Capítulo 14

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La luz del sol entro de lleno en la habitación una vez abiertas las cortinas, aunque lo que realmente la despertó fue el húmedo y apasionado beso que, en su mente, provenía de un rubio y romántico príncipe azul.

- Bri será mejor que despiertes –dijo una voz a lo lejos— mi perro te está lamiendo toda la cara

Abrió los ojos de par en par y lo primero que vio fue a Francis disfrutando del sabor que tenían sus mejillas, que al parecer era bastante bueno pues el can se negaba a abandonar su tarea.

- ¡No! ¡No soy comestible perro! –grito sentándose en la cama y sintiendo al instante un terrible dolor en el cerebro

- Si vas a vomitar, que sea en el baño –pidió Marinette recorriendo el cuarto mientras terminaba de arreglarse

- Mi cabeza –se quejó— ¿Qué hora es?

- Porque no miras en tu reloj –invito con una sonrisa

- Qué carajo yo no tengo ningún... a caray –miro su muñeca y al instante quedo intrigada— ¿Por qué tengo un reloj dibujado en la mano?

- Tú te la rayaste anoche –confeso riendo mientras le mostraba el marcador permanente que había encontrado tirado en el piso

- ¿Por qué haría algo asi? –pregunto comenzando a recordar vagamente el origen del asunto

- Porque estás loca

- ¡Tenía que contar hasta 60! –grito— ¡Albert estaba aquí y yo debía contar hasta 60 para echarlo!... pero me dormí –finalizo terminando de analizar su ultimo recuerdo

- Exacto. Luego yo tuve que luchar contigo para colocarte una pijama y hacer que dejaras de gritar la hora cada veinte segundos –informo la azabache algo resentida por la noche que tuvo que pasar— ...y su nombre es Adrien

- Oh... pero si vemos el lado positivo, esto me quedo bastante bien –comento alzando la muñeca como si la presentara en sociedad— hasta le dibuje diamantes... de seguro debió costarme una fortuna

- No es real Bri –le recordó Marinette mientras su amiga intentaba sosamente salir del enredo de sabanas en el que estaba envuelta— te traeré unas aspirinas

Eran las diez de la mañana de un reluciente sábado que prometía un relajante sol casi veraniego, aunque para la azabache no significaba relajo alguno pues tenía por delante 48 horas para organizar desde cero una fiesta de compromiso que debía salir a la perfección. Se colocó unos vaqueros negros, una camiseta ajustada manga corta color gris y sus inseparables converses pues la comodidad primaria para enfrentar esa avalancha de preparativos que tenía por delante

- Definitivamente matare a Alix después de celebrar –se dijo a si misma mientras daba de comer a Francis y Bridgette se arrastraba como podía hasta a cocina

- Jamás beberé otra vez

- Claro que si –aseguro riendo con sarcasmo y dejando frente a ella un gran vaso de agua con dos analgésicos— Ten, debo irme pronto

- ¿Dónde vas? –pregunto llevándose las pastillas a la boca— ¡¿No me digas que saldrás con Albert?!

- ¡Que se llama Adrien! –bufo— Y no. Iré a casa de un amigo para organizar la fiesta de compromiso de Alix –informo metiendo unas cuantas galletas en su bolso

- ¿Alix? ¿la bailarina?

- Esa es Alya –explico— Alix patina

- Ah –se limitó a decir Bridgette haciendo en su mente algún esquema o mapa conceptual que le permitiera recordarlo en el futuro

¿Por qué no puedo dejarte ir? MLB 2° temporada COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora