Capítulo 5
Fin de semana
Tras una larga semana, por fin llegó el bendito, el esperado, el fantástico fin de semana. Dos días fuera del internado y sus reglas, dos días sin tener que entrenar duro, dos días de descanso, dos días para mí.
Estaba en el autobús, sin disfraz. Salí sin venda ni peluca del internado, solo con una cazadora con capucha y me puse a correr hacia la parada de autobús. Los fines de semana nos dejaban libertad, podíamos ir a cualquier lugar siempre que volviéramos a las nueve como muy tarde. Pero podíamos no volver durante el fin de semana si estábamos con nuestra familia, algo que agradecía.
Durante mi estancia en casa, mis hermanos -Liam, Josh, Ed y Tom-, estuvieron preguntandome alzando la voz por encima de los otros para hacerse oír.
-¿Cómo es? -preguntó Tom entusiasmado. Su actitud inocente y alegre, me hacía sonreír al instante- ¿Tienes amigos?
-¿Cómo es tu equipo? -luego habló Josh.
-¿Conoces historias paranormales? -creo que olvidé mencionar que todo lo paranormal le encataba a Ed: los fantasmas, los poltergeist, y todo eso.
-Si no hay chicas, no me interesa -Liam, tan cálido como siempre.
-Vale, con calma. Es un sitio muy grande -comence a describirlo un poco por encima-. Sus edificios son enormes, me he perdido varias veces... -me llevé una mano a la cabeza mientras me reía un poco-. Y no tengo demasiados amigos, sin contar al equipo. Y mi equipo es divertido me lo paso bien a pesar del duro entrenamiento.
Mi hermano Liam bostezó, a continuación se marchó en dirección a su habitación.
-¡Avísame cuando llegues a la parte de las chicas! -gritó desde su cuarto.
-Bueno, retomando el tema. Y sí conozco una -los ojos de Ed brillaron con luz propia-, la profesora de historia, la señora Robinson, entró en la sala de biología para dejar unos documentos a otro profesor...
Le conté la historia con todo lujo de detalles, y en ocasiones bajando mi tono de voz hasta un breve susurro, dando énfasis en algunas palabras o imitando voces y ruidos. Ellos tres me escucharon con atención, sin interrumpir en ningún momento. Al final del relato, parecían contentos con la historia. Tom estaba algo nervioso, la historia le había dado algo de miedo.
A la hora de la comida, nos sentamos todos juntos en la mesa, incluso Liam aunque cueste creerlo. Y en aquel momento me dí cuenta de cuánto extrañaba mi casa, la comida casera de mi madre, las peleas con mis hermanos, las charlas de mi padres... Todo aquello y más. Cuando acabara el curso y llegara el verano nadie iba a poder moverme de allí.
La comida estuvo entretenida. Me hacían más y más preguntas, a las cuales yo respondía encantada. Y así como una comida más. Al acabar me senté en el sofá para ver la televisión. No había nada demasiado interesante. Mi teléfono sonó. Me había llegado un mensaje.
Me he enterado de que estas por aqui, ya voy de camino ;)
Era de Jess, que debía tener oídos en todas partes. Yo le respondí:
Ok, te espero.
Cuando llegó casi me revienta los tímpanos con ese grito eufórico tan chirriante. Luego se tiró hacia mí, para darme el mayor abrazo del oso jamás dado. Apenas me dejaba respirar. Yo no era una chcia de ir dando abrazos a diestro y siniestro, pero correspondí al suyo. Me hizo cientos de preguntas sobre los chicos.
-Ya te contaré, vamos a tomar un helado, ¿vale? -ella asintió con entusiasmo, y tambien la eché de menos a ella.
De camino a la heladería le conté mi experiencia en las duchas.
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Ella es un chico
HumorTodo comienza un día en el hogar de la familia Davis. Su situación económica empeoró y la joven Charlotte Davis (Charlie, para los amigos) trata de conseguir una beca deportiva para la universidad, ya que el deporte es en lo único en lo que destaca...