Sonrojo

73 15 5
                                    

Fue una noche difícil para la draculina, una misión bajo la lluvia enlodó su cuerpo y heló aún más su piel, calando hasta los doloridos huesos.

— Necesito un cambio de ropa... Y de profesión.

Suspiró con pesadez, si tan solo las cosas fueran tan fáciles como decirlas.

— ¿Mala noche, mignonette?

— Ya sabe, señor Bernadotte... Usted estuvo ahí.

— Una pequeña broma, no necesitas estar tan a la defensiva.

Las manos de Pip comenzaron un suave y relajante masaje en sus hombros. Era una rutina para ellos: Seras regresaba de cada misión y él se materializaba a través de su oscura aura para confortarla y disfrutar de la mutua compañía, hasta que la draculina se quedaba dormida.

— Estás más fría que de costumbre, cherie. Dudo que te enfermes, pero deberías cambiarte de ropa.

— Eso iba a hacer, pero no puedo hasta que, ya sabe...

— ¿Quieres que te desnude?

— ¡NO! No puedo cambiarme si permanece aquí.

— No puedo ir a ningún lado, tú lo sabes bien.

— Pero si puede desaparecer, al menos en lo que me cambio. ¡Por favor!

— No puedo decirle que no a esa cara de cachorro. Solo asegúrate de estar cerca de un espejo.

— ¿Un espejo?

— Sí. Puedo ver todo a través de tus ojos.

— ¿Qué?

— No sé porque tanto pudor conmigo, si no hay algo de tí que no conozca a estas alturas.

—¿Usted, me ha visto... desnuda?

— Varias veces. Tienes un coordinado rosa muy sexi, deberías usarlo esta noche, así podemos ir más allá después del masaje.

Tuvo que esquivar todo lo que Seras le arrojó. La chica estaba hecha una furia, pero a Pip le encantaba el toque de inocencia que adquiría su rostro cuando se sonrojaba.

RandomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora