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Soledad

"Enrico Maxwell, líder de la sección XIII"

Firmó todos los documentos por inercia, conocía su contenido y le era irrelevante, no valía la pena perder tiempo releyendo las sugerencias y los absurdos comentarios del resto de líderes de las otras secciones. Maxwell suspiró, el día estaba por concluir y aún no recibía ni una sola felicitación; era 5 de febrero y si bien no era muy fanático de los festejos de cumpleaños, esperaba al menos una felicitación que pudiera rechazar con modestia.

Desvío su mirada del escritorio a la ventana, donde los rayos del atardecer se filtraban, proyectando extrañas y largas sombras en los muros. Ya estaba acostumbrado a estar solo, aislado en ese refugio personal, detrás del montón de hojas y pergaminos, pero, ese día era el único en el que añoraba algo de compañía... ¡Maldita sea! Era la fecha en que llegó al mundo, ¿acaso a nadie le importaba? Cada año recibía al menos un apretón de manos, una felicitación, uno que otro regalo... Al parecer, este año sería la excepción.

¿Qué tenía de diferente ese año de los anteriores? Heinkel, Yumie y Anderson no estaban en la sede. Era obvio que ellos se encargaban de recordarles a los demás que debían felicitarlo y si no estaban, simplemente a nadie le importaba. Desde que eran niños se vio forzado a convivir con las chicas y siempre envidió el lazo de amistad que las unía, se tenían la una a la otra y Anderson tenía a sus huérfanos... Él no tenía a nadie.

Sonaba algo triste, no era más que un hombre solitario que necesitaba de otros para tener interacción social, lejos de los protocolos laborales. Se imaginó rodeado de gente, amigos y colegas saludando al verlo, estrechando su mano, invadiendo su espacio personal, aburriendolo con estúpidas y cotidianas conversaciones... La verdad es que disfrutaba de su soledad, ¿quien necesita amigos, cuando puedes ser un líder y tener siervos? Sin duda era un mejor panorama. Sonrió de lado y continuó firmando los documentos que esperaban por él, Enrico Maxwell, líder de la sección XIII del vaticano... Se prometió a si mismo, desde que llegó al cuidado del paladín, que sería alguien importante y si necesitaba vivir en soledad para conseguirlo, valía la pena.