Capítulo 18. Decimoctavo cumpleaños

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Capítulo 18

Decimoctavo cumpleaños

Nada. Eso fue todo cuanto averigué sobre el encapuchado, y Kevin no es que fuera de mucha ayuda. Me pasé las tardes pensando sospechosos, y salían tantos nombres de tanta gente que me empezó a doler la cabeza. Lo busqué y lo busqué por todas partes, pero nadie perecía haber reparado en él tanto como yo. Muchos lo habían visto en la cafetería, pero ninguno sabía nada sobre él. Reflexioné tanto sobre el tema, que me olvidé de que aquel viernes era mi cumpleaños y también el concierto de mi grupo preferido: Old Dealer; hasta que recibí una llamada de mi acompañante.

Quedé con Drake en el parque, sobre las cinco de la tarde, para ir al concierto. Mentiría si no dijera que me estaba muriendo por ver actuar en directo a esos máquinas de los instrumentos.

Caminaba por la calle miradon a los lados, por si algún casual me encontraba con el encapuchado, pero una parte de mí sabía que no volvería a encontrarme con él pronto. Así que decidí hacerle caso a mi instinto, como muchas otras veces atrás. 

Me puse unos pantalones vaqueros rasgados, una camiseta blanca sin mangas, un chaleco vaquero y unas votas militares negras. Era el estilo perfecto de los Old Dealer.

Caminaba de camino al punto de encuentro, enfrascada en mis pensamientos y como no, con los cascos puestos, escuchando música. Es que yo no podía vivir sin música, porque sería como el verano sin helado o un cumpleaños sin regalos (y estaba esperando los míos ansiosa).

En el banco de siempre, el de todas nuestras quedadas, el testigo de nuestros encuentros, allí estaba sentado Drake. Como siempre, él llegaba antes que yo, tampoco era demasiado complicado, era muy tardona a la hora de llegar a algún sitio específico.

Se levantó nada más verme andar en su dirección.

-¿Lista para el concierto, cumpleañera? -me gritó mientras yo aceleraba el paso hacia él.

-Nací preparada, no-cumpleañero -dije en tono burlón nada más pararme frente a él.

Hizo un movimiento de cabeza, indicándome el camino a una camioneta azul claro de dos plazas.

-No sabía que tenías coche.

-Hay muchas cosas que no sabes de mí aún, Sonrisitas -abrió la puerta del copiloto dejándome pasar.

-Qué caballero -dije con tono irónico y sólo escuché una risa por lo bajo de su parte.

-Pon el paraguas bajo los pies, si te molesta.

Hice lo que me dijo, puse el objeto justo al lado de una bolsa de papel blanca.

-Que precavido, llevarse un paraguas en un día nublado y lluvioso como hoy.

Escuché una risa de su parte. Se sentó en el asiento del copiloto y arrancó el motor. Puso la mano en la cabecera de mi asiento y miró hacia atrás mientras maniobraba para salir del aparcamiento.

Estuvimos hablando de idioteces todo el camino, pero no podía apartar una idea de mi cabeza mientras atravesábamos un túnel. Túnel, camioneta, la radio encendida... Todo indicaba una cosa, tenía que hacerlo o me moriría.

-Oye... ¿vamos bien de tiempo?

-Sí, el concierto comienza a las siete, ¿por qué?

-¿Puedes parar?

-¿Estás mareada? ¿Te encuentras bien? -pude notar un atisvo de preocupación en su tono de voz.

-Es que... nah déjalo, es una tontería.

Ella es un chicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora