capítulo 28.

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Bajo del autobús recibiendo la fría brisa azotar mi cuerpo. Entro las manos en los bolsillo del abrigo y camino por la acera hasta llegar a las puertas grandes del club, con un asentimiento de cabeza saludo a los hombres altos de siempre y entro al lugar. Saco las manos de los bolsillos al sentir la calidez del lugar, camino haciendo memoria hacia el despacho de Cameron y poco después veo la puerta marrón. Sin tocar, abro de esta haciendo que las voces paren y los dos presentes centren su mirada sobre mi.

-¿Tienes si quieras algo de educación? -Anclo la mirada sobre él con el rostro sin expresión.

-Vete al diablo, Simón. -Espeto sin humor.

-¿Nos vamos juntos, preciosa? -Le doy una ultima mirada antes de mirar el cuadro detrás de él. ¿Por que malditamente tiene que ser tan parecido a Brian?

-¿Quieren calmarse? Estamos aquí por algo. -Azoto la puerta detrás de mi y entro dejándome caer en el sillón frente al escritorio de Cameron.

-Dígaselo a la miérda que tiene de hija. -Espeto molesta.

-Me parece que te has equivocado, niña sin educación. -Cruzo los brazos sobre mi pecho y giro mi cuerpo para poder tener mejor vista hacia él.

-No lo creo, conozco la diferencia entre hijo e hija. -Ruedo los ojos al verle la cara de confución y vuelvo a girar mi cuerpo al frente. -Marica. -Farfullo entre dientes, pero suficientemente alto como para que escuche.

-¿Me has llamado marica? -Espeta con indignación.

-Seras tonto. -Farfullo con cansancio.

-¿Me has llamado mari...

-Joder, si, te he llamado marica. He dicho que eres un puto maricón. -Le cayo girando mi rostro y dándole una corta mirada. Abrió la boca para replicar algo pero la voz de Cameron le detuvo.

-Están actuando como una pareja de esposos, ¿quieren cerrar la maldita boca y escucharme? -Bufo restándole importancia acomodando mi trasero en el sillón.

-Me llamó marica.

-Maricón. -Corrijo levantando un dedo ganandome así una mala mirada de él.

-Y te estás comportando como tal. -Gruñe su padre con frustración. -Cierra la boca, imbécil.

Sonrió de medio lado cuando le veo hacer caso y dándome una mala mirada, girarse y subir sus pies sobre una mesa.

-Habla Cameron, no tengo todo el día para ti. -El mencionado aparta la mirada de su hijo para posarla sobre mi y entrelazar sus dedos sobre la mesa.

-Sabes que en cuatro días debes viajar a Colombia y...

-¿Y por qué mierda estas hablando esto frente a él? -Bramo señalando al imbécil que rueda los ojos mientras saca un cigarro.

-Él ya lo sabe...

-¿Él ya lo sabe? -Repito irónica con la voz alterada, haciendo así que Cameron se frote la cien. -Teniamos un maldito trato, en el que yo trabajaría para ti sin que nadie se enterara.

-Era necesario, Simón no dirá nada... Eso dalo por hecho. -Miró de reojo a su hijo advirtiéndole con la mirada.

-No me fío de ese imbécil. -Gruño.

-Pues empieza a hacerlo, porque este imbécil es con quién irás a Colombia. -Al escuchar aquello giro el rostro hacia él y luego hacia Cameron.

-¿¡Ire con él a Colombia!?

-Como lo oyes...

-¡Cierra la boca, imbécil! -El grito de Cameron y mío lograron nuestra petición, haciendo que Simon se caye simulando un siper en los labios.

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