¿Por qué no puedo dejarte ir? MLB 2° temporada COMPLETA

Capítulo 46

Definitivamente era de noche. Eso era lo único de lo que estaba seguro ya que mirar a Marinette llorar hacia que perdiera la conciencia de todo a su alrededor. Más aun considerando el terrible pánico que lo inundaba al no tener idea de lo que estaba hablando.

- Princesa ¿Qué sucede? –le pregunto queriendo acercarse pero siendo detenido de nuevo— ¿Perdonarte? ¿Qué es lo que debo perdonarte?

Desconocía por completo que ella ya lo sabía todo, por supuesto, y ante eso se empezaron a desplegar en su cabeza los escenarios más extraños luego de que llegaran a su apartamento a la carrera. Huyendo de helicópteros y reporteros que no les permitían ese momento a solas que tanto necesitaban pues la noticia de que la heroína había vuelto a París tenía a todos vueltos locos con el fin de lograr la exclusiva. Y así no tuvieron más opción aguardar hasta estar seguros de que nadie los veía para llegar a casa de Adrien y quitarse la transformación.

- Iré adentro con Plagg –le dijo Tikki instándola a ser valiente

- ¿Qué? P-pero yo quiero escuchar –reclamo el Kwami siendo empujado hasta la cocina

- Cállate y sígueme. Ellos necesitan privacidad.

Adrien aún no podía creer que la tuviera ahí frente a él. Y a tal llegaba su impresión que ni siquiera reparo en el detalle del viaje que tenía planeado con Sébastien para el día siguiente. Viaje que no tendría razón de ser si la diseñadora a que pretendían buscar en el desfile estaba precisamente en su casa.

- Marinette ¿Puedes decirme que rayos pasó? Ya estas asustan...

- Ya lo sé todo –soltó de repente obligándose a conservar la compostura mientras al rubio se le paraba el corazón

- ¿Todo?

- Sí, todo.

- ¿Todo, todo?

- ¡Pues eso espero! –exclamo elevando los brazos al cielo— Alya me lo dijo

- Mierda...

- Me dijo porque te fuiste a estudiar diseño a Londres –explico cruzándose de brazos— me conto la verdadera razón, porque si por ti fuera seguiría creyendo en puras mentiras

- Escucha, primero que nada déjame decirte que no te lo conté porque creí que no me dejarías hacerlo

- ¡Pero claro que no te dejaría hacerlo! –exclamo recordando al fin porque estaba tan enfadada— ¡¿Cómo pudiste aceptar algo así?!

- ¡¿Y qué opción tenía?! –grito él sorprendido y sulfurado— Gabriel te habría hundido antes de iniciar tu carrera, jamás habrías sido diseñadora y nunca nos habrían dejado en paz, ¡¿Qué no entiendes?!

- ¡Lo único que entiendo es que no debiste! –gritar parecía sanador en un momento como ese, y ambos parecían saberlo— ¡No debiste, no debiste!

Se acercó a él y comenzó a golpear su pecho con desesperación, una y otra vez, notando como las lágrimas volvían a caer en masa por sus mejillas mientras Adrien se armaba de paciencia para poder hacerle entender algo de suma importancia para él, y que de seguro no compartiría pues su visión del problema distaba mucho de la suya.

- Escúchame –le ordeno completamente molesto— no me importa lo que pienses, hice lo que tenía que hacer para que fueras feliz y no me arrepentiré ni un jodido día de mi vida

Atrapo firmemente sus muñecas para que se tranquilizara de una vez y dejara de golpearlo, no porque le doliera, puesto que sus patéticos empujones ni siquiera lograban moverlo de su lugar, sino para obligarla a que lo mirase a los ojos.