Camila, Dinah y Normani se encontraron en la entrada del colegio, como siempre entrarían juntas, pero ésta vez la morena se detuvo haciendo que así también sus amigas lo hagan.
Sus ojos se fijaron en Lauren que estaba parada, apoyada en contra la pared a unos metros de la entrada del colegio. Sus cejas se fruncieron porque no llevaba la mochila, parecía muy entretenida viendo el piso y además, Lauren no faltaba más al colegio. No desde que estaban tan bien.
O bueno, en realidad llevaban una semana entera después de la cena del cumpleaños de Michael en la que solo discutían. Todo era una discusión para ambas y la situación cada vez era peor. Camila no entendía qué estaba pasando otra vez. Si habían estado teniendo meses en lo que todo iba perfecto. Después de aquella noche, Lauren parecía nerviosa por todo, se enojaba por cosas tontas y lo que a Camila le molestaba también, entonces normalmente terminaban discutiendo.
No había visto a Lauren desde el día anterior a la mañana porque ella había pasado el día con su familia y solo le había enviado un par de mensajes. La verdad es que todo aquello la entristecía demasiado porque no quería estar así con Lauren, pero se estaba cansando. Mas que nada porque no les hacía bien a ninguna estar así.
—¿Lauren no va a entrar?—Le preguntó Normani una vez que vio a la oji verde.
—No sé.—Murmuró.—Denme un momento, si quieren entren.
—Te esperamos.—Le dijo Dinah.
—¿Qué haces?—Le preguntó cuando se acercó a la oji verde.—¿No vas a entrar…?—Frunció las cejas al ver a Lauren a los ojos. Sintió que su corazón daba un vuelco, ella había fumado, estaba segura y también había tomado porque olía a alcohol. No podía creerlo.—¿Qué hiciste?—Suspiró.
—Hola mi amor.—Se rió tomando ambas manos de Camila para acercarla a ella.—Te vine a buscar, podemos ir a la casa que hay en el bosque, la de la carretera, ¿recuerdas?—Camila intentó que la soltara, pero Lauren tiró de sus brazos para que la abrazara por la cintura.
—Lauren, no, mira como estás. ¿Por qué lo hiciste?—Logró que la soltara y negó viendo a la oji verde que la veía un poco confundida.
—Pero vine por ti.—Dijo en voz baja bajando la mirada.—Y puedo cocinar algo. Con Alfredo llevamos más cosas a la casa y…
—No.—Se pasó una mano por el cabello soltando un suspiro.—Ve a tu casa. Tengo que entrar al colegio.
—Espera.—Sus brazos se envolvieron en la cintura de Camila y se rió haciendo que la morena se molestara más.—Por favor, vámonos.
—No. No. Suéltame. Eres una imbécil, Lauren.—Se alejó de ella.—No puedo creer que estás así y aquí, ¿Qué te pasa? Alguien puede verte y van a llamar a tu padre. Mejor vete.
Otra vez Lauren la tomó de la cintura, pero ésta vez intentó mantenerla en su lugar, intentó dejarla entre su cuerpo y la pared porque no quería que se fuera, además podría hablar con ella y convencerla, estaba segura que podría.
Dinah dejó caer la mochila de sus hombros al piso al ver que Lauren hacía eso y decía cosas a las que Camila negaba e intentaba soltarse. No dudó ni un segundo en ir hasta ellas aunque Normani le dijera que no. Tomó a Lauren para alejarla de Camila que para ese momento estaba sonrojada del enojo y Lauren tenía el ceño fruncido y los ojos con lágrimas mientras la veía irse.
—¡Camila!—La llamó, pero la morena se fue sin mirar atrás. Vio que Normani pasaba un brazo sobre sus hombros y la llevaba dentro del colegio.—Mi amor...
Dinah a su lado estaba intentando a que se quedara en su lugar, pero ella no se daba cuenta porque solamente quería ir a buscar a Camila.
—Lauren, para. Mierda. Vamos.
—Pero...—La miró un momento.
—Mira cómo estás. Eres un desastre.—Negó.—Ven. Vamos.
—¿A dónde?—Lauren se giró para ver si Camila salía para ir con ella, pero no, no estaba ahí.
—No sé, ven conmigo.
**
Dinah agradeció que sus padres trabajaran hasta después de su horario de salida del colegio, así que podría estar en su casa con Lauren.
La oji verde estaba mal, estaba mal de verdad. La obligó a que se bañara, encontró ropa suya que pudiera quedarle bien, mientras la dejó que se bañara, preparó algo para que comiera y justo cuando volvió, Lauren estaba lista. La ayudó a peinarse y luego le dijo que comiera y bebiera un poco de café.
Lauren apenas había dicho algunas palabras en todo el rato. No fue hasta que Dinah se sentó frente a ella sobre su cama que Lauren la miró a los ojos, pero bajó la mirada rápidamente comenzando a jugar con el borde de una almohada rosada que tenía la rubia sobre la cama.
—¿Estás bien?—Lauren permaneció en silencio. Pero segundos después un sollozo se escuchó en toda la habitación.—No. No.—Dinah se acercó para poder abrazarla.—No llores, no importa, ya está.
—Perdóname.—Dinah se había apoyado contra la cabecera de la cama y dejó que Lauren se apoyara contra su hombro.
—Shh. Está bien.—La dejó llorar. No sabía porqué, pero estaba segura de que Lauren no había hecho aquello porque sí.—Dime qué pasa. Habla conmigo.
—Yo… yo fui con Vero y no sé. Solo fumé más de lo que planeaba, pero… es que por un lado lo necesitaba. ¿Sabes la semana de mierda que tuve? Camila y yo discutimos todo el tiempo. Mi padre ni siquiera me envió un mensaje, seguro no quiere ni verme, se cumple un mes más de la muerte de mi madre y todo va mal, ¿entiendes? Ya sé que no es la solución, pero dime qué cosa debo hacer entonces si lo único que me hace bien se está alejando de mí porque todo va mal.—Habló refiriéndose a Camila.—Yo no quería arruinarlo, quería estar con ella.
—No puedes ir al colegio así, Lauren. No la trataste bien, la estabas teniendo a la fuerza.—Su voz fue suave.—Y siento que todo esté yendo tan mal. Pero no, no es la solución, te haces mal, le haces mal a Camila y todo va peor.
—Dile que lo siento.—Lloró.—No va a perdonarme esto. Soy una estúpida.
—Le voy a decir que venga aquí cuando salga del colegio, no te preocupes. Habla con ella, no sé que va a decirte, pero si se molesta no puedes hacer nada porque no fue lindo aquello, ¿sí?—Asintió.—Mira, voy a dejarte aquí, duerme un poco que debes tener una resaca de mierda. Voy a estar en la sala, si necesitas algo búscame.—Lauren asintió.—Quédate tranquila que todo va a estar bien.
Lauren asintió nuevamente y dejó que Dinah la cubriera con las mantas.
—Gracias, Dinah.
La rubia sonrió y salió sea habitación. Se sentía tan mal por Lauren porque, la entendía, sí. Pero tampoco era la solución hacer lo que hizo, sin embargo lo que menos necesitaba ahora era ser rechazada o que la hicieran a un lado. Conocía a Camila más que nadie y sabía que estaba molestaba, estaba realmente molesta. También sabía que Camila lo era todo para la oji verde, y que si no tenía a la morena, no tenía a nadie. Pero ésta vez sí, la tendría a ella.
**
—No puedo creer que de verdad hiciste que viniera para esto. No quiero hablar con ella, Dinah.—Camila suspiró colgando su mochila al hombro nuevamente, pero Dinah se la sacó y la tiró sobre el sillón.
—Ve a mi habitación y habla con ella. Ahora, Camila.—La morena frunció las cejas mirando con enojo a la rubia.—Dile lo que quieres hacer, sé honesta, deja de ser inmadura tú también porque sabes perfectamente que la vida de esa chica no es color de rosas y lo que vas a hacer no ayuda, pero si eso quieres.—Se encogió de hombros.
—Por eso no quiero… decirle.—Dijo bajando la mirada.—Déjame ir, Dinah.
—No. Te está esperando, ve y dile.—Le dijo seriamente.—Esto es una mierda y tú lo sabes.—Camila podía jurar que vio los ojos de la rubia llenarse de lágrimas, pero se fue antes de qué pudiera asegurarse de ello.
Así que ella también decidió moverse para ir con Lauren. La oji verde estaba sentada en la cama de Dinah con su teléfono en mano. Al sentirla, lo dejó a un lado rápidamente y sin más comenzó a llorar en silencio. A Camila le partía el alma, y mucho más al saber que iba a hacerle daño probablemente.
—Perdóname.—Fue lo primero que dijo y apenas Camila estuvo cerca, ella se abrazó a la morena y sollozó.—Perdóname, por favor.
—Escucha.—Lauren asintió alejándose del abrazo, pasó el dorso de su mano sobre sus ojos para limpiar las lágrimas y la miró tristemente.—Lauren, mira yo… no me gustó nada lo que hiciste, fue horrible y… y no quiero que pase otra vez.—Lauren negó sin dejar de mirarla. Se sentó al borde de la cama y Camila hizo lo mismo.—Yo… yo no… no quiero hacerte daño, no quiero que me hagas daño, ¿entiendes? Está pasando lo mismo de antes y me cansé. De verdad me cansé y más que nada porque no estamos bien. Yo quiero verte bien, pero… parece que a ti te importa solo por un tiempo porque estábamos mejor y otra vez lo mismo.—Suspiró.—No podemos seguir así.
Lauren se quedó viendo al frente mientras dejaba caer más lágrimas. Le dolía muchísimo la cabeza y el pecho. ¿Por qué Camila decía esas cosas?
—Creo que fue suficiente, voy a estar contigo siempre de todas formas. Sabes que me tienes y que…
—¿Me estás dejando?—Preguntó sin mirarla.
—Es lo mejor… esto cansa, no estamos bien y…
—Bien.—Le interrumpió mientras se levantaba para ir por su chaqueta que estaba del otro lado de la cama y sin más, se fue dejando a Camila sola en la habitación de Dinah.
**
—¿Qué pasa?—Vero la golpeó en el brazo haciendo que se moviera dando algunos pasos. Lauren frunció el ceño y la golpeó aún más fuerte.—¡Ya vas a ver, perra!—Dijo poniéndose los guantes de boxeo rápidamente.
Lauren frunció las cejas dando un paso hacia atrás y logró esquivar los golpes de Vero que iban directamente a su rostro y la verdad es que un golpe de ella no dejaría algo lindo para ver en su cara. Luchó un poco hasta que logró abrazarse a la cintura de su amiga y luego hizo la fuerza necesaria para lograr tirarla al piso.
—¡Déjame! ¡Lauren! ¡Mierda, te voy a matar!—La oji verde se reía mientras la sujetaba y no fue que la dejó y logró alejarse rápido cuando la voz de David les ordenó que se bajaran del ring.
—¿Tienes dos años ustedes? Abajo. Ahora.—Vero miró a Lauren frunciendo el ceño.—Saben que no pueden estar jugando por aquí como si fueran dos niñas, mis boxeadores tienen que entrenar ahora.
—Claro, lo siento. Es culpa de Vero.—Verónica le tiró con el guante en la cabeza y David rodó los ojos porque ahora estaban otra vez golpeándose entre las dos.
—¿Por qué no se bañan y se van por ahí?—Vero soltó una risa ante lo que dijo su padre. De una manera discreta las estaba echando.
—Bueno, papá. Ya nos vamos.—Lauren asintió.—Vamos a ver si Lauren quiere bañarse hoy.
David tiró la cabeza hacia atrás y suspiró fuertemente cuando las dos se fueron empujando. No paraban nunca. Últimamente iban al gimnasio a molestar.
Más tarde Lauren y Vero salían del gimnasio riéndose de algo, pero la oji verde tuvo que detenerse cuando vio a Camila a unos metros de la entrada, estaba apoyada contra un poste de luz con las manos sujetando las tiras de su mochila.
—Espérame en el auto.—Le dijo a Vero que asintió entendiendo lo que pasaba.
Lauren le había contado todo lo que había pasado hace tres días atrás. Su amiga estaba realmente triste, pero por suerte cuando estaban juntas la oji verde se olvidaba de todo. Así que intentaba pasar todo el tiempo que sea con ella porque no le gustaba ver a Lauren triste.
—Hola.—Dijo Camila un poco nerviosa.
—Hola Camila.—Miró hacia atrás cuando Vero cerró la puerta del auto y a los segundos se escuchó la música.—¿Qué haces? ¿Me estabas esperando?—Camila asintió bajando la mirada.
—Pero tienes planes veo. No importa solo quería hablar contigo.—Negó intentando no mirar a los ojos verdes.
Lauren se quedó viéndola por algunos segundos. No la veía desde el lunes en la casa de Dinah porque ni siquiera estaba yendo al colegio, tampoco veía su teléfono a propósito y por lo tanto no sabía absolutamente nada de Camila ni de sus amigos. Solamente había estado con Vero y una sola vez se encontró con Alfredo que fue a verla a su casa.
—Me voy. Cuídate.—Lauren logró reaccionar cuando Camila estaba algunos metros de ella.
—Camila.—La llamó mientras se acercaba a la morena.—¿Quieres… venir con nosotras? Vamos a comer pizza y luego vamos a tomar algo por ahí.—La morena miró hacia donde estaba el auto de Lauren y se mordió el labio. No tenía idea de qué hacer, sabía que ella había hecho que las dos se alejaran porque ella había terminado con Lauren, pero eso no significaba que no la extrañaba o le daba igual cómo estuviera.—Luego te llevo a tu casa.
—Claro.—Asintió.—No molesto, ¿Verdad?—Lauren frunció las cejas negando.
—No. Para nada. Ven, vamos.—Se puso la mochila de Camila en su hombro y caminó con ella hasta su auto.
En la pizzería, Lauren se sentó junto a Camila y frente a Vero. La morena simplemente estaba ahí observando como Lauren y su amiga se reían de todo, a veces participaba de la conversación, pero el silencio la invadía de nuevo. Algunas veces Lauren la miraba sonriendo, la atendía casa segundo, le preguntaba si estaba bien o quería algo, seguía siendo atenta como siempre. De todos modos, Camila se sentía un poco triste al ver a Lauren tan bien cuando ella había pasado esos tres días llorando por todo lo que había pasado, porque extrañaba a Lauren y porque había sido demasiado dura con ella. Le había prometido ser más comprensible con ella y para nada lo había sido.
Dinah tenía razón, la vida de Lauren no era color de rosas, lo único bueno que tenía era ella y lo sabía porque la misma oji verde se lo había dicho muchas veces. Y probablemente Lauren “estaba bien” ahora porque no le quedaba otra.
La carcajada de Vero la sacó de sus pensamientos. Camila negó mordiéndose el labio con una sonrisa cuando vio a Lauren toser ahogada con la gaseosa por lo que acababa de decirle Verónica. Eran como dos niñas pequeñas y a pesar de que al principio estaba un poco celosa de esa chica que hacía reír mucho a Lauren, ahora estaba más que segura de que no eran nada más que buenas amigas y hasta le alegraba que era alguien así con ella.
—Toma, límpiate.—Le dijo pasándole servilletas de papel.
—Eres una imbécil, Vero.—Soltó una risita terminando de limpiarse. Había algunas personas viéndolas por la pequeña escena, pero a ninguna le importaba.
—Mejor vámonos de aquí, ya pasamos mucha vergüenza.—Le dijo Vero.
—Tú no tienes vergüenza. ¿De qué hablas?—Dijo sacando la billetera de su chaqueta. Camila estaba buscando en su mochila algo de dinero, pero Lauren tomó su mano para detenerla.—Sabes que no me gusta que pagues.—Negó viendo esos ojos marrones.—Deja que pago yo y tú compra cervezas en la tienda.—Le habló a Vero que le guiñó el ojo y se levantó de la mesa.
El mesero fue a cobrarles lo que habían consumido y después de pagar, las tres estaban yendo a un tienda. No había problema con comprar porque ya conocían al dueño del lugar.
Vero fue quien entró a la tienda y a propósito Lauren salió con Camila y se quedaron fuera del auto, paradas junto a él en aquella calle frente a la tienda.
—¿Tienes frío?—Le preguntó a Camila que se abrazaba ella misma. No hacía tanto frío, pero comenzaba a haber una brisa fresca. Camila asintió y Lauren no dudó ni un segundo en sacarse su campera, la colocó en la espalda de Camila para que simplemente tuviera que meter los brazos y una vez que lo hizo, subió el cierre hasta su pecho.—¿Mejor?
—Sí, gracias.—Dijo viendo a Lauren con una pequeña sonrisa.—¿Tú no tienes frío?—Lauren negó.
—Hey. Dijiste que querías hablar conmigo o algo cuando fuiste a buscarme al gimnasio.
—Sí, pero no creo que sea el momento, Lauren. Tu amiga ya va a volver y yo tengo que ir a casa.—Dijo bajando la mirada para no verla.
—Lo puedo decir que espere en el auto.—Habló sacando su teléfono y le envió un mensaje a Vero.—Ven, vamos allá.
Se alejaron un par de metros y en cuanto estuvieron donde querían, Lauren se puso frente a Camila esperando a que hablara, pero la morena no dijo ni una palabra, en cambio se le escapó un sollozo que hizo que Lauren frunciera las cejas.
—No… No llores.—Dijo en voz baja pasando sus manos por debajo de los brazos de Camila, así abrazándola de la cintura. Dejó que se escondiera contra su cuello mientras lloraba y ella le acariciaba la espalda.
—Perdóname.—Dijo sin dejar de llorar.—Yo no quería, no quise decir esas cosas. Es que estaba enojada y cansada, jamás querría dejarte de verdad y ahora te extraño mucho.—Lauren apretó los labios haciendo que Camila se alejara para poder verla a los ojos.—Pero ahora te vi bien, pareces feliz y entonces ya entendí. Estás mejor sin mí y sin compromisos, ¿Verdad?—Lauren frunció aún más las cejas negando.
—No. No estoy bien, Camila. Pero no me queda otra que distraerme, si sabes perfectamente cómo es mi vida. Al menos aprendí a que no tengo que dejarme estar, ¿Entiendes? Pero que me haya reído hoy no quiere decir que no te extrañe y que me sienta bien con lo hice.
—Pero ni siquiera me respondes el teléfono. Te llamé muchas veces, te envié mensajes y no vas al colegio, entonces me estás evitando.—Lauren volvió a negar limpiando las mejillas de Camila.—Dime la verdad, ¿Me estás evitando? Si estás mejor sola, dímelo.
—No. No. ¿Qué dices?—Dio un paso hacia atrás rompiendo cualquier tipo de contacto que tenían.—Solo te estaba dando espacio, te estaba respetando, dijiste que te cansaste de nosotras, que no querías seguir así, entonces respeté lo que decidiste. Sabes perfectamente que te amo y que soy nada sin ti.—Suspiró.
—Perdóname. Estoy arrepentida de decirte eso.—Habló mientras limpiaba sus lágrimas.—Debí ser más comprensiva, debí escucharte y estar contigo en lugar de decir y hacer eso. Lo siento, mi amor.
Lauren no sabía qué decir, así que simplemente la abrazó y se quedaron abrazadas por varios minutos.
—No vamos a volver.—Sus brazos alrededor de la cintura de Camila se apretaron cuando ella quiso alejarse.
—Lauren...—Camila intentó soltarse de sus brazos y soltó un sollozo que hizo que Lauren se pusiera más triste aún.—No digas eso.
—Estamos bien así. Quizás…
—No. Eso es mentira, ¡Tú estás bien, no yo!
—Sshh. Cállate. No grites.—Suspiró viendo a su alrededor.—Escucha.—Le pidió mientras volvía a abrazarla.—Por un tiempo, te prometo que un tiempo nos va a hacer bien. Yo no estoy teniendo buenos días y no quiero lastimarte, no quiero que te canses de mí de verdad porque te amo y me muero si te pierdo.—Camila volvió a soltar un sollozo contra el cuello de la oji verde.—Perdóname, pero de verdad no quiero hacerte daño.
—No quiero dejar de verte porque te extraño.—Se alejó lo suficiente para estar frente a frente con la oji verde.—No me alejes.
—Bueno.—Asintió.—Solo tienes que buscarme o llamarme, pero solo… solo es pasar tiempo juntas y nada más, ¿sí?
—¿Hasta cuándo vamos a estar así?—Su voz salió tan triste que hizo que Lauren quisiera mandar todo al carajo, pero no, no iba a hacerlo.
—Hasta que nos sintamos mejor. No te pongas mal, Camila porque estamos bien, solo nos estamos dando un poco de espacio y tiempo de la relación.
—Estábamos tan bien.—Bajó la mirada.
—Y otra vez lo arruiné. Es mi culpa. Por eso necesito estar tranquila, necesito estar bien otra vez para no hacerte daño ni molestarte porque no te mereces eso.
—Te amo.—Lauren sonrió.
—Yo también te amo. Vamos a estar bien. Te lo prometo, bebé.—Camila asintió.—Deja de llorar que odio verte así.
—No puedo estar feliz con esto, Lauren. Pero voy a respetar lo que quieres y esperar a que estemos bien otra vez.—Lauren asintió.—¿Me llevas a mi casa?
—Vamos a tomar unas cervezas en la playa seguro o en alguna parte, ¿quieres venir?.—Habló acariciando su mejilla mientras que limpiaba esta de cualquier rastro de lágrimas.
—No… quiero ir a casa y dormir.—Asintió de acuerdo. Lauren respiró hondo mientras la llevaba de vuelta al auto.
El camino a la casa de Camila fue silencioso por ellas, la música sonaba ni tan fuerte ni tan bajo. Camila miraba por la ventana, estaba nerviosa, no sabía si lo que Lauren le había dicho era cierto o simplemente era un intento de tranquilizarla. La verdad es que eso era una mierda, no quería ningún tiempo ni espacio porque la necesitaba, la amaba y no soportaba estar lejos de ella. A veces pensaba que era increíble lo mucho que podía amarla. Había sido una idiota en querer terminar con algo que les había costado tanto comenzar y por cosas que debía ayudar a enfrentar porque Lauren sufría y a pesar de eso intentaba ser mejor para ella.
—Adiós Vero.
—Nos vemos, Camila.—Se despidió con una sonrisa.
—¿Vas a ir al colegio mañana?—Lauren se encogió de hombros.
—No sé.—Suspiró.
—Lauren no hagas cualquier cosa.—Le pidió.—Por favor, no lo hagas otra vez. Si mañana vas al colegio, búscame o ve al almuerzo con nosotras, ¿sí?—Lauren asintió.—Quiero verte bien, prométeme que nosotras también vamos a estarlo.
—Sé que no debería porque va en contra de mis palabras pero.—Dijo acercándose a Camila, le tomó el rostro y la besó en los labios durante algunos segundos.—Vamos a estar bien, déjame estar un poquito mejor, dame unos días. Solo unos días. Ve a descansar.
—No andes tarde y conduce con cuidado.—Lauren asintió.
La oji verde se quedó parada fuera de la casa de Camila hasta que la vio entrar. La morena apenas cerró la puerta comenzó a llorar y subió las escaleras en silencio. Si su madre aún estaba en la cocina probablemente no la habría escuchado y rogaba que no porque no tenía ganas de hablar con nadie.
Una vez que estuvo lista para ir a dormir, alcanzó el cofre de madera y lo abrió con cuidado mientras soltaba un suspiro. Sacó uno de los corazones que Lauren había hecho y lo abrió para después leer:
“Aquí quería contarte que cuando duermes a veces te doy besos en la boca y te sonríes en sueños como un bebé.
Posdata: Amo estar contigo abrazada a mí toda la noche.”
La sonrisa de Camila era enorme y sin poder aguantarse sacó otro corazón mientras sentía las lágrimas acumularse en sus ojos.
“Por favor nunca te alejes de mí ni aunque te lo pida a gritos.”
Camila guardó el corazón abierto en el cofre y lo cerró, lo dejó en la mesita de noche, apagó la luz y se acostó bajo las mantas.
Lauren le había pedido en ese corazón que nunca la dejara. Y lo había hecho más de una vez, hace días lo había vuelto a hacer cuando lo que menos necesitaba Lauren era eso, más tristeza y algo de lo que preocuparse y pensar. Ahora también acababa de dejarla ir cuando debió ir con ella y pasar más tiempo juntas, debió abrazarla más, debió darle más besos y decirle una vez más que la amaba. Nunca debió aceptar ese tiempo que Lauren le pedía porque al final sabía que lo que menos quería la oji verde era estar sola.
Así que eso haría, no la iba a dejar sola así fuera un poco molesta, prefería eso a que de alguna forma alejarse de su novia.
Tomó su teléfono para enviarle un mensaje a Lauren, simplemente tecleó en la pantalla y escribió: “Te amo.” Bloqueó el teléfono y sin más cerró los ojos para dormirse.
El día siguiente sería uno nuevo y haría lo posible para que sea mejor.
**
No me odien. 🙏
Si se portan bien mañana actualizo ahr
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Plenitud {Camren}
FanfictionCuando comienzan a desarrollar sentimientos por la otra les va a tocar pasar por momentos buenos como malos, lo que será normal puesto a que son dos adolescentes creciendo aún, conociéndose y experimentando nuevas cosas y sensaciones que jamás creye...