Capítulo 22
La historia tras el encapuchado
¿Cómo era posible no haberlo pensado? Si es que mi vida parecía una telenovela. La ex celosa de mi novio me amenazó con destapar mi secreto. Es muy normal en la vida de un joven adulto, super normal, tal como lo lees.
Me quedé quieta, mirándola atentamente. Llevaba puesta la sudadera de la capucha, y si le quitabas la cabeza dejando en su lugar el cuerpo, era idéntico a mi recuerdo.
-Tú -fue lo único que dije, ingenioso, ¿no crees?
-Sabría que vendrías, chica idiota.
Avanzó unos pocos pasos hacia mí.
-¡Es que más tonta y no naces! -exclamó a grito pelado.
-Dijo aquí la pelirroja teñida -era obvio que ese no era su verdadero color-. Dejemos los insultos absurdos y dime qué es lo que quieres.
-Nada. No quiero nada más que vengarme, por el bochorno que me has hecho pasar.
Ni idea de qué estaba hablando, si eso fue en la fiesta cuando le grité y tal.
-¿Qué hice?
-Oh, vamos. ¿Ahora vas a hacerte la inocente? -apoyó las manos en la cadera, exasperada-. Te daré una pista, las pistas de atletismo.
Las pistas de atletismo. Cuando tenía ocho años, hacía atletismo; participaba en carreras y competiciones hasta que lo dejé. Pero por más que me empeñé no recordé a ninguna Noa Mary no sé que más.
-A pesar de que no me acuerdo de ti, no sé que te hice con ocho años.
-Vaya, parece que no recuerdas aquello.
-Pues no, ¿qué no entiendes? -me estaba enfadando.
-Dejemos eso para después. Supongo que sospechaste de Jacob cuando le viste con tus fotos.
-Sólo al principio, pero ahora que lo mencionas, ¿por qué hablabas hoy con él sobre eso?
-Chica de pocas luces -si las miradas matasen, ella se habría desintegrado, habría sido disparada y apuñalada unas doce mil veces bajo mi mirada-. Jacob me descubrió y a cambio de guardar el secreto me pidió tus fotos. Lo que me pareció un completo desperdicio, yo tengo más tetas, culo y curvas que tú.
-Ah, tanta curva y no derrapa -murmuré lo suficientemente bajo para que me escuchara.
-Pues tú eres una caracaballo marimacho.
Y me puse a aplaudir.
-Bravo, usa los típicos insultos de mierda.
-Gilipollas.
-El prefijo gili, en griego, significa carecer de, así que, sí, carezco de pene -esperé su reacción, pero solo se quedó callada, así que proseguí-: Por tanto, eres tan idiota como para falsificar billetes de diez dólares tachando un cero a los de cien.
-Pues tú eres tan... fea que ni tu madres estuvo en el parto.
Suspiré.
-Qué incoherente.
-Zorra -¿la Zorriputigolfa me estaba igualando con ella? Si es que no existía una persona tan subnormal y complétamente estúpida.
-Resfriado.
-¿Resfriado? ¿No se te ocurre nada mejor?
-Me da que no lo has pillado. Todos han pasado por ti y nadie te mantiene.
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Ella es un chico
HumorTodo comienza un día en el hogar de la familia Davis. Su situación económica empeoró y la joven Charlotte Davis (Charlie, para los amigos) trata de conseguir una beca deportiva para la universidad, ya que el deporte es en lo único en lo que destaca...