Epílogo. Otra etapa

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Epílogo

Otra etapa

~Cuatro años más tarde~

(Charlie)

-Vamos -una mano comenzó a zarandearme el brazo y poniendo sus manos a mis costados-. ¿No eras tú la que quería madrugar para enseñarles el piso?

Solté un sonido parecido a un gruñido. Mi término de madrugar no era el mismo que tenía Drake. Madrugar para mí: diez de la mañana. Madrugar para él: siete de la mañana. Tres horas de sueño eran mucha diferencia.

Me arropé aún más con las sábanas, escondiendo la cabeza bajo las almohadas. Allí, bajo las cálidas sábanas se estaba mejor que en cualquier lugar. 

-Venga levántate. Que yo ya estoy vestido y todo -seguí quieta en mi sitio-. Te haré el desayuno.

Me incorporé de golpe haciendo que él se cayera al suelo, dándonos un golpe en la cabeza,

-Ay... -me quejé masajeándome la frente, ese chico tenía una cabeza muy dura.

Miré al suelo y le vi agarrándose la cabeza.

-Vale, ya me levanto, pero me tienes que hacer el desayuno -canturreé mientras iba al baño a tomar una ducha.

Íbamos a enseñarles a nuestra familia el piso al que íbamos a mudarnos, el cual había que reformarlo, ya que era una casa antigua, de los años sesenta.

●○●

-¿Les esperamos aquí? -asentí.

-Les dijimos que vinieran a esta hora y que si no nos veían aquí que llamasen al telefonillo o a tu teléfono.

-O, podríamos, ya sabes, estrenar el piso -me giré para verle y vi que estaba haciendo que sus cejas bailasen.

-¿Ahora? -él asintió con una sonrisa-. Van a venir mis padres y mis hermanos, también tu hermana y tus padres.

-Bueno, todavía faltan -miró su reloj-, tres minutos. Bah, no da tiempo. Además por ahí llegan.

Miré dónde él miraba y vi a mis padees junto a Ed y a Tom. Les saludé con entusiasmo, al fin y al cabo les iba a enseñar mi nueva casa sin acabar.

-Josh no puede venir, tiene mucho trabajo -cuando mi padre me estaba abrazando.

-Mira que grande estás, Tom -le dijo Drake al aludido revolviéndole el pelo. Con los doce años que tenía y casi era tan alto como yo.

-No me toques el pelo -respondió mi hermano selaranda cada sílaba, pero aún así luciendo una sonrisa encantadora.

-¿Subimos o qué? -abrí la puerta del portal-. Pasen.

Nos montamos en el ascensor y subimos hasta el cuarto piso. Abrí la puerta del 4B y les invité a entrar.

-A ver, hija -mi madre me sostuvo por los brazos-, enséñame toda la casa.

-¿No esperamos a los padres de Drake?

-Luego repetimos la visita y ya está, que veo que tu madre se muere de ganas de verlo.

-En ese caso seguidme.

El guié por la casa, mostrándoles lo que iba a cambiar y los muebles que habría. En eso me llamaron al teléfono.

-¿Sí?

-Hola, nuera -me respondió el padre de Drake-. Estamos a bajo y no me quedé con el piso y como ya sabes mi hijo siempre tiene el móvil apagado.

-¡Gajes del oficio, papá!

Al parecer, Drake estaba escuchando lo que decía su padre por el teléfono.

Ella es un chicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora