Capítulo 28
El capitán de los Joyriders
*Leer nota del final*
Nos bajamos del autobús al llegar a la parada del instituto Dacey. Ese era un día no lectivo, y en Dacey preparaban un festival de fin de curso, antes de la graduación de los de último curso. Con puestos distribuidos cerca de la entrada y cosas por el estilo
Y por supuesto yo iba con mi apariencia normal, sin disfraz ni nada. ¿Para qué? Pasaba, total, allí no conocía a nadie.
Nada más entrar al recinto un chico con el pelo lleno de colores (moreno con reflejos dorados y las puntas de un color cobrizo) se nos acercó para recibirnos.
-Soy Jack, el capitán de los Joyriders, pero prefiero que me llaméis Rocky.
El chico vestía con una camisa vaquera abierta, que dejaba ver una camiseta gris con un grafitti en letras azules. Ni idea de qué ponía, no sabía leer eso. Llevaba unos pantalones vaqueros y unas zapatillas converse azules, a juego con las letras, de su cuello prendían dos collares -una cadena militar en la que venía grabado su nombre y un collar dorado con una nota musical- y una gorra hacia atrás que le sentaba bien con el peinado que llevaba -el pelo un poco en cresta hacia atrás-.
Tenía unos ojos de un impresionante e hipnotizante color azul, que destacaban aún más con su piel levemente bronceada.
A su lado había una chica bajita y enclenque, de pelo negro y lacio que miraba al suelo. Entre sus delgadas manos llevaba unos papeles.
-Bienvenidos a Dacey -dijo con una sonrisa.
Solo que era un poco...
-¿No eres un poco bajito? -le pregunté con un gesto de mi mano, hasta la chica a su lado era más alta.
-Un metro cincuenta y cinco y a mucha honra -dijo sacando pecho y colocando una mano al lado del corazón-. Y bueno, os dejo con Thea -la chica a su lado levantó la vista del suelo-. Ella os enseñará esto. Adiós.
Nosotros miramos a la chica menuda, que estaba temblando de los nervios.
-E-esto yo... Seguidme -se dió la vuelta y con un paso algo robótico.
Nos enseñó unos puestos de mercadillo en los que los alumnos de primer y segundo año habían hecho diferentes cosas como collares, fundas del teléfono, llaveros y cosillas por el estilo.
La chica, a medida que pasaba más tiempo con nosotros, se iba relajando. Supuse que la pobre era demasiado tímida. Faltaba una hora para que empezase el partido y bueno, necesitaba ir al baño.
-Esto, Thea, ¿dónde está el baño? -le pregunté guardando mi móvil en la mochila de Drake.
-Eh, sí -señaló al interior del edificio central-. Según entras giras a la derecha, todo recto y en la segunda puerta de la izquierda están lo baños.
-Vale, no tardo.
Entré allí. Y todo eran alumnos caminando de un lado a otro riéndose de sus conversaciones. Según encontré el servicio, entré.
Entré a un cubículo y cuando terminé salí a lavarme las manos. Me encaminé a la puerta y cerré tras de mí.
-Anda, hola -me dijo, Rocky saludándome, mientras cargaba con unas cajas entre los brazos-, tú eras...
-Dakota.
-Eso. ¿Te has perdido?
-No. Me vuelvo con el resto del equipo, pero ¿necesitas ayuda? -le pregunté mirando esas cajas.
ESTÁS LEYENDO
Ella es un chico
HumorTodo comienza un día en el hogar de la familia Davis. Su situación económica empeoró y la joven Charlotte Davis (Charlie, para los amigos) trata de conseguir una beca deportiva para la universidad, ya que el deporte es en lo único en lo que destaca...