Distracción

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-Pero que fastidio... Maldición.

Walter tomó un cigarrillo de la pequeña mesita de noche y lo encendió, sabía que Arthur Hellsing estaría fuera toda la noche, así que no importaba si no seguía las indicaciones del doctor. Estaba recostado en su cama, con una elevada fiebre que sonrojaba sus mejillas y un dolor de cuerpo que lo irritaba, detestaba estar enfermo porque se sentía débil y vulnerable.

-Es curiosa la forma en la que los humanos prefieren matarse, ¿no lo crees, shinigami?
-Tsk... Eso no es de tu incumbencia, Alucard. ¿Que demonios haces en mi habitación? Dudo que te interese mi salud.
-Subestimas mis intenciones. Sería incómodo explicarle a Arthur como su mayordomo prefirió matarse con la nicotina cuando el doctor lo prohibió.
- Jah...¿Temes que te eche la culpa y regreses a los calabozos?
-Eso no es problema, estarías igual de rojo cuando llegara, así que no podrían culparme. Ahora que, si quieres morir de otra forma, valdrá la pena una pequeña detención.

Alucard se recostó a su lado y acercó el rostro al cuello del joven, lamiendo por debajo de la oreja. Walter se estremeció, bastante perturbador era ver a un vampiro con la imagen de una niña pequeña y el que se comportara así lo sacaba de sus casillas, empujó el pequeño cuerpo y se apartó lo más que pudo, quedando de espaldas al muro y tirando el cigarrillo. Alucard soltó una carcajada mientras se recostaba.

-¿Qué estás haciendo? Ni creas que vas a quedarte aquí.
-Pensé que querrías compañía. Es una tortura estar en cama todo el tiempo, ¿no es verdad?
- Lo dice el que pasa años en un sarcófago.
-Eso es un breve descanso para mí, jamás sería una tortura. Aunque, para alguien tan bien curtido como tú el estar en cama debe ser un respiro.
- Estar en cama es una tortura para mí y más si tengo que tolerar tus extraños modos...
- ¿Modos? Oh, no, shinigami. Mis modos van más allá de tu actual conocimiento. Matar a sangre fría el semental de un soldado, abrir su estómago y meter dentro al jinete, cocer los cortes y dejar que vea la luz del día, pudriéndose por dentro y siendo devorado por gusanos mientras su cabeza se quema por los rayos del sol... Esos son mis modos. Es una lastima que las viejas tradiciones se perdieran.

Walter miraba con recelo a Alucard, describía esos métodos de tortura como si se tratara de una niña hablando de unicornios. Pensar en los cientos de hombres que murieron de esa forma, pudriéndose entre las vísceras de sus caballos, se le hizo enfermizo... Tuvo que correr al baño para no ensuciar el suelo, su cuerpo no estaba en condición de tolerar tan grotescos escenarios... Alucard sonrió de lado mientras lo seguía con la mirada, su sonrojado rostro cambió a un tono verdoso, al menos lo distrajo un poco de su malestar inicial.

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