Capítulo 13. El pasado junto a John

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Capítulo 13

El pasado junto a John

~Tres años atrás~

-¡Charlie, arriba que llegas tarde! -me despertó mi madre.

Abrí los ojos con pesadez. Fui a la cocina, ya vestida con unos tejanos y una sudadera roja con capucha. No me quise peinar, mis rizos de recién levantada estaban perfectos, bueno realmente es que me daba pereza peinarme. Allí me encontré a mis hermanos: Liam, Josh, Ed y Tom. Mi madre se estaba preparando para ir al trabajo vino a darme un beso en la mejilla.

-Felices quince, cielo -me felicitó por mi cumpleaños, mis hermanos la imitaron y esta salió de casa, dejándonos tomando el desayuno.

Cogí mi almuerzo y me tomé un vaso de zumo.

-¿No desayunas? -me preguntó Tom, con la boca llena de cereales.

-No, no tengo hambre.

Liam se levantó de la mesa y tomó las llaves del coche.

-Quien quiera que le lleve que suba al coche.

Todos mis hermanos volaron al vehículo, dejándome atrás y por si fuera poco, llegué tarde y me tocó ir atrás en el medio, comprimida como una sardina en lata. A mis lados estaban Tom y Ed, mientras que delante iba Liam conduciendo y Josh de copiloto. En el coche sonaba la música de la radio, todos intentábamos imitar al cantante, no dió resultado pero era igual de divertido.

Pasamos por delante del colegio de Ed y Tom, y les dejamos allí. Liam volvió a arrancar y aceleró para dejarme en el instituto mientras ellos regresaban a la universidad.

Bajé del coche y me aventuré al terrorífico lugar. Nada más entrar por la puerta ya tenía una voz chillona gritando mi nombre tras de mí.

-¡Charlie!

Y esa era la inconfundible voz de Jess, que corría por el pasillo. Llevaba puesto una falda rosa, una camisa blanca y unas botas. Traté de poner mi sonrisa más alegre pero con el cansancio y que era un lunes por la mañana solo me salió una mueca muy extraña.

-¡Feliz cumpleaños! -y me dió un fuerte abrazo del oso.

-Hey, te has acordado -dije algo más sonriente.

-¿Acordarme? Llevo esperando este momento desde hace meses, tenía unas ganas tremendas para ir contigo al centro comercial, ya que nunca te dejas y tengo que comprarte algo.

Fuimos a nuestra siguiente clase, y ella me hablaba sobre nuestra quedada.

-¡Jess! ¡Jess! -nos dimos la vuelta y vimos a Kevin.

Era un chico bajito y enclenque. Sus rizos castaños botaban arriba y abajo con cada uno de sus pasos mientras corría hacia nosotras. Aquellos pantalones le quedaban enormes al igual que su camiseta azul. Llevaba en la mano un papel. Cuando nos alcanzó le entregó a Jess el trozo de papel. Ella lo leyó.

-Ah, gracias, Kevin -dijo algo extrañada y luego le mostró una amplia y reluciente sonrisa.

Este se sonrojó y luego salió corriendo.

-¿Qué pone? -le pregunté.

-Nada, está en blaco -me lo mostró.

-Ah, ¿por qué te lo ha dado?

-Y que sé yo, ¿acaso crees que entiendo la mente masculina? -dijo con un acento muy pijo.

Negué entre risas.

Más tarde, cuando acabó el instituto, fui con Jess al parque. Jess me contaba sus planes para el viernes en los que estaba incluida como en un pack indivisible.

Ella es un chicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora