Capítulo 7

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Ignoró el hecho de que su padre estaba en la sala y pasó directamente a la cocina por un vaso de agua. El hombre suspiró yendo detrás de ella con pasos lentos y cuidadosos, sabía que cualquier cosa que hiciera o dijera, Lauren lo atacaría.

—¿Son tus amigas?—Preguntó tomando asiento y apoyando sus brazos sobre la barra que tenía Lauren en medio de la cocina.

—No.—Tomó el vaso de agua y bebió un poco dándole la espalda a su padre.

—¿No? Entonces son tus compañeras del colegio. ¿eh? ¿Qué te va en…?

—¿Qué quieres?—Lauren dejó el vaso de mala gana sobre la mesada y se giró para ver a aquel hombre que la miraba de la misma manera que siempre lo hacía. Como si estuviera suplicando que al menos lo intentara como él.—Te dije que no vengas sin avisarme. Mejor dicho, no vengas. No quiero verte.

—Pero yo si quiero verte, Lauren.—Fijó su mirada en la de su hija sosteniéndola.—Quiero saber cómo estás y si necesitas algo. Me preocupo por ti.

—Ahora, Michael. Ahora te preocupas, ahora te importo. No te necesito. Déjame en paz.—Hizo el intento de salir de la cocina, pero su padre fue más rápido y se paró en su camino cubriendo la entrada de la cocina.

—Hace seis años que intento que entiendas que siempre me preocupé por ti, hace seis años que intento hacer que las cosas cambien, pero siempre me pones una piedra en el camino, siempre bajas una barrera entre nosotros y yo no puedo.—Tragó saliva mientras que Lauren había dado varios pasos atrás.—Tu madre y yo ya no nos amábamos, no podíamos seguir juntos, Lauren. Entiende.

—Nunca pensaste en mi, egoísta de mierda.—Dijo con odio.—Yo te esperé cada puta tarde en casa y todos me mentían, ahora vete por donde viniste, Michael.

—Fue tu madre la que me alejó de ti.—Lauren negó.

—¡La dejaste por otra!—El hombre bajó la mirada un momento.—Nos dejaste por otra mujer, por otra familia. Ahora vete. No necesito que finjas que te importo porque nunca fue así.

—Me equivoqué contigo. Lo siento.—Era la primera vez en años que hablaba tanto tiempo con Lauren. Aunque esto sea una discusión y nada bueno, Michael sintió que era un gran paso.—Perdóname y ya no me alejes de ti. Por favor.

—Vete de mi casa.

—Quiero hablar contigo. Yo compré ésta casa para ti, pero es mía también.—Lauren apretó la mandíbula y cerró las manos en un puño con fuerza.—Así que deja de comportarte como una niña y escúchame un momento. ¿Puedes hacer eso?

—Sí, pero no quiero. Vete, Michael. Ya es tarde y tu familia te debe estar esperando. Les debe parecer extraño que el hombre de la casa no haya llegado aún.—Su padre bajó la mirada un momento y Lauren no sintió ni pena por él.

—Está bien.—Asintió.—Pero antes déjame decirte que tu hermano quiere verte.—Lauren apretó el borde de su remera con fuerza y se dio la vuelta dándole la espalda.—Siempre me pregunta por ti y quiere verte, que vayas a casa y…

—Él no es mi hermano. Y estoy bien acá. Siempre estoy bien si estoy sola, ¿entiendes? No necesito a nadie, mucho menos a ti y tu familia.

—Solo es un niño de ocho años, Lauren. No tiene la culpa de nada. Gabriela también pregunta por ti y a ella también le importas. A todos nos importas y no lo aprecias. No estás sola, hija.

—¡No me llames así!—Le gritó dejando caer las primera lágrimas.—Vete a la mierda con tu familia. No sé para qué viniste solo me arruinas la vida. Déjame sola. Déjame en paz.

—Quiero que estés bien.—Dio un paso hacia Lauren. Le dolía verla llorar.—Quiero hacerte feliz. Perdóname. Por favor.

—Te odio por dejarme, te odio por aparecer y alejarme de mis abuelos, te odio porque estás aquí ahora.—Por supuesto que cada palabra era como un puñal en el pecho para su padre.

Michael simplemente negó deteniendo su paso frente a Lauren. Tenía los ojos bañados de lágrimas y quería salir corriendo de allí pero no lo hizo.

—Lo siento.—Dijo en voz baja.—Puedes llamarme si necesitas algo. Lo que sea… Ya sabes.—Tragó saliva.—Adiós.

Lauren esperó a que él se fuera al no responderle nada y cuando así fue, hizo lo único que podría calmarla en aquel momento. Se puso los guantes de boxeo y atacó la bolsa que colgaba en medio de su sala. Tenía el cuerpo débil porque estaba enferma y no tenía fuerza, sus músculos dolían con cada golpe y al sentirse débil lloró más y más. No fue hasta que realmente no pudo más y su cuerpo entero temblaba de dolor, cansancio y probablemente por la fiebre que comenzaba a tener otra vez que se detuvo y comenzó a intentar respirar mejor y meter aire en sus pulmones que quemaban a falta de éste.

El timbre sonó una vez y no hacía falta preguntar quien era porque lo sabía. Como pudo por el cansancio abrió ésta y Ally no dijo nada, simplemente la abrazó sin importarle que estuviera sudada. Ella la entendía con sólo verla y Lauren pensó en qué era una porquería con aquella chica. Siempre estaba para ella y lo único que le daba Lauren era malos tratos.

*

—¿Qué te pasa?—Dinah le dio con el codo suavemente a Camila para llamar su atención.—Pareces idiota mirando al piso.

Camila sonrió negando.—Lauren no vino por varios días al colegio, ¿O la viste por alguna parte? Yo no.

—No.—Dinah suspiró mirando al profesor asegurándose de que no las estaba viendo.—No la vi tampoco estos días pero hoy sí cuando estaba entrando a la clase de Química.

Camila la miró un momento y al no ver rastros de broma en Dinah asintió pensando un momento. Era la última hora y pronto saldrían.

—No me esperen a la salida con Normani.—Dijo desviando la mirada de su amiga.

—Claro, traviesa. ¿Te vas a ir a hacer cosas malas con tu amiga?—Camila la miró frunciendo el ceño y Dinah se rió negando.—¿Qué harán? ¿Robar una casa, romper autos o ponerle el pie a una anciana para que se caiga?—Soltó una risita.

—A veces no sé porqué soy tu amiga.—Camila la golpeó en el hombro.—Idiota. Solo quiero hablar un rato con ella.

—¿Y tus padres que dicen de todo éste asunto?—Se cruzó de brazos mirando a su amiga que se rió ante la expresión de Dinah.—¿Sabes que Lauren es una chica mala que hace cosas malas? Como escapar de una fiesta con su propia hija y llevarla a un lugar peligroso y que ninguna conoce o…—Camila le tapó la boca con una mano y se mordió el labio para no soltar una risa.

—Basta.—Miró al profesor un momento.—Cállate. Ellos piensan que es buena, lo es. No sé de qué hablas.—Dinah dijo algo contra su mano y rodó los ojos mientras la retiraba.

—Que me imagino la cara de Sinu cuando se entere lo que hiciste el sábado pasado con ella. Ni hablar de cuando sepa que viniste a colegio con su ropa y que cuando entré a la habitación se estaban besando.—Camila abrió la boca sorprendida.

—¡No nos estábamos besando!—Exclamó en voz baja.

—Si llegaba un segundo más tarde seguro que sí.—El timbre de fin de hora terminó Camila simplemente le dio una mirada a su amiga que sonreía divertida.—Que te vaya bien con la idiota.

—Tú eres idiota.—Camila la empujó mientras salían de la clase.

—Ti iris iditi. Hasta la defiendes y todo. Mejor vete.—Camila se rió abrazándose al cuello de Dinah y le dio besos en la mejilla haciendo que su mejor amiga se quejara.—Bueno, bueno, basta. Vete que se te va a escabullir la rata y no la vas a ver más.

—Deja de tratarla así.—Camila la empujó y Dinah se rió burlona.

Todavía no le caía bien Lauren y probablemente no lo hiciera nunca y tenía sus razones. Solamente no quería reventarle la burbuja en la que estaba Camila. Pero en algún momento se daría cuenta de todo, de lo que esa chica era en realidad. Y por supuesto, Dinah estaría con Camila como buena amiga que era y le diría “te lo dije”.

Camila vio a Lauren justo antes de que saliera del colegio entre todas las personas y la siguió en silencio. Lauren había ido hasta un auto blanco y abrió la puerta de éste para meterse dentro, ¿tenía un auto? Wow. Logró llegar antes de que Lauren cerrara la puerta y la oji verde se fijó en ella de inmediato.

—¿Qué haces?—Dejó la puerta abierta pero en ningún momento salió del auto.

—Quería saber cómo estás. ¿Por qué no venías al colegio?—Lauren suspiró harta de tantas preguntas en dos segundos.

—Estoy bien. ¿Pasa algo?—Camila entre abrió los labios sin saber qué decir y negó.—Bien, porque tengo que irme. Nos vemos.

—Espera.—Camila detuvo la puerta antes de que Lauren la cerrara.—Pensé que…. ¿Puedo ir contigo?—Lauren resopló en una risa sarcástica.

—No. No puedes.

—¿Por qué?—Lauren rodó los ojos. Camila comenzaba a sentirse mal y decepcionada pero iba a insistir.—No voy a molestar, me quedo callada.

Aquello tocó algo dentro de Lauren y aún con su rostro serio volvió a suspirar tirando la cabeza hacia atrás, apoyándola en el asiento.

—Podríamos estar en problemas luego, pero te gusta eso parece. Sube.—Camila le dio media sonrisa y se subió del lado del conductor, se puso el cinturón de seguridad y no dijo nada por los siguientes minutos.

Lauren salió del estacionamiento del colegio y tomó velocidad en una calle que estaba vacía. Maldijo cuando vio algunos policías en una esquina y dobló antes haciendo que Camila se moviera en el asiento.

—No tienes licencia de conducir.—Murmuró y Lauren le dio una rápida mirada mientras intentaba ocultar su sonrisa.

—No.—Dijo simplemente.

—¿Éste auto es tuyo?—Lauren aceleró fuertemente haciendo rugir el motor del auto cuando entraron a una ruta.

—¿Piensas que lo robé o qué?—La voz de la oji verde fue dura y Camila negó desviando la mirada.

Lauren parecía enojada. Su voz era sin una pizca de gracia, estaba seria y apenas había hablado con Camila y las veces que pasó, no fue para nada agradable. La morena se estaba arrepintiendo de haberla seguido ésta vez.

—¿Dónde vamos?—Lauren se quedó en silencio un momento mientras aceleraba nuevamente el auto. Era una loca conduciendo, Camila lo acababa de confirmar.

—Por ahí.—Camila suspiró viendo la carretera vacía y a los costados el descampado. No le gustaba para nada que Lauren fuera así con ella.

—¿Qué te pasa? ¿Hice algo malo?—No quería que se le viera en los ojos que estaba a punto de llorar y se sentía incómoda pero Lauren lo vio y su rostro se enfureció aún más, pero para su buena suerte habían llegado así que lo ignoró.

Bajó del auto y sonrió escuchando la música dentro de aquel galpón de chapas enorme. Había algunos autos fuera del lugar y las recibió alguien a quien Lauren llamó Jason. Camila la siguió dentro y vio como la oji verde saludaba a todos con un choque de puños y cuando se fijaron en ella Lauren simplemente dijo que era “una del colegio”.

Camila se sentía estúpida parada al lado de Lauren sin siquiera hablar una sola palabra. Ella hablaba con todos, se reía, bebía y fumaba de algo que Camila supo que no era bueno. Estaba tan arrepentida de haber seguido a Lauren y lo peor de todo es que no había manera de volver sola porque estaba oscureciendo y le había dicho a sus padres que Lauren la llevaría a casa asegurándose de que la oji verde lo haría. Al menos la Lauren de hace días atrás lo haría.

Cuando comenzó a oscurecer nadie parecía querer moverse y hasta habían encendido una fogata mientras seguían bebiendo. Había algunas chicas pero parecían no tener intención alguna de hablar con Camila. Apenas la habían mirado.

Armaron bancos alrededor de la fogata con troncos que habían traído algunos chicos y Camila se sentó junto a Lauren. Estaba cansada, aburrida, enojada y decepcionada. Quería irse  su casa lo antes posible pero Lauren no, ni siquiera la notaba a su lado.

Queriendo llamar la atención de la oji verde pasó un brazo por debajo del suyo hasta llegar a la mano de Lauren que colgaba entre sus piernas y la tomó entre la suya. Lauren bebió un tragó de cerveza y luego se giró a ella observándola un momento detenidamente. Camila se sorprendió cuando Lauren le dio media sonrisa y luego siguió hablando con los demás.

Más tarde Lauren se levantó y por lo tanto Camila también, sin soltarle la mano caminaron alejadas del grupo. Ninguna decía nada y Camila estaba aún más incómoda que antes. Cuando estuvieron frente a una ventana Lauren se detuvo y miró a Camila. Tenía los ojos verdes brillantes, las mejillas sonrojadas y la morena quiso llorar cuando supo de que lo que Lauren había fumado le  hizo efecto. Si ella estaba así, significaba que estaba sola en ese lugar, en medio de la nada y con personas que no conocía.

—Me quiero ir.—Su voz sonó un poco rota y Lauren negó soltando una risa.

—¿Nos quieres matar o qué mierda?—Tragó saliva cuando Lauren se acercó a ella y la tomó de la cintura.

—Lauren.—Camila intentó alejarse en vano.

—No te alejes.—Le pidió apoyando su mejilla contra la de Camila que soltó aire por la boca, nerviosa y un poco asustada.—¿No estarás pensando en que voy a hacerte daño? Porque nunca lo haría, Camila.—Su voz era ronca, suave y el aliento chocaba contra su oreja haciéndola estremecer.—Me encanta abrazarte.—Se rió.

—¿Por qué haces estas cosas? Mírate como estás, Lauren.—Lauren se alejó un poco quedando frente a Camila, a centímetros de su rostro.

—Tú no sabes nada.—Negó cambiando su tono de voz.—No me digas qué hacer.

—No te digo que hacer.—Camila intentó que Lauren sacara los brazos de su cintura pero no pudo porque la abrazaba firmemente.—Y sí, no sé nada porque no me hablas y te desapareces por días.

—¿Y qué? ¿Me extrañas?—Apoyó sus labios en la mejilla de Camila y los dejó ahí, alejándose un poco y volviendo a besarla allí. Camila sentía que podía desmayarse ante lo que Lauren estaba haciendo y no era nada.—Yo a veces pienso en ti.—Movió sus labios hasta llegar a la comisura de los labios de Camila que se alejó antes de que Lauren la besara.—¿No quería esto el otro día?—Soltó molesta y Camila dio varios pasos hacia atrás.

—Basta.—Habló a punto de llorar.—No eres tú, ¿Qué estás haciendo, Lauren?

Lauren vio como una lágrima caía por la mejilla de Camila y algo en ella hizo que razonara un poco. Se sentía mareada y un tanto perdida pero no lo suficiente para impedir tomar otra vez a Camila por la cintura desde atrás y abrazarla.

—Suéltame.—Camila estaba a la defensiva y no vio para nada la reacción que tuvo Lauren antes. Intentó salir de entre sus brazos en vano porque la oji verde era más fuerte.—Déjame y vete. Cuando te sientas bien nos vamos, pero déjame.

—No, no te vayas.—Apoyó la frente en el hombro de Camila y suspiró apretando el abrazo alrededor de Camila.—Quédate.—Aquel tono de voz le recordó a cuando Lauren le pidió que no se vaya algunas noches atrás.

—No sabes lo horrible que es verte así. Estoy tan decepcionada y quiero irme para nunca más intentar acercarme a ti. No sé qué te pasa.

—Me lo prometiste.—Lauren dio dos pasos hacia atrás dejando a Camila sorprendida ante su tono de voz. Sabía que Lauren no estaba del todo bien, pero la forma en la que lo dijo hizo que se arrepintiera.

—No… No quise decir eso.—Lauren la observaba atentamente.—Lauren, tienes que ponerte bien porque quiero que salgamos de acá. Por favor.

—No puedo conducir aún.—Camila tiró del brazo de Lauren para que la abrazara otra vez y lo hizo de la cintura pegando su cuerpo al de Camila que llevó los suyos al cuello.—No te enojes.

—No me enojo, está bien.—Lauren cerró sus ojos aferrándose al cuerpo de la más pequeña.

Camila no podía creer que hace segundos atrás Lauren estuviera siendo una grosera y cuando le dijo que no quería verla más se convirtió en alguien tan frágil como a quien tenía entre sus brazos otra vez. La forma en la que Lauren la abrazaba era increíble, ella se estaba aferrando realmente a su cuerpo y podía sentir  lo relajada que estaba allí.

Una hora después en la que simplemente estuvieron abrazadas mientras Lauren le contaba en voz baja quiénes eran esas  personas que estaban allí, Camila la escuchaba y la hacía hablar a propósito para que se despejara un poco, el aire que entraba por aquella ventana que  tenía los vidrios rotos la relajaba bastante y de a poco fue contando la compostura y se sintió avergonzada al ver lo que estaba haciendo con Camila y recordando un poco lo que había pasado.

Eso no quería, hacerle daño y ya se lo estaba haciendo.

—¿Ya te vas? Es temprano, Lauren.—Le dijo uno de los chicos cuando Lauren se acercó para despedirse.

—Sí, tengo… que llevar a la chica.—Señaló a Camila con la cabeza, estaba cerca de la puerta cruzada de brazos y moviendo el pie impaciente.

—No es de las nuestras.—Murmuró una morena con una sonrisa divertida. Lauren negó.

—No, ni siquiera sé para qué la traje. Nos vemos la próxima, chicos.

—¿Mañana?—Jason se rió y Lauren asintió.

—Nos vemos mañana.

Camila no dijo nada durante todo el camino de regreso y Lauren se sentía nerviosa mientras conducía, le daba mirada de a ratos y se encontraba con Camila mirando por la ventanilla. En otro momento se sentiría molesta porque le había interrumpido el rato con aquellos chicos que solía ver a veces, pero no, no se sentía enojada y en cambio quería llegar rápido a casa y pedirle a Camila que se quede con ella. Esa chica estaba haciendo desastres en ella y eso que no era nada aún.

Camila se giró para mirar a Lauren cuando reconoció la calle en la que entró. No la había llevado a la suya, estaban llegando a la de Lauren.

—Tengo que ir a mi casa, Lauren.—Lauren ignoró las palabras de Camila y avanzó los últimos metros.

—Les puedes mandar un mensaje, antes te dejaron quedar. Diles que estamos ya por dormir o algo.—Antes de que Camila dijera algo se bajó del auto y caminó para abrir la puerta de su casa escuchando como Camila bajaba también.

—Lauren…

La oji verde camino dentro de su casa y tiró las llaves sobre el sillón antes de caminar hacia su habitación. Había disimulado bastante bien el hecho de estar mareada y que la cabeza estaba a punto de explotarle.

Sacó algo de ropa para Camila y la dejó sobre la cama bajo la mirada de la morena. Por primera vez en mucho tiempo se sentía nerviosa de estar a solas con alguien. Camila la miraba seriamente y eso estaba dejándola tonta, ni siquiera le sostenía la mirada por más de un segundo.

—Estás actuando como si no importara lo que pienso, Lauren. Me llevaste a ese lugar horrible, hiciste cosas que…

—¡Tú quisiste!—Lauren comenzó a respirar rápido y se pasó una mano por el pelo nerviosa. Le dio la espalda a Camila para ver por la ventana a intentó calmarse.—Te dije que te alejes pero te quedaste, ahora ves, no paso un día sin hacer estupideces.—Dijo en voz baja.

—Si hubiese sabido que me llevarías ahí, no habría ido.—Lauren no dijo nada.—¿Qué pasa, Lauren?—Preguntó acercándose a ella con pasos lentos.—¿Por qué haces esas cosas?

—Quizás sea la única manera de estar tranquila. ¿No me viste? ¿No viste que estaba bien y no enojada o como me ves siempre?—Lauren se dio la vuelta para ver a Camila.—No quería que vieras eso, pero me seguiste. Te dije que no podías ir, pero… Dios. Eres tan cabeza dura.—Negó.—¿Estás enojada?

Camila la observó un momento en silencio y no pudo evitar pensar que se veía hermosa intentando tener su perdón porque claramente Camila estaba enojada.

—Estoy… decepcionada.—Bajó la mirada al piso de madera y Lauren tragó saliva dando un paso hacia atrás.

—Lo siento.—Camila negó.—Pero no te puedes alejar, me prometiste que… Tú lo prometiste.—Su tono de voz estaba cambiando. Se estaba enojando y Camila la miró frunciendo las cejas.

—No voy a irme.—Lauren la miró a los ojos.—Deberías dormir.

—Te vas a ir cuando me duerma.—Lauren parecía tan lastimada en aquel momento. Camila no podía ser dura con ella, sabía que no quería que esas cosas pasaran, pero se le iba de las manos porque simplemente Lauren no sabía cómo hacerlo mejor.—Quédate y mañana podemos ir juntas al colegio. Apenas son las once, vamos a cenar.

—¿Juntas?—Lauren asintió.—Primero debes calmarte un poco.

—Pero tú…

—Yo nada.—Se acercó a ella y pasó los brazos por su cintura.—Eres un desastre, Lauren Jauregui.

Lauren sonrió un poco pasando los brazos alrededor de Camila. Cada vez era más fácil abrazarla, tenerla cerca y no ponerse nerviosa.

—Ve a darte una ducha así se te pasa eso… Mientras voy a ver que tienes en la cocina y llamo a mis padres. ¿Te parece?—Lauren se alejó un poco para ver a Camila, o bueno, sus labios más que nada.—El baño, campeona.—Dijo dando un paso hacia atrás cuando Lauren se inclinó hacia adelante.

—Pero…—Camila sonrió negando y haciendo suspirar a Lauren.

*

—¿Por qué no estabas yendo al colegio?—Lauren bajó la mirada mientras secaba el plato que Camila le había pasado. Se encogió de hombros sin ver a la morena.—¿No sabes?

—¿Terminaste tus dibujos? Mañana tenemos esa clase.—Camila ocultó una sonrisa al ver como Lauren era tan obvia para evitar temas.

—Sí, Lauren. Hace dos semanas entregué los dibujos y saqué un ocho.—Lauren sonrió un poco. Nunca la había visto sonreír realmente, siempre eran sonrisas leves o fingidas.—¿Tú?

—Un diez.—Se mordió el labio secando uno de los vasos. Camila miró aquello atentamente y tragó saliva. Casi se arrepentía de haberse alejado cuando Lauren intentó besarla.

—Dibujas mucho. Vi en tu habitación algunos que andaban sueltos.—Lauren asintió.

—¿Estuviste revisando mis cosas?—Camila rodó los ojos.

—Claro que no. Simplemente los vi por ahí.—Lauren dejó el vaso dentro del mueble y se quedó viendo a Camila por algunos segundos.—Te faltó un plato.—La oji verde miró el plato que le tendía Camila y luego a ella para después sonreír.

—¿Tienes sueño? Porque yo sí y mucho.—Camila se rió asintiendo mientras terminaba de limpiar todo.

Más tarde Camila salió de la ducha ya vestida y vio a Lauren que estaba en la cama quedándose dormida. Como para no, pensó. Si había tomado de todo y había fumado esa cosa horrible. Debía estar por desmayarse del sueño.

Camila se metió bajo las mantas vistiendo la remera larga que le había prestado Lauren y le cubría hasta los muslos. Cuando estuvo acomodada, dándole la espalda a Lauren sintió como ella se acercaba a su cuerpo pasando un brazo por encima de su cintura. Camila no había sentido la piel de Lauren hasta que se dio la vuelta en su lugar quedando frente a Lauren y por ese movimiento la remera se le había subido un poco haciendo que sienta la piel de Lauren que estaba durmiendo en ropa interior.
Camila recordó que le había dicho que dormía así porque emanaba demasiado calor por la noche y ella lo sabía.

Pasando un brazo por debajo de la cabeza de Lauren y luego uno por encima de su cuerpo, Camila suspiró cuando sus pieles se juntaron bajo las mantas. Lauren estaba con medio cuerpo sobre el suyo. Probablemente estaba  desmayada del sueño y el cansancio. Camila simplemente se quedó allí en silencio.

Lauren suspiró en sueños y murmuró algo que Camila no entendió, pero la hizo sonreír de todos modos.

¿Debía ponerse a pensar en qué le pasaba con ella? Estaba claro que no podía alejarse de Lauren. No quería. Ahora bien, era imposible porque le había prometido que estaría con ella siempre y no se alejaría, Lauren se aferraba a esa idea y se lo había demostrado cuando desesperaba con solo pensarlo. Tampoco es que Camila pensara irse de su lado. Realmente no podía y le gustaba estar con la oji verde.

Camila ni siquiera había pensado alguna vez en que una persona como Lauren entrara en su vida, alguien tan lastimado, con tantos problemas, tan difícil de tratar y aún así no quisiera alejarse de ella. Quizás si había llegado a su vida era por algo. Quizás debía ayudarla, quizás debía ser lo que Lauren necesitaba, quizás debía quedarse con ella y estar cuando la necesitara y cuando no también.

Pero lo que Camila no sabía es que Lauren realmente se aferraba a su promesa de no irse, Lauren sin querer la había dejado entrar a su vida porque ella le hacía bien, porque era la única persona que hizo que se abriera realmente, la única persona que la conocía demasiado aunque no supiera todo. Quizás Lauren estaba igual o peor de confundida con respecto a Camila.

La morena tenía claro que quedarse cerca de Lauren no iba a ser fácil porque ella tenía muchos temas interiormente por resolver, tenía que darle tiempo y no le importaba. En aquel momento, justo cuando Lauren se revolvió un poco escondiendo el rostro en su cuello y ajustando el brazo que tenía sobre su cuerpo, decidió que no podía irse, que no quería y estaría con Lauren siempre, que iba a ayudarla y debía estar lista para enfrentar lo que sea al decidir quedarse.

Plenitud {Camren}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora