Capítulo 40.

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La lectura es el viaje de los que no pueden tomar el tren. -Francis de Croisset

....

Los golpes en la puerta son los causantes de que despierte de aquel sueño. Abro los ojos y parpadeo repetidas veces hasta poder mirar con claridad.

Giro mi cuerpo al un repentino pensamiento invadir mi cabeza. Notando así la cama vacía.

En la mesa de noche logro ver una bandeja de comida y a su lado una pequeña nota. Tomo de esta en mis dedos apartando las sabanas de mi cuerpo y bajando mis pies hasta el suelo.

Cuando despiertes estaré haciendo algo fuera. Desayuna y relaja tu cuerpo para el día de hoy. Te veo más tarde.

Y lo siguiente es algo en letras rusa que como es obvio, no entiendo nada.

Lo que me lleva a la urgencia necesidad de querer aprender este idioma.

Levanto el rostro a la puerta al escuchar los golpes nuevamente.

Dejo la nota donde estaba y levanto mi trasero de la cama yendo con pasos lentos hacia la puerta. Al abrirla, dos pares de rostros conocidos sonríen para mi.

-Pensé y nunca abrirías. -Dirijo mi rostro a la mesa, específicamente al reloj que marca las 7:09.

-La gente normal duerme. -Me hago a un lado dejándoles pasar. A lo que entran seguido de darme un abrazo alborotando aun más mi cabello.

-Estuviste increíble. -Sonrío hacia Jeremy y camino detras de él, quién va detrás de Rene. Este último se tiró en la cama y tomó la bandeja de desayuno, comiendo de este sin tardar.

-Que buen sazón tienen estos colombianos. -Gime masticando el alimento. Jeremy le quita la bandeja y es quién comienza a comer ahora.

-Pensé no llegarían. -Digo rodeando la cama y yendo a la mesa de noche donde descansa mi lapto. Tomo esta y la enciendo.

-No podría perderme una pelea más de mi chica.

-A mi hermano no le gustaría oír eso. -Los tres giramos el rostro a la puerta. Donde Simón yace recostado de esta con una sonrisa en sus labios.

-¿Y este marica qué quiere? -Gruñe Jeremy dejando la bandeja en las piernas de Rene.

-Yo que tú cuidaría ese vocabulario si quieres terminar esta noche sin un agujero en tu camisa. -La calma con la que dijo aquello fue tan poco real, que tuve que pellizcar mi brazo y comprobar y si es real.

Jeremy se puso de pies con fingida calma y avanzando hasta él le reto con la mirada.

-¿Qué tan bueno serías sin tus almas? ¿Alguna vez has sido lo suficientemente hombre de pelear cómo tal?

-¿Quiéres comprobarlo?

Ah no.

Aparto la lapto de mis piernas y rodeo nuevamente la cama hasta llegar donde ambos chicos se miran retante esperando y uno haga su movimiento.

-Jeremy, basta. -Pongo mi mano en su pecho tirando de él un paso detrás. -¿Qué quieres Simón? -Desvío la mirada a este.

Simón le sostiene la mirada a Jeremy por unos segundos, para luego bajar la vista y estirar sus labios en una sonrisa hacía mi.

-No sabía y tenías perros guardianes.

-Y no te imaginas como muerden. -Vocifera Rene desde la cama tomando una copa con liquido naranja y dando un sorbo sin siquiera voltear a mirar.

-Simon. -Gruño cuando este abrió la boca para decir algo. -Habla ya.

-Mi padre te quiere en el lugar de entrenamiento en media hora. -Señala volviendo su vista a mi. Su sonrisa aparece y acercando su rostro a mi dice: -Sale uno y entran dos. Espero llegue mi turno. -Hago mis manos puños, sin embargo me las arreglo para no hacer lo que quiero hacer. Sonrío y pongo un dedo en su pecho.

Boxeadora OcultaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora