Capítulo 19.

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Cuanto mas creemos en la imposibilidad del fracaso, mas probable es que sobrevenga... Trata de pensar la vida como un torneo en varias rondas. En cada ronda, vas a fallar un número de veces, mayor al principio y menos, conforme tus ideas se vayan conociendo y comprendiendo. En la primera ronda vas a perder 9 veces de cada 10. Por tanto, vas a fallar muchos intentos al principio e irás acertando de manera paulatina cada vez más. Trata de no confundir una ronda con el torneo entero... y mientras pasas rondas disfruta con ellas comprendiendo el fracaso como el principio del conocimiento.

Esas palabras la escuché decir una vez a alguién. No entendía que quería decir hasta que la vida me fue azotando golpes tras golpes.

Cerré la puerta del casillero luego de dejar mis guantes de boxeo dentro y empecé a caminar fuera del gimnasio.

-Hasta luego, Alexia. -Le di un asentimiento de cabeza a Beth y continúe fuera. Subí al coche poniendo marcha a este.

Si, Beth, ya no es Alexander.

¿A él? A él no le veo desde la última vez que salió de aquella casa tan pronto como una bala, luego de escuchar todo lo que tenía que decir balbuceó algunas cosas inentendible para luego salir corriendo e irse en su coche. Cuando volví aquí hace dos semanas no lo vi, luego HT dijo que lo envió a colombia por un supuesto campeonato. Así fue como me asignaron un nuevo entrenador hasta que Alexander vuelva.

Un hermano, ¿quién lo diría? Un hermano que preferiría cualquier cosa menos compartir sangre conmigo.

Mi cabeza es un desastre. Ya no recuerdo cuando fue la última vez que dormí toda una noche sin tener que torturarme la cabeza.

Bajé del auto y comencé a caminar dentro del hospital. Subí al ascensor pulsando el botón. Esperé hasta que las puertas abrieron dejando ver el solitario pasillo.

Caminé por este hasta quedar frente a la puerta. Estuve por abrir cuando unas voces para nada de Fil se escuchaban dentro. Acerqué más mi rostro a la puerta para poder escuchar mejor, pero solo eran murmullos para mi. Tomando el mango de la puerta abrí de esta de pal en pal y...

¡Santa mierda!

-¡Alex! Mira quién está aquí. -Gritó con demasiada alegría Kelly al verme entrar.

La pequeña Lucy acostada junto a Kelly en la camilla mientras juegan con algo sobre ellas. Y como sabran, es una niña de ocho años, por lo tanto no llegaría hasta aquí sola.

Brian estaba recostado de la pared con las manos en los bolsillos y su rostro tan sereno, como siempre.

-Hola. -Dije. Caminé unos cinco pasos hasta quedar frente a la camilla. Me puse de cuchilla besando la frente de Kelly seguido de una sonrisa. -¿Todo bien?

-Si, Fil fue a tomar un café y Lucy y yo la hemos pasado jugando. Hace poquito una chica vino y revisó eso que cuelga ahí y Brian me preguntaba por ti. -Relató como si estuviera exponiendo. Me giré hacía Lucy y le sonreí a lo que ella respondió igual.

Me levanté entrando las manos en los bolsillos por igual. Giré sobre mis talones quedando de frente él.

-¿Dónde estabas? -¿Saben cuál fue mi reacción? ¡Exacto! Tanto la sorpresa como la confusión inundaron mi rostro y es que ¿qué dónde estaba? ¿Desde cuándo le doy cuenta de dónde voy?

-Trabajando. -Contesté sacando mi celular y dejandolo sobre la mesa junto a mis llaves.

-No creo que estuvieras en la heladería. -Su contesta me dejó aturdida por un momento. Levanté el rostro de la mesa mirandolo con sospecha.

-No recuerdo haberte dicho donde trabajaba. -Él pareció notar lo que dije y por ende, en lo que dijo él dado a que apartó la mirada hacía donde las niñas jugaban ajenas de todo lo demas.

Boxeadora OcultaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora