Capítulo 24. ¿Drogada yo? Oh, vamos

20.1K 1.2K 56
                                    

Capítulo 24

¿Drogada yo? Oh, vamos

Abrí los ojos con esfuerzo. Me pesaba todo el cuerpo y tenía los pensamientos embotados.

Con mucho esfuerzo me fijé en la habitación, que no era la mía, tratando de moverme poco a poco, debido a que sentía la cabeza como si dentro tuviera un enjambre de avispas. De paredes claras y unas estanterías llenas de libros. Traté de ubicarme. Pero todo estaba confuso y borroso en mi cabeza. Bajé la mano para rascarme en la tripa cuando noté que había otra mano allí puesta. Ahogué un grito de sorpresa. Me di cuenta de que en el suelo del cuarto estaba mi ropa, un cojín y una manta.

Toda aquella combinación era extraña y muy perturbadora. Palpé la mano que se encontraba sobre mi estómago. Estaba cálida. Sobé por encima la mano. Ningún anillo, pulsera o reloj. Me giré con delicadeza, pero al instante de mover la cabeza, sentí como si un martillo hubiera golpeado mi cabeza hasta el agotamiento y luego como si mi cerebro fuera a reventar y explotar en miles de pedazos.

Gemí y me incorporé en la cama, sentándome, cubriéndome la cabeza con ambas manos, aunque las aparté al sentir que el dolor crecía. Mi acompañante se despertó y vi que sólo era Drake.

-¿Estás bien? -el pobre sonaba agotado, acarició suavemente mi espalda para luego mirarme con ojos somnolientos y con la preocupación dibujada en su rostro, hinchado y rojo. Al verle así, me dió un vuelco al corazón.

-No -suspiré-. ¿Qué mierda ha pasado?

-Shh. Seguimos en la casa de las pesadillas, no levantes la voz.

-¿Casa de las pesadillas? ¿De que mierda me hablas?

-¿Eso significa que ya no estás dopada? -una pequeña risa se acentuó en sus labios, uno de ellos partido.

-¿Drogada yo? Oh, vamos -me giré hacia él, con aquel rápido movimiento, cientos de avispas me piraron, obligándome a reducir el movimiento.

-Oh, la Charlie de siempre ha vuelto -los brazos de Drake me rodearon por la cintura, apoyando su cabeza en mi hombro izquierdo, hundiendo su cabeza en mi pelo-. ¿Te duele mucho la cabeza?

-Sí... -musité.

La cercanía a la que se encontraba Drake me hacía sentir bien, aliviando mi dolor de cabeza. No quería que se separara, sólo quería... quedarme así con él hasta el fin de nuestros días.

Se levantó de la cama alejándose. Me incliné hacia él, impaciente de que regresara a mi lado.

-Voy a por una pastilla para el dolor de cabeza, ahora vuelvo -dijo cerrando la puerta tras de sí.

Me envolví entre las sábanas, aspirando el delicioso y seductor aroma de Drake. Miré en el reloj digital que se encontraba en la mesilla de noche y vi que iban a dar las cinco de la mañana. Estaba cansada, pero con aquel dolor tan potente taladrándome el cráneo, estaba segura de que no podría conciliar el sueño.

Poco más tarde Drake entró con una pastilla y una vaso de agua en sus manos.

-Ten -me lo ofreció y se sentó a mi lado.

-¿Qué pasó ayer? -pregunté, bebiéndome el agua, para tragar mejor la pastilla.

-No sé si te acuerdas. Fuimos a hablar con la encapuchada, bueno solo hablaste tú yo te esperé -justo después de decirlo, apretó sus puño hasta dejarse los nudillos pálidos, en sus ojos estaba la clara chispa de ira, que luego desapareció cuando dejó caer la cabeza entre sus brazos-. Y luego te golpearon, dejándote inconsciente. Y yo no llegué a tiempo.

Ella es un chicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora