mi cuerpo y mis músculos duelen al tensarse cada vez más. Miro sobre mi hombro sin detener mis pasos, viendo así que siguen tras de mi. Vuelvo mi vista a la carretera y aumento la velocidad.

-¡Alexia! -Escucho a Alexander gritar y al momento veo una silueta a una distancia. La noche está muy oscura por lo que no logro ver bien. -¡Alexia! -Vuelve a gritar esta vez más fuerte.

-¡Alexander! -Grito sintiendo los pasos de quien me persigue cada vez mas cerca.

Cuando estoy cerca le veo con claridad y no tardo en lanzarme a sus brazos.

-Me persiguen. -Digo con pesar. Al no escuchar respuesta ni movimiento de él me separo buscando su rostro. Él mira tras de mi y da un paso atrás.

Me giro quedando de frente de dos de los hombres que me perseguian anteriormente. Mis nervios se alteran y me veo sin poder respirar.

-A-Alexander. -Digo con pesar. Uno de los hombres levanta su mano con un arma, por acto reflejo busco la mirada de Alexander. Pero él ya no está. Doy un paso atrás volviendo la vista al frente, justo antes de que escuche el sonido de una bala y luego mi cuerpo caer al suelo.

-¡Alexia! -Escucho que gritan mi nombre repetidamente sin embargo, es muy lejana. -¡Despierta!

Mis ojos se abren de golpe. Al momento no logro ver nada, hasta que todo se va aclarando. Siento mi cuerpo sacudirse y no es por nervio, no, yo estoy tratando de salir debajo de Alexander, quien sostiene mis brazos pegado a la cama tratando de detenerme.

-¡Mírame! -Mis movimiento se detienen de golpe, mas mi pecho se remueve con violencia a causa de los freneticos latidos de mi corazón. -Solo fue una pesadilla, estás bien, estás bien. -Siento el sudor bajar por mi frente y mis músculos tenso.

Una pesadilla.

-Una pesadilla. -Digo con la voz aguda. Lo repito en mi cabeza tratando de convencerme que solo fue eso, una pesadilla.

Alexander suelta mis brazos y tira de mi cuerpo hacia el suyo. No tardo en aferrame a su cuerpo con fuerza pegando mi rostro de su pecho. Aprieta sus manos en mi cuerpo en forma de protección y yo agradezco aquello en silencio.

-Solo fue una pesadilla. Todo está bien. -Dice con la voz suave. Su mano realiza un vaivén en mi cabello logrando así que mis músculos se relajen. Aspiro su aroma flojando el agarre en su cuerpo. Alexander despega el cuerpo del mío cosa que no agradecí. Acomoda mechones de mi cabello detrás de mi oreja y sonríe con aquella sonrisa que calma hasta al mas alterado. -¿Estás bien?

-Lo estoy. -Afirmo tomando aire. No dice nada, sonríe sin mostrar los dientes. Desvío la mirada a la pared bajando un pies de la cama. -Era tan... real. Y-Yo..

-Hey, mírame. -Toma mi rostro haciendo que le mire. -Estás aquí y todo está bien, no te pasará nada. -Asiento despacio. Aclaro mi garganta y froto mis ojos con el dorso de mi mano. Al mirar por la ventana me percato de que está casi claro, lo que me indica que a de estar por salir el sol.

-¿Qué hora es? -Inquiero tomando mi mano derecha e ir dándole un masaje a causa de un pequeño calambre.

-5:47am. -Responde mirando sobre la mesa de noche. -No querrás dormir una hora mas ¿cierto?

-No, debo estar en en el club dentro de poco. -Respondo dejando libre mi mano. Al sentir la mirada de Alexander sobre mi, elevo mi rostro que desde ya estaba fruncido. -¿Qué ocurre? -En respuesta el sonríe.

Boxeadora OcultaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora