Capítulo 31.

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"Leer es vivir dos veces".
Antonio Gamoneda

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Pego el rostro del volante luego de estacionar el carro. Saco el teléfono celular y deslizó mi dedo por la pantalla de este hasta desbloquearlo dejando ver dos llamadas perdidas de Fil, tres de Alexander y un mensaje de texto el cual no revisé. Le doy a marcar al primero y llevo el aparato a mi oído en espera de que conteste.

-¿Si? -Hago un tic tac con mí dedo en el aparato que me resulta irritante para mis oídos, sin embargo, no dejo de hacerlo.

-Fil.

-Cariño, ¿estás bien?

-Lamento mucho no ir por usted. -Aclaro mi garganta al notar que mi voz es baja y débil.

-Tranquila cielo. Heston, mi nieto a ido por mi. Inmediatamente fuí a ver a Kelly, de hecho, estoy con ella en casa de tu hermano. Tienes mucho que decirme señorita. -Noto como al final su voz se vuelve sería y por raro que parezca una pequeña sonrisa se dibuja en mi rostro.

-¿Es Alexia? -Una tercera voz se hace presente, la cual conozco a la perfección. Escucho unos movimiento y cuando pensé y había colgado, la voz de Alexander se hace presente nuevamente. -¿Cómo estás? ¿Qué carajo pasa? ¿Por qué no contestas mis llamadas? Joder Alexia me quedaré sin pelos.

-Lo siento... estoy bien.

-No, claro que no lo estás. Tiene que ver con ella, ¿no es así? A venido desesperada buscando...

-¿Ha visto a Kelly? -Levanto el rostro del volante sintiendo todo mi pulso quemar dentro de mi.

-¡No! -Relajo los músculos, pero de igual manera lo siento. -No lo he permitido.

Pego la cabeza del asiento tapando mi rostro con mi mano libre. El silencio reina por largos segundos o quizás minutos en lo que solo nuestra respiraciones es el único ruido.

-Sé que nadie más como tú sabe como a de sentirte en estos momentos. Si solo fuera esto pero todo te a dado de lleno y admiro que aun estés de pies. Sé que estás llevando una vida miserable y que luchas por cambiarlo. Quizás esto es demasiado para ti, pero quiero que sepas que cuentas conmigo siempre. No estuve por muchos años, por favor, no me excluya ahora que te tengo, que nos tenemos. Si tenemos que luchar lo haremos juntos. Yo nunca Soltaré tu mano. -Sostengo con fuerza el aparato en mi mano, sintiendo todo dentro de mi como si una ola me arrastrara. -Lo prometo. -Finaliza en tono bajo. Escucho unos pasos golpear el piso y luego a Alexander soltar una risilla.

-¿Es Alex? -Olvido todo lo anterior y relajo mis músculos sintiéndome de a poco más aliviada.

-Pequeña. -Suelto bajo.

-¡Alex! -Despego el aparato unos segundos de mi, dibujandose en mi rostro una sonrisa.

A poco y quedo sorda.

-¿Cómo estás, cielo?

-Bien, ¿has visto? Fil volvió.

-Yo también estoy bien, Kell. -Bromeo desconectando la llave del auto.

-Hmm. -Doy todo a que esta toda roja ya.

-Es broma. -Amplio aun más mi sonrisa abriendo la puerta del auto. -En unos minutos estaré allá, ¿vale?

-¡Si... Auh! -Escucho unas risas a fondo luego de otro quejido.

-¿Kell?

-A saltado y se a caído. -Dice Alexander otra vez en la línea.

-Kelly. -Vuelvo a sonreír saliendo ya del auto yendo hacia la puerta. Escucho unas llantas quemar el asfalto y luego los motores rugir con fuerza. -Busco algo en casa y enseguida estaré allá. -Digo buscando las llaves en mis bolsillos.

Boxeadora OcultaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora