Capítulo 43

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Las notas suaves de la música que salían de la gran carpa comenzaban a desaparecer a medida que avanzaba caminando en la oscuridad, sin ningún lugar específico a donde ir en medio de ese gran prado interminable rodeado de árboles.

La soledad le sentó bien después de verse rodeada de tanta gente y finalmente encontró un pequeño pabellón de madera blanco medianamente iluminado y decorado con flores, donde pudo sentarse en tranquilidad para respirar la brisa fresca, con la música convertida ahora en un tenue y agradable sonido de fondo.

Se quedó ahí sentada intentando entender todo lo que acababa de oír, pensando que definitivamente este no era el plan.

Escuchar a Adrien susurrarle a su boca esas palabras que la estremecieron de pies a cabeza, esas palabras con las que soñó en más de una ocasión y que en el peor de los momentos dolían con locura, no hicieron más que acrecentar esa sensación de culpa que la carcomía desde el preciso instante en que dejo París. Desde el preciso instante en el que confió en sus inseguridades y lo dejo a él, a merced del mismo dolor que ella sentía.

- Definitivamente este no era el plan –repitió para sí misma

El plan era entrar y salir sin dejar rastro, para luego volver a Nueva York donde estaba comprobado que la vida era más fácil, aunque más triste, pensaba ella sumida en ese tierno eco donde las voces de la multitud ya no se escuchaban. Excepto una que rompió de pronto con esa tranquilidad.

- Toc, toc –dijo con timidez como tanteando el terreno

- Hola Bri

- ¿Puedo? –pregunto señalando el asiento junto a ella

- Claro

Marinette se quedó en silencio mirando fijamente sus zapatos de tacón alto, como sintiendo una pesada carga, esperando que la chica le dijera de una vez por todas a que venía esta inesperada aparición.

- Supe que eres todo un éxito en Nueva York –soltó tratando de romper el hielo— felicidades

- Gracias

- Siempre lo supe Pipinette. Siempre supe que tenías mucho talento

Hace tiempo no escuchaba ese ridículo sobrenombre que en su tiempo de amigas se había hecho muy popular, y no fue hasta ese momento en que sintió que la extraño un poquito. Como si constantemente estuviese añorando mejores días y de ahí viniera todo su cansancio.

- No puedo creer que aun sigas con eso –le dijo esbozando una leve sonrisa— ¿Apropósito como esta Sherlock?

- ¿Mi gato? De maravilla –contesto con más seguridad— luego de mucho tiempo aprendió a usar la caja de arena

- Me alegra

Ambas soltaron una risilla y se dejaron caer en el respaldo del banquillo en el que estaban sentadas, decidiendo que ya era tiempo de entrar en la conversación real.

- Escucha Marinette, lo siento muchísimo –comenzó diciendo Bridgette— todo esto fue mi culpa

- No, Bri. No tienes por qué disculparte –la interrumpió ella— nunca debí dudar así de ti.

- Pero...

- Supongo que no fue hasta que te vi con Félix que me convencí de que su relación en realidad estaba pasando –continuo diciendo mientras seguían mirando fijamente el suelo— soy yo quien debe disculparse

¿Por qué no puedo dejarte ir? MLB 2° temporada COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora