Capítulo 23
En el corazón de Drake
(Drake)
Estaba sentado en un bordillo del solitario aparcamiento del BBQ House esperando a que Charlie acabara de hablar con la encapuchada, que todavía no había llegado.
Al cabo, vi a una chica acercándose al punto de encuentro. Por un momento, pensé en entrometerme, quería estar allí, junto a mi novia, por si algo ocurría. Luego me dije que ella se sabía defender, era una chica fuerte y eso me volvía loco.
Tardaban lo suyo, sin embargo, me obligué a mí mismo a ser paciente, a pesar de que estaba alerta por si algo pasaba.
Más tarde un segundo sujeto se acercó al callejón, con algo en la mano que no se podía distinguir bien entre tanta oscuridad. Entrecerré los ojos, forzando la vista, y vi que aquello era un bate. Traté de imaginar que iban a echar un partidillo de última hora, pero obviamente, no fue así.
Poco después, vi que Charlie salía corriendo, y yo corrí en su dirección. El chico, que ahora que lo veía más de cerca, pude darme cuenta de que era John, y le pegó a Charlie dos veces en la cabeza.
Eso me puso enfermo. ¿Cómo se atrevía? La ira fluía dentro de mí como nunca antes me había ocurrido. Tan rápido como pude, asesté una patada al bate, liberandolo de las manos de John para luego golpearle en la cara. Recibí un golpe en la mejilla, otro en el ojo y otro más en la boca, por suerte para mí, él se llevó uno en la tripa en la nariz y en la sien. Y deseé haberle roto la nariz por haberle hecho aquello a Sonrisitas.
Le di la vuelta al cuerpo de Charlie y la llevé en volandas mientras echaba a correr, mientras John se recuperaba del golpe en la tripa. Antes de irme, vi por el rabillo del ojo a Noa. ¿Acaso era ella la encapuchada? Ya se lo preguntaría a Charlie cuando despertase.
Corrí todo lo que pude, alejándome de allí. Tenía que ir al hospital, que estaba a tomar por culo.
¿Dónde están los hospitales cuando los necesitas? Lejos si vas andando, en menos de un cuarto de hora en coche.
Me acerqué a una parada de taxi y me subí a uno.
-Al hospital, por favor, dese prisa -le ordené con impaciencia.
-A la orden, caballero -y pisó el acelerador con fuerza.
Me até el cinturón y sujeté a Charlie en mi regazo. Un pequeño reguero de sangre resbalaba de su cabeza. Lo limpié con sumo cuidado con la manga de mi camiseta.
Me prometí que si le quedaba alguna secuela de todo esto, la sangre de John y de la otra, no pasarían de esta generación.
Empecé agitando con impaciencia la pierna. Estaba nervioso, ¿y si le pasaba algo? Entonces, todo había sido culpa mía. Si hubiera reaccionado antes, nada le habría pasado, todo por mi culpa.
-¿Le ocurre algo a la señorita? -el conductor preguntó con tono jovial.
-Una brecha en la cabeza y varios chichones.
-Yo me hice una de pequeño, pero no duele mucho. Duele más el susto -las calles volaban a nuestro alrededor con mucha velocidad.
-La han golpeado con un bate, dos veces, y fuerte -dije serio. Si Charlie se había desmayado era por algo.
-Tranquilo, caballero, se pondrá bien. La joven parece ser fuerte, en un par de días ni verá el chichón. ¿Música?
-No, gracias.
La miré, y con la manga traté de eliminar todo rastro de sangre de su cara. No quedaba mucho para llegar y me estaba poniendo nervioso. Quería llegar ya y llevar a Charlie a emergencias lo antes posible, pero estaba seguro de que habría cola.
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Ella es un chico
HumorTodo comienza un día en el hogar de la familia Davis. Su situación económica empeoró y la joven Charlotte Davis (Charlie, para los amigos) trata de conseguir una beca deportiva para la universidad, ya que el deporte es en lo único en lo que destaca...