Capítulo 31

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Camila golpeó la puerta del baño de su casa, pero del otro lado nadie respondía. Soltó un suspiro preocupada y entonces dijo:—Dinah. ¿Ya lo hiciste?—Tragó saliva.

Del otro lado había silencio, pudo escuchar como su amiga se movía y después sintió un leve golpe en la puerta.

—Estoy tan asustada.—Por la voz quebrada de la rubia, era obvio que estaba llorando.—¿Qué se supone que voy a hacer?—Camila apoyó la cabeza contra la puerta, no lo sabía pero del otro lado su amiga estaba igual.

—Va a estar todo bien, Dinah, además ni siquiera tienes el resultado. No estás sola, lo sabes perfectamente.—Se mordió el labio apretando los ojos.—Tienes que salir y dejarme estar contigo.

—Alfredo me va a dejar.—Un leve sollozo se escapó de sus labios y Camila giró el picaporte rápidamente.

—Abre la puerta, Dinah.—Dijo un poco más duro. Odiaba escuchar así a su amiga.—Abre. Vamos. Deja de pensar esas cosas. Alfredo no es así y lo sabes.

—¿Y tú vas a seguir siendo mi amiga?—Preguntó abriendo la puerta mientras otro sollozo se escapaba.—¿Te vas a decepcionar de mí?

—Pero qué mierda dices.—Camila negó tirando de la mano de Dinah para que terminara de salir del baño.—Ven aquí. No tenemos mucho tiempo.

Camila hizo que Dinah se sentara en la cama y soltó un fuerte suspiro. Su amiga estaba tan asustada y nerviosa por el resultado que fuera a darle aquel test de embarazo.

—Escucha. Jamás voy a dejar de ser tu amiga, voy a estar contigo siempre, pase lo que pase y te voy a apoyar en todo. No creas que esto va a cambiar algo entre nosotras porque no es así. Estoy aquí y siempre voy a estar, si quieres llorar, llora, si quieres quedarte en silencio, hazlo, si quieres hablarme de algo, háblame. No te preocupes, no estás sola.

—Gracias, piojosa.—Camila sonrió abrazándola y dejó un beso en su mejilla.

—Voy por un poco de agua para ti mientras esperamos que eso diga el resultado.—La rubia asintió.—Ya vuelvo, no me extrañes.

Camila fue por un vaso de agua y justo cuando acababa de servirlo, el timbre de su casa sonó y fue a atender. Lo que no esperaba era ver a Lauren, pero ese no era el problema sino que Lauren estaba con Alfredo y entonces su corazón comenzó a latir rápidamente.

Dinah no quería ni mencionarle a su novio sobre lo que pasaba porque tenía miedo de su reacción, de que nada fuera como quería que fuera realmente.

—Hola.—Lauren le dio un beso rápido y Alfredo la saludó con un beso en la mejilla.

—¿Qué… hacen?—Preguntó nerviosa.

—Nada, yo vengo a cenar y Alfredo a buscar a Dinah. Le dijo que estaría haciendo un trabajo contigo.—Explicó Lauren.

—Ah. Sí.—Asintió viendo hacia las escaleras.—Te dije que vinieras a las siete.

—Pero casi son las siete.—Camila se pasó una mano por el pelo y asintió.—¿Pasa algo? Si quieres me voy y nos vamos mañana.—Frunció las cejas sintiéndose mal por como estaba actuando Camila.

—No. No. Espérame.—Iba a subir las escaleras, pero justo cuando iba a hacerlo Dinah bajó también preguntando porqué se tardaba tanto. Fue mala idea porque sus ojos rojos e hinchados se veían desde donde estaban Lauren y Alfredo.

—¿Estás llorando? ¿Qué te pasa?—El chico sonó preocupado y Dinah miró a Camila buscando un explicación.

—Vino con Lauren.—Explicó brevemente.—Dinah, deberías…

—No.—Negó y justo se alejó cuando Alfredo iba a llegar hasta ella. El chico la miró confundido y con dolor al estar siendo tratado así.

—¿Qué pasa?—Le preguntó buscando la mirada de su novia, que simplemente negó dando unos pasos hacia atrás, subiendo las escaleras otra vez.—Dinah. Maldita sea. Háblame.

—Suban a mi habitación. Dinah, deja esto, ¿sí? Dile la verdad.

La rubia casi temblaba del miedo, pero sin decir nada fue a la habitación de Camila dejándola con Lauren que no entendía nada.

—¿Por qué lo trajiste?—Recriminó Camila.—Te dije que vengas a las siete, no antes y mucho menos con alguien.—Lauren la miró confundida.

—Pero no sé qué está mal, ¿Por qué me tratas así?—Camila se arrepintió de inmediato al darse cuenta de cómo estaba Lauren.—Mejor me voy, luego… no sé, llámame.—Dijo en voz baja.

—Para.—Camila la detuvo y al ver la mirada triste de Lauren, la besó.—Perdón.—Murmuró en el beso.—Lo siento, no es un buen momento.

—No entiendo nada.—Camila limpió la lágrima que dejó escapar Lauren. Quizás era exagerado, pero cuando se trataba de Camila todo le afectaba el doble. Le dio un beso en los labios y la abrazó por algunos segundos.

—Perdóname por tratarte así. No tienes la culpa de nada. Es que Dinah… ella estaba esperando el resultado de un test de embarazo y tenía miedo de lo que pensara Alfredo. Es eso y verla mal, me pone mal a mí. Se supone que no debía saber nada, pero seguro ahora deben estar hablando.—Lauren se quedó viéndola fijamente.—No me digas que Alfredo sabía algo…

—Sospechaba.—Murmuró Lauren.—Entonces era verdad, ella estaba así con él porque tenía miedo. Alfredo me dijo que Dinah no lo trataba bien, que estaba rara y molesta todo el tiempo. Camila, él estaba preocupado. ¿Cómo va a tener miedo de lo que piense si es un pedazo de tonto bueno?—Negó.—¿Está embarazada?

—Estábamos por ver eso antes de que lleguen así que no sé.—Camila le acarició la mejilla y se alejó de Lauren.—Vamos a darle unos minutos. Mis padres llegan en media hora y no creo que quieran enterarse de todo esto.

**

Dinah levantó la mirada para encontrarse con su novio sentado frente a ella en una silla. Tenía ambas manos sobre sus piernas y se veía preocupado, pero por cuál fuera el resultado, bueno un poco sí, pero era más porque Dinah estaba tan distante y había llorado mucho mientras le contaba como se había sentido esos días y qué estaba haciendo con Camila antes de que él llegara con Lauren.

—¿Y? ¿Sí o no?—Dinah dejó caer más lágrimas sintiéndose la peor persona del mundo y negó dos veces con la cabeza.—Mierda.—Suspiró levantándose de la silla.—Ven aquí, loca.

Dinah escondió el rostro en el cuello de Alfredo mientras se abrazaba a su cintura. Lloró en silencio mientras le pedía disculpas por haber estado así esos días. Estuvieron por algunos minutos hablando sin soltarse del abrazo, Alfredo no paraba de darle besos en la mejilla que Dinah dejaba ver. Se sentía tan pequeña cuando estaba entre los brazos fuerte de su novio, no podía creer que había pensando en que alguien como Alfredo la dejaría sola si el caso hubiese sido diferente.

—¿Sabes? Me hubiese gustado tener un mini tú tan gruñón y con cara de ogro.—Dinah soltó una risita negando.

—Cállate. Yo no, no quiero, no ahora. No era el momento y me alegro que haya sido negativo. No es que su hubiese sido lo contrario no estaría feliz, pero… pero no estoy lista para eso.

—Te entiendo.—Le acarició las mejillas con sus pulgares.—Ya sé que quieres estudiar, que quieres ser alguien antes de dar ese paso. Pero no entiendo cómo es que no me decías nada si sabes que te quiero y jamás haría algo que te lastimara. Jamás te dejaría sola con algo como esto. Confía en mí, por favor, no vuelvas a hacer esto, no me alejes de algo tan importante y que nos implique a ambos.

—Perdóname.—Alfredo asintió.

—No pasa nada.—Le dio un beso.—Te quiero mucho y porque te quiero mucho vamos a comprar algo de comida y vamos a irnos al parque del amor.

Dinah soltó otra risita rodando los ojos.

—Deja lo cursi, me dan ganas de ahorcarte.—Alfredo se rió abrazándola.

—No cambies nunca, por favor.

**

—Gracias por estar conmigo, Mila. Te quiero. No sé que haría sin ti.—Murmuró sin dejar de abrazarla.

—Yo también te quiero. Me alegro que estés mejor, que todo esté bien y que Alfredo sea la persona con la que estás.—Dinah sonrió.—Dale mucho cariño, Lauren me dijo que estaba triste de verdad.

—Luego hablamos.—Lauren vio como Alfredo se colgaba la mochila de Dinah al hombro y asintió.

—Usa doble condón la próxima.—Hizo una cara de dolor por el golpe que le había dado Alfredo.

—¿No te casas de ser idiota?—La regañó y Lauren se encogió de hombros.

—No, no se cansa, pobrecita.—Camila tiró del brazo de Lauren para que se fuera a su lado.

Se despidieron de sus amigos y en cuanto Camila cerró la puerta Lauren suspiró fuertemente.

—Vaya… que bueno que nosotras no vamos a tener esos problemas nunca.—Se dejó caer en el sillón mientras levantaba al aire dos dedos para observarlos.

Camila rodó los ojos riéndose fuerte mientras iba a su lado.

—Sí, que bueno que tus dedos no embaracen.

—Pero tienen poderes, así que ten cuidado.

**

Después de que la cena terminara, Lauren y Camila estaban en la habitación de la morena sentadas en la cama comiendo golosinas mientras hablaban.

La verdad es que el momento en el que Camila cerró la puerta se sintió en paz, y Lauren ni hablar después de que Alejandro le hiciera muchas bromas y le repitiera varias veces que si le hacía algo a Camila le iba a cortar la cabeza.

—Lauren deja de comerte todos los ositos de goma.

—Nadie te mandó a que comieras lo salado primero.—Dijo robándole una papa a Camila.—Antes de que me digas cerda y asquerosa, al menos yo disfruto de todo a la vez y tú por comer una sola cosas te pierdes de lo dulce porque me estoy comiendo todo.

—Cerda asquerosa.

—Gracias.—Lauren se llevó otra papa a la boca.—¿Crees que la gente en las fábricas se comen las papas?

—No, no pueden, supongo.

—Pues yo me robaría muchas papas. Y si trabajara en una fábrica de golosinas también.

—No lo dudo.—Negó viendo detenidamente a Lauren.—Lauren.

—¿Qué?—Tenía la boca llena de comida.

—Te amo.—La oji verde sonrió moviéndose hasta dejar a Camila entre sus piernas y se abrazó a ella para alcanzar su mejilla.

—Yo también mi pequeña princesa.—Camila se rió viéndola con el ceño fruncido.—Que asco, fue muy cursi, ¿verdad?

—Un poquito.—Levantó una papa hacia Lauren y ésta la tomó entre sus dientes.

—¿Sabes que voy a hacer mañana?—Habló con la comida en la boca. Camila negó.—Voy a ir con mi padre a un lugar después del colegio.

Camila se giró rápidamente mostrando la sorpresa. Es que no se lo esperaba.

—Fui a verlo y ésta vez entré sin pedirle permiso a la secretaria de abajo y me llamaba muchas veces pero la ignoré.—Se reía.—Tenías que verla toda alterada diciendo que primero debía avisarle a mi padre y le cerré la puerta del ascensor en la cara.—Camila rodó los ojos.—Entonces lo vi y hablamos un poco, pero nada importante. Y quedamos para mañana.—Sonaba emocionada y no parecía querer ocultarlo.—Ally gritó cuando le dije.

—Me pone muy feliz escuchar esto.—Se acomodó para pasar sus pierna sobre una de Lauren y así quedar de costado con los brazos de su novia alrededor de ella.—En serio, me pone contenta verte así. Me encanta que me hayas escuchado y que hayas pensado sobre eso.

—Tú y Ally siempre me están hablando de cosas importantes y aprendí a que debo escucharlas porque al final tienen razón. Además, sí, estaba siendo muy estúpida y me arrepiento.

Camila la miró con ternura y sonrió dejando todo a un lado para hacerse más pequeñita entre los brazos de Lauren, luego le sonrió antes de que ambas comenzaran un beso lento, suave, sin ninguna otra intención que no sea demostrar cariño.

—Así de estúpida y todo te quiero con cada parte de mi ser.—Lauren soltó una risa burlona ante lo que acababa de decir Camila. Es que últimamente las burlas eran muchas con cada cosa cursi que se decían.

—Gracias por amarme así de estúpida y todo, estúpida.—Le dio un beso.—Dame una papa, esclava.—Abrió la boca y Camila dejó una papa ahí.

**

Lauren movía la cuchara todo el tiempo mientras escuchaba y hablaba con su padre de cualquier cosa. Llevaban un rato charlando tranquilos. Y para ser sincera, Michael no se podía creer que Lauren estaba hablando normalmente con él, pero estaba feliz.

—¿Y qué tal el colegio?—Lauren se removió en el asiento.

—Bien, ahí sigue en el mismo lugar de siempre.

—Lauren.— Michael rodó los ojos.—A ver, voy a ser sincero y no voy a  dar vueltas porque me vas a mentir o te vas a inventar algo. El director me llamó para decirme que te vas dos horas antes del horario de salida con una chica y a veces sola.—Lauren se quedó estática viendo a su padre. Primero, porque la conocía tanto y ella jamás había prestado atención en eso. Y segundo, el viejo chismoso del director le había contado eso y probablemente estaría en problemas.

—No es lo que piensas.—Negó.—No ando en nada raro por si eso era. Te lo prometo.—Aclaró.—Y sí, a veces me escapo con Vero, es la hija del dueño del gimnasio al cual voy. Y somos amigas.

—Está bien. Mira, no quiero volver a tener que convencer al director para que no tome medidas con respecto a la actitud rebelde de mi hija, en serio. Comienza a cumplir tu horario, no te pido nada más que priorices el colegio.

—Sí, sí, además ya no iba a hacerlo porque si Camila se entera seguro me mata.—Michael levantó las cejas divertido.

—¿Y cómo van las cosas con ella?—Lauren suspiró.

—Tenemos esos malos momentos, pero ella siempre sabe qué hacer, me entiende, me apoya, me habla todo el tiempo y me hace entrar en razón. Yo… Yo estoy segura que nada sería como lo es ahora si no fuera por ella, su paciencia conmigo y el cariño que me tiene.—Negó.—Yo soy tan estúpida a veces y ella lo soporta todo, siempre sigue ahí para mí. Es muy buena y hermosa, además cuando sonríe parece un bebé y me dan ganas de…—Lauren borró una sonrisa que no sabía que tenía en el rostro ante la de su padre que la veía divertido.—Olvida lo último.

—Estás enamorada.—Afirmó antes de beber de su taza de café.

—Y me costó tanto quererla, aceptarlo, mejor dicho.—Suspiró.—Pero Camila tiene algo que sea como sea siempre te termina atrapando y haces que te enamores de su persona. Tiene esa forma de ser que a veces parece que no fuera real porque es tan perfecta, buena, adorable y todo junto. Podría hablarte de ella por horas, ya ves, mejor cambia el tema.

—Espera.—Se rió.—Déjame decirte que me alegra mucho que hayas encontrado a alguien como ella, que hayas tenido a alguien siempre para ti y me alegra mucho más que me estés hablando de esto.—Lauren apretó los labios asintiendo.—Gracias por permitirme pasar la tarde contigo. Lo aprecio mucho y voy a poner todo de mí para que estés bien y confíes en mí.

—Yo… Yo quería m-más que nada pedirte disculpas por todo lo que dije y lo que hice. Espero que entiendas que de verdad no es fácil para mí, nunca lo fue porque yo sufrí mucho… Pero lo voy a intentar. Te lo prometo.—Respiró hondo intentando calmar los nervios que sentía de repente.—Y perdóname por arruinar tu fiesta de cumpleaños.—Michael sonrió bastante conmovido y asintió.

—Te entiendo perfectamente, lo entiendo todo y tú eres quien marca el ritmo de esto, solo tienes que hablarme, recuerda. Y no pasa nada, esa noche, a pesar de todo, fue una de las mejores en mucho tiempo porque estabas ahí.—Lauren sonrió un poco, asintió bajando la mirada mientras Michael la observaba.

—Esa noche hablé con Chris. Me llevó un muffin, habló de videojuegos, lo estrictos que son sus padres y llamó “chica linda” a mi novia.

—No somos estrictos.—Michael parecía ofendido, lo que le hizo gracia a Lauren.—Dime cómo es que debo permitirle a un niño de apenas ocho años que falte al colegio por jugar videojuegos.—Lauren miró a su padre por unos segundos y luego bajó la mirada.—Oh, claro… No voy a hablar de esto contigo que seguro faltaste más de un día al colegio por quedarte a jugar videojuegos.

—No voy a decir nada.—Negó riéndose en voz baja.

Su teléfono vibró en su bolsillo y lo sacó para revisar rápidamente.

Camila: Espero que todo esté yendo bien. Cuando puedas, llámame. Te amo.💕

Lauren: Todo está yendo bien y en parte es gracias a ti. No voy a dejarte ir nunca. Te amo más.

Camila: Aww. Sabes que tampoco voy a dejarte. Siempre, siempre, siempre de cualquier manera vamos a estar juntas. No lo olvides.

Lauren: Siempre y de cualquier manera. ❤

Lauren: Quizás más tarde me trepe hasta tu ventana. Así que déjala abierta por las dudas que la última vez te estuve llamando por casi una hora y como duermes como morsa ni escuchaste.

Camila: No es mi culpa estar tan cansada, Lauser. Intenta no caerte que puedes romper las flores de mi mamá.

**

Éste capítulo es importante también y no dejen pasar así nada más esa última conversación. 👀
Espero poder escribir pronto. Gracias por leer y a los que comentan, perdón si me olvido de responderle a alguno.


Plenitud {Camren}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora