Aparco lentamente su flamante Volvo a las afueras del edificio en el que había estado ayer. Ahora que conocía el camino no le había costado gran trabajo dar con el lugar y por lo mismo, al ver la hora en su teléfono, se sorprendió de que recién fueran las 7:45.
- ¿Por qué vine tan temprano? –le pregunto Félix a la nada en la soledad de su auto.
No quería admitir que entrada la hora de arreglarse para su cita comenzó a ponerse algo nervioso, y ahora, estando tan cerca, las ansias se revolcaban en su interior como si estuviera embarazado de perritos hiperactivos.
- Rayos. Ya basta, estas comportándote como un estúpido –se regañó apretando fuerte el volante— eres Félix Agreste. No le temes a nada. Ni menos aun a las mujeres.
Comenzó a recordar todo lo que sabía sobre el sexo femenino y no le alentó mucho descubrir que su experiencia gozaba de una vasta laguna de incertidumbre que se extendía desde el instituto, pues muy a su pesar debía admitir que no fue la clase de chicos al que le llovieran las citas ni los compromisos románticos.
Es más, ahí sentado recordó que era un completo nerd y no fue hasta la universidad que recién tuvo algunas novias. Dos para ser exacto, y honestamente con ninguna tuvo un cariño especial que le hiciera sentirse perdidamente enamorado.
Eso era. Feliz Agreste jamás se había enamorado y según él (insistiendo en su patética experiencia) esa clase de cosas no existían siquiera.
- Por favor –reclamo— ¿Quién podría volverse loco por una chica? Solo es atracción y ya, no es tan complicado.
¿Entonces porque estaba tan nervioso? Se volvió a preguntar, irritándose a sí mismo. Estaba pasando por esos estadios de la vida en los que ni tú mismo te caes bien, al punto en que te vas a dormir para dejar de amenazarte de muerte.
- Esto es estúpido –farfullo frotándose las sienes— solo es una chica. ¡¿Porque la invite a cenar?! Ni siquiera es muy agradable.
Su conclusión: se estaba comportando como un tarado.
Solo cenaría con ella, aguantaría su aburrida charla y luego le diría adiós. Jamás volvería a ese lugar y desde ese día comenzaría a acudir a un quiropráctico cuando la noche de sofá le desencajara la espalda. Punto.
- Un gran e inteligente plan –se felicitó en voz alta— soy todo un hombre, no tengo porque estar nervioso ante nadie... ni menos ante una chica.
Iba a bajarse del auto sin importar que aún no fuera la hora acordada cuando un pensamiento fugaz lo detuvo y derribo su recién infundada seguridad.
- ¿debería comprarle flores?
Definitivamente no sabía nada de mujeres, citas o normas sociales establecidas para este tipo de situaciones por lo que tomo el teléfono dispuesto a perder su dignidad en una llamada. Y para ello tenía dos opciones.
Si llamaba a Adrien se reiría de él por el resto de la eternidad y hasta el fin de los tiempos. Luego moriría y ese asno inmoral seguiría riéndose sobre su tumba aun cuando estuviera anciano y viejo. Era un riesgo que no estaba dispuesto a correr.
La otra opción era llamar a su madre, lo cual lo dejaba en una posición muy patética pero aparentemente necesaria, por lo que demorándose un resto, comenzó a marcar.
Con cada tono se estaba sintiendo más estúpido por lo que luego de tres pitidos estaba a punto de cortar, hasta que al otro lado de la línea de escucho la voz de Isabelle.
ESTÁS LEYENDO
¿Por qué no puedo dejarte ir? MLB 2° temporada COMPLETA
FanficMarinette era por fuera todo lo que una chica podría desear. Más de un suspiro levantaba entre quienes la conocían pero en su cabeza no encontraba mas ánimos de aventurarse en eso que llaman amor , pues hubo quien en el pasado rompió su corazón has...