Capítulo 23

1.7K 132 34
                                    



- Pss... Hey Marinette... ¡Marinette!

- ¡¿Qué?! ¡40 metros! –grito la azabache irguiéndose en su silla a la velocidad de la luz jurando por lo más sagrado que estaba en la tienda comprando tela.

- Señorita Dupain –comento el profesor ante su interrupción— Cuéntenos. El estilo retro trazado a finales de los años 70 se extinguió debido a... ¿40 metros? ¿40 metro de qué?

- Amm pues... 40 metros de... –ahora si estaba en problemas

- 40 metros de la tela más horrorosa sobre la faz de la tierra –respondió rápido Claude en clara búsqueda de su absolución— el otro día en Courtot vi una tela color verde de lo más horripilante, me dieron ganas de decorarla con mi propio vomito.

La clase estallo en carcajadas y Monsieur Marchant no tuvo más remedio que unirse al coro de risas pues no era alguien que no disfrutara de algo así. Sin embargo tampoco era alguien que pasara por alto el hecho de que una alumna suya estuviera durmiendo en su clase.

- Usted y yo conversaremos luego. Le ruego espere en la oficina de Madame Bourdieu al finalizar la clase.

La azabache se había ganado otra reprimenda y con justa razón. Era la cuarta en lo que iba de la semana a pesar de ser recién miércoles pues su trabajo como la heroína, de una ciudad en medio de la peor tormenta vista en años, la tenía exhausta desde hacía varios días. Si no era por llegar tarde u olvidar algún trabajo le llegaba el reclamo por dormir durante las clases, y es que era algo que no podía evitar pues entre ella y Chat Noir se habían visto en la obligación de recorrer parís unas doscientas veces tan solo en esa semana.

- ¿Qué rayos te pasa? –pregunto Annette una vez finalizada la clase— Intente despertarte con bolitas de papel como siempre, pero después de la numero quince no me quedo más remedio que hablarte

- Lo siento, estoy muy cansada. Ha sido una semana agotadora –se defendió ella sacudiéndose el pelo donde habían ido dar dichas bolitas

- ¿semana agostadora? Apenas y es miércoles –comento Claude llegando a la carrera mientras salían del salón— además nos dieron libre el día de ayer por la tormenta

- Lo sé, lo sé. Solo no he descansado bien, es todo

- ¿Por qué no vienes a mi casa esta tarde? Podemos comer algo, descansar, ver alguna película –la animo Ann intentando hacer que su amiga no se durmiera caminando

- Hoy no puedo, tengo que recorrer la ciudad –se excusó ella frotándose las sienes en un gesto de desesperación enclaustrada

- ¿Recorrer la ciudad? ¿Para qué?

- Pues por la tor... tortilla. La tortilla de queso. De. Mi. Madre –dijo volviéndose consiente de que una ciudadana cualquiera no sale a recorrer la ciudad durante una "tormenta"— iré a ver a mi madre mas tarde

- Ahh, bien podemos dejarlo para otro día –concluyo Claude bajando los hombros mientras los tres llegaban fuera de la oficina de la directora— que tengas suerte, aquí dentro no puedo salvarte el pellejo

- Si, gracias por eso por cierto. Los veo luego

Lo último que necesitaba era a Madame Bourdieu regañándola por cosas como esas. Pero dado que había razones más que suficientes para que estuviera ahí, decidió tomar aire y aguantar el tiro como diera lugar.

Toco dos veces y la secretaria la hizo pasar ante la atenta mirada de su profesor, quien parecía estaba precisamente esperando a que llegara.

- Señorita Dupain-Cheng, por favor pase a mi oficina. No contamos con mucho tiempo puesto que tenemos a más personas requiriendo su presencia –dijo solemne dejándola en la duda sobre quien más la reprendería aquel día.

¿Por qué no puedo dejarte ir? MLB 2° temporada COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora