El regreso de Pip Bernadotte

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Seras caminaba por los oscuros pasillos de la mansión, dirigiendo su andar al sótano. Era una noche tormentosa, ideal para los nosferatu según palabras de su maestro. Las luces permanecían apagadas y realmente no las necesitaba, su aguda visión le permitía ver todo a la perfección; los truenos alumbraban por momentos su camino, filtrando la escasa iluminación a través de los largos ventanales. Era una noche tranquila, sin misiones ni objetivos que silenciar. En parte era mejor, el capitán de su escuadrón estaba de incapacidad, tumbado en una cama y con orden estricta de no hacer movimientos bruscos.

Le remordía un poco la conciencia, después de todo ella fue la causante de las dos costillas rotas y el desgarre muscular... No, él se lo había ganado por ser tan insistente con su acoso sexual.

— Tal vez fui un poco brusca.
— ¿Un poco?

Le hubiera dado un infarto si no estuviera muerta. Se giró y observó como entre las sombras apareció el capitán Bernadotte, ¿cómo es que no se percató de su presencia?

— ¡Capitán! Creí que estaba en la enfermería.
— Mis costillas nunca van a soldar si me quedo tumbado en una cama. Además, es estúpido reposar quince días, el cuerpo se llena de llagas.
— Pero no solo son sus costillas, también el desgarre muscular, la lesión en las vértebras torácicas, los moretones y hemorragias internas...
— Sí, todo eso... Eres una mujer muy pasional.

Seras enrojeció por el comentario. Quiso golpearlo, pero en ese momento no era más que un hombre convaleciente que si resultaba más magullado por su causa solo le traería problemas con Sir Integra. Le dió la espalda y continuó su camino, bajando las escaleras apresuradamente.

— ¡Hey, mignonette! ¿No vas a ayudarme a llegar a mi habitación? Te recuerdo que también tengo una fisura en el fémur derecho porque a alguien se le hizo buena idea darme un ligero golpecito en la pierna.

Se detuvo. No quería girarse y encararlo, pero tenía razón. Ya no sabía medir su fuerza cuando se trataba de agredir a Pip y todas las lesiones que eran recientes fueron culpa suya. Él mintió cuando fue interrogado al respecto, abogando que se confiaba demasiado durante las misiones, estaba en deuda con él. Manteniendo el rostro agachado subió las escaleras y sin dirigirle una sola palabra le ofreció su brazo para que pudiera apoyarse.

— No, no. No puedo bajar por mi cuenta, ¿recuerdas la esguince en el tobillo por patearme la espinilla? Ni siquiera puedo apoyar el pie.
—¿Y como es que llegó aquí?
— Iba al baño y me perdí. Éste lugar es enorme.

Estaba furiosa, pero tenía que controlarse. Lo cargó en sus brazos como si fuese un niño pequeño y apresuró el paso en dirección a los cuarteles.

— Que romántico es esto, me siento como novia de pueblo. En cuanto lleguemos a la alcoba podemos improvisar una luna de miel.
— Capitán...
— Es la primera vez que alguien me lleva en brazos, Cherie. Me da algo de miedo caer, ¿sabes? Tendrás que disculparme si me aferro a tu cuello. — Acercó el rostro a su cuello y olisqueó como si fuera un cachorro, sus brazos rozaban los pechos de Seras y con disimulo frotaba los mismos.
— Capitán...
— ¿Porqué no hemos salido aún? Puedo llevarte a donde quieras. Unos tragos, algo de baile, una cena romántica y te aseguro que será la mejor noche de tu vida.— Besó la piel de su cuello, por debajo de la barbilla.

Seras no pudo más, el bochorno de la situación sumado al enojo por su impotencia tuvieron más peso y dejó caer a Pip como si fuese un costal de arroz. Estaban por llegar al fin de la escalera y no fue mucho lo que rodó, pero si escuchó el crujir de sus vértebras al impactar contra el suelo de frío mármol. Se sintió asustada y solo atinó a huir, buscar refugio en su habitación y rezar porque no quedará más lesionado de lo que ya estaba. ¿Porqué no lo ayudó? Ese hombre le daba miedo, la intimidaba demasiado. Era un vampiro y aún así le aterraba estar a solas con un pervertido como Pip.

— ¡Y la mierda! Duele hasta el  orto... dios, amo a esa mujer. Saldrá conmigo algún día, así quede inválido en el proceso.

Pudo escucharlo, se giró sobre el hombro sin detenerse y vio como se levantó con dificultad, pero sin estragos mayores. Se sintió aliviada, al menos seguía vivo.

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Notas de la autora:
Lenore es una serie de cómics algo vieja pero muy original y cute. Estaba desayunando cuando recordé uno de los capítulos de su serie, "el regreso de Mr ghost" y no pude evitar ver a Pip acosando a Seras con la misma insistencia que Mr ghost con Lenore. Ya necesitaba mi dosis de BeruSeras, no soy feliz si no escribo sobre ellos xD

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