Capítulo 25. Soy una de ellos

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Capítulo 25

Soy una de ellos

Cuando Drake y yo acabamos de terminar de limpiar en las cocinas nos tocó ir a los aparcamientos de profesores y trabajadores de Landon. El coche del director era, sin lugar a dudas, el más llamativo. Un Volkswagen escarabajo verde lima, creo, porque bajo toda aquella capa de barro y sustancias no identificadas era complicado diferencia el color del vehículo.

Decidí no darle más vueltas al asunto de las cámaras y todo eso. Aunque director, o le faltaba un hervor o era demasiado blando. Quise pensar que era muy blando, al menos eso me parecía. Nos perdonó el haber salido de Landon a hurtadillas y nos libramos de una llamada a nuestros padres. Sí, era un blando y terriblemente estúpido, si yo fuera él me hubiera castigado.

Drake estuvo tentado a contarle al director sobre lo de John (que él también se escapara y todo aquello), y que él también merecía un castigo, pero luego se lo pensó mejor cuando le dije que era tiempo a solas entre nosotros, sin que ningún otro compañero merodeara por allí.

Agarré el cubo de agua y la esponja. Me remangué la camiseta en los hombros. Froté mis manos y dejé la esponja dentro del cubo. Tomé la manguera y eché un chorro sobre el coche, quitando la mayor parte de suciedad.

Me aproveché de que Drake tenía la guardia baja y le apunté con la manguera. Obviamente se quedó empapado de los pies a la cabeza. Este me echó una mirada de advertencia. Yo me reí y empecé a frotar con la esponja.

Cuando acabamos la tarea fuimos a entrenar. El último partido se acercaba y no había tiempo que perder. Me puse el uniforme y salí al campo.

-¡Hombre, aquí llegan los tardones! ¡Calentamiento! ¡Cincuenta flexiones!

Me tiré al suelo y empecé, el resto del equipo hizo igual.

Cuando hubimos acabado todos nos tocó partido.

Separaron nuestro equipo en dos más pequeños.

Estaba en el equipo atacante, esperando mi turno para batear. Los mareos iban y venían, no me encontraba demasiado bien la verdad. Pero si decía algo tendría que dar explicaciones y la verdad no me apetecía en absoluto.

Llegó mi turno. Golpeé la bola y eché a correr. A medio camino entre la primera y la segunda base, el mareo se intensificó como nunca antes y sin poder evitarlo me caí al suelo. Traté levantarme, sin embargo a mis piernas no les apetecía moverse.

-¡Charlie! -oí gritar a Drake.

Después un sueño profundo.

Cuando me desperté me fijé en que estaba en la enfermería, tirada en una de las camas. Todavía estaba algo mareada. Abrí los ojos y me encontré a Kevin allí.

-Anda, la bella durmiente ha despertado.

-Ajá -sentí la boca sequísima.

-Tienes a todo el equipo confuso -me sonrió.

-¿Por qué confuso? -me incorporé en la cama.

No dijo nada, solo señaló a la mesa de la enfermera.

-No. No, no, no, no, no. ¡No! No me digas que... Oh, mierda -me volví a tumbar, tapándome con las sábanas-. Se me cayó la peluca, ¿verdad?

En la mesa se encontraban mi peluca y la redecilla.

-Correcto.

-¿Y ahora todos lo saben?

-Ahí le has dado.

-Y supongo que esperan una explicación.

-Digo yo.

Suspiré.

Ella es un chicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora