Capítulo 26. No más fingir

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Capítulo 26

No más fingir 

El director quiere anunciar algo importante hoy a las ocho de la tarde en el gimnasio -nos informó la señora Robinson.

-¿Qué quiere decirnos? -preguntó alguien al final del aula.

-Algo importante. Y dicho eso volvamos al tema de la guerra civil de 1861. ¿Alguien me puede decir qué ocurrió y por qué?

Y desconecté. ¿A quién le importaba eso? Mis pensamientos sobre las musarañas y la forma que tenían las nubes eran mucho más interesante y más entretenido, debo añadir.

Las clases circularon con la misma velocidad que tiene un caracol, tan lento como una tortuga de mármol.

En la hora del almuerzo, nos reunimos todos en una mesa, comiendo de las bandejas.

-¿Qué creéis que dirá el director? -nos preguntó Nico.

Me encogí de hombros. Solo esperaba que no hablara de exámenes sorpresa o de mi verdadera identidad, o algo así.

-Yo apuesto por el cierre de este sitio -propuso Luke.

-¿Lo van a cerrar? -Kevin se llevó a la boca el vaso de agua tras hablar.

-No lo creo -dije mirando pensativa la bandeja con sopa misteriosa. Ni Dios sabía qué contenía esa cosa viscosa.

-Hagan sus apuestas pues -Luke colocó sus manos tras la cabeza.

-Apuesto que nos hablará de la graduación y el festival de fin de curso -Drake sonrió

Y entonces no podía creerme que solo quedase unas semanas de último curso, y adiós secundaria. Me parecía demasiado lejano.

-Y estoy convencido de que si es eso, nos va a tocar currar -dijo Kevin, asintiendo.

-Sólo queda averiguarlo -me levanté cogiendo la bandeja para marcharme del comedor.

Un par de clases más y el entrenamiento. Os contaría qué suele pasar en cada clase, pero creo que cada uno tiene con lo suyo y no necesita molestar al resto con su mierda.

El entrenamiento fue duro. Ese fin de semana iríamos a la gran final. Es que sonaba genial y todo. Estaba impaciente -como todos los del equipo- de que llegase ese momento.

El reloj dio las ocho de la tarde y los alumnos empezaron a ir al gimnasio. Entré allí acompañada de Joe, Drake y Kevin. Perfecto. No había sillas. Estaba matadísima y lo único que deseaba en ese momento era una silla, o mejor aún, la cama directamente. Nos acercamos al escenario.

-Atención, alumnos -el director Tristán carraspeó agarrando el micrófono con ambas manos-. Os he reunido aquí para deciros que...

No acabó la frase ya que Jacob, quien tenía unas ojeras enormes, se subió al escenario y le arrebató el micrófono de las manos.

-¡Ella es un fraude! -gritó señalándome, al parecer no le habían enseñado que eso era de muy mala educación. 

Crucé los dedos mentalmente, aunque en el exterior me mantenía firme, intocable y serena, como un león antes de saltar hacia su presa.

-Que no sea lo que estoy pensando, por favor, por favor, por fa... -supliqué mentalmente, aunque sabía que lo iba a decir.

-¡Charlie Davis es en realidad una chica! -y lo dijo gritando a todo pulmón, dejándose la garganta en la revelación, el muy cabrón. Cuanto lo odiaba, casi tanto como a la Zorriputigolfa y al crío de ocho años con un bate de béisbol.

Ella es un chicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora