Capítulo 9

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Luego de que la madre de Camila llegara a su casa, la morena le explicó que saldría con Lauren por unas horas y no hubo problema con eso. Así que fueron por el auto de la oji verde antes.

Camila estaba un poco sorprendida y decepcionada porque conocía el camino por donde Lauren estaba conduciendo, pero se quedó en silencio esperando a que simplemente llegaran. Lauren estaba demasiado concentrada en el camino y por lo tanto no le prestaba mucha atención.

Cuando llegaron al ya conocido galpón, Camila notó que estaba diferente, incluso no parecía abandonado. Lauren se bajó del auto y Camila hizo lo mismo.

—Hey, Jason.—Lauren chocó el puño con el chico y luego le dio una mirada a su alrededor.—Hicieron un buen trabajo  ¿Qué tal adentro?

—Entra y mira tú misma.—Lauren siguió la mirada del chico que estaba observando a Camila. Y pasó un brazo por sus hombros acercándola un poco a ella.—Hola.

—Es Camila.—Le dijo Lauren.

—Hola.—Camila saludó tímidamente. En realidad no se sentía cómoda.

—Sí, la recuerdo por la otra noche. Entra y toma el lugar que quieras.—Lauren asintió y entró con Camila que se sorprendió nuevamente al verlo todo.

Las paredes estaban todas limpias al igual que todo el lugar, había algunas mesas  con aerosoles en color y pinturas, pinceles junto a algunas herramientas de trabajo.
A un par de metros había algunos chicos pintando y las mismas chicas de hace noches atrás usando aerosoles en color sobre las paredes. Todos dibujaban perfecto y sin problema.

—¿Qué es esto?—Camila se giró a Lauren que se encogió de hombros mirando a su alrededor.

—Un lugar arreglado para… ¿pintar?—Camila se rió mientras seguía mirando.—Lo arreglamos entre todos, como estaba abandonado decidimos acomodarlo, limpiarlo y en una semana estuvimos listos. Compramos pinturas, aerosoles y todo esto para hacerlo nuestro. ¿Te agrada o…?

—¿Podemos pintar?—Lauren se mordió el labio ocultando su sonrisa y asintió tomando latas de aerosol rojo, azul, verde y le dio uno amarillo y negro a Camila para que ayudara.—No sé pintar con esto.—Le dijo mientras seguía a Lauren por el lugar.

—Yo te voy a enseñar.—Dijo bajando las latas al piso y entonces Camila vio lo que estaba pintado en aquella parte de la pared. Era una caricatura de alguien envuelto y abrazando la bandera LGBT—Lo hice yo.

Camila soltó una risita volviéndose a Lauren.

—Que gay.—La chocó con su hombro y Lauren rodó los ojos, pero sonriendo un poco pasó un brazo sobre los hombros de Camila.—Pero me gusta.

— ¿Dices qué gay?—Lauren levantó una ceja.—Creí que eran tus colores… ya sabes.

—¿Qué?—Camila se rió disfrutando de molestar a Lauren.

—Bueno. ¿Qué no fuiste tio quien me quiso besar primera y luego me…

—¿Crees que soy gay porque intenté besarte? ¿No pensaste en que puede ser solo curiosidad?—Lauren frunció las cejas un poco y se rió nerviosa.

—Bueno. No. No pensé en eso.—Sacó el brazo del hombro de Camila y fue por una lata de aerosol.

Camila se rió en voz baja y cuando Lauren se levantó mientras agitaba la lata se encontró con Camila sonriendo.

—Era broma.—Se abrazó al brazo de Lauren y apoyó su mejilla contra ella.—Sí, soy gay. Muy gay. Más que tú seguro.

—No, nadie es más gay que yo.—Lauren bajó la mirada encontrándose con los ojos de la morena.

—Está bien, tú ganas.—Le quitó la lata de la mano y la agitó un poco acercándose a la pared, a un lado del dibujo de Lauren.

Comenzó haciendo un círculo, o eso intentó, pero no era fácil dibujar con aquello, además de que era malísima dibujando.
Lauren se acercó a ella y tomó la lata de la mano de Camila, quedándose detrás de ella.

—Tienes que hacerlo rápido.—Camila giró su rostro apretando los labios y Lauren bajó el suyo. Ambas soltaron una risa ante las palabras de la oji verde.—Dibujar, pervertida. Mira. Tienes que hacer un solo movimiento.

Lauren hizo un círculo más grande encima del que Camila intentó hacer y lo pintó fácilmente del mismo color.

—¿Qué quieres hacer?—Camila se encogió de hombros tomando la lata que Lauren le había devuelto.—Toma otro color y escribe algo dentro del círculo o puedes ir por los pinceles y la lata de pintura.

—Quizás pueda… con un pincel y pintura negra.—Lauren asintió y fue detrás de ella a buscar un pincel mientras Camila tomaba la lata de pintura.

Se hizo a un lado para dejarla hacer todo sola y la observó en silencio, con los brazos cruzados, demasiado concentrada y embobada por la morena. Era hermosa, no lo iba a negar y la estaba volviendo loca.

Después de aquella conversación con Ally algunos días atrás se había quedado pensando en todo y la idea de tener a Camila solo para ella, cuando quisiera y de todas las maneras posibles era una tentación, su corazón se aceleraba con solo pensarlo.

¿Cuánto hacía que no deseaba tanto algo como la estaba deseando a ella? Semanas, meses, años. Y Lauren se iba a dar el gusto.

Pasaba que desde que Camila llegó a su vida todo había cambiado, ella no era la misma y apenas comenzaba a darse cuenta.

Lauren siguió viendo a Camila incluso cuando ésta terminó de escribir y se giró para que lo viera. Sonrió mordiéndose el labio y se acercó a la morena para ver lo que había escrito.

—¿Love Only?—Camila se encogió de hombros y le pasó el aerosol azul a Lauren.

—Firma por nosotras.—La mayor frunció un poco el ceño y agitó la lata mientras Camila daba un paso al costado.

Lauren hizo rápidamente sobre la pared, muy cerca del círculo donde tenía escrito aquellas letras. “C&L” se veían en una cursiva perfecta aún así estando hecho con aerosol.
Lauren dio un paso atrás para comprobar las letras y se giró para ver a Camila que levantó su pulgar.

—Quedó genial.—Lauren se rió y Camila también.—Bueno es una porquería. Mira lo que hacen ustedes y yo… Bueno.

—Ya vas a aprender. La primera vez es difícil porque no sabes manejar bien esto—dijo levantando el aerosol.—Pero luego te acostumbras.

—¿Podemos venir otra vez?—Preguntó pasando un mano por el pelo, dejándolo un poco inflado y hacia un lado. Lauren observó cada movimiento. No podía ser que fuera tan perfecta hasta acomodándose el pelo.

—Eh… Sí. Claro. Cuando tú quieras.—Lauren asintió.—Hoy harán una fogata, habrá para comer y beber. ¿Quieres que nos quedemos? O podemos irnos a otro lugar.

Camila recordó la última vez que estuvo en ese lugar y en el estado en el que se había ido Lauren. Obviamente no quería que se repita otra vez. Lauren no era Lauren cuando fumaba esa cosa.

—Te prometo que no haré nada malo.—La voz de Lauren la sacó de sus pensamientos y se dio cuenta de que se había acercado y ahora tenía una mano en su cintura.—Mira, mejor vamos a otro lugar y estamos solo tú y yo.

—Lo que quieras está bien.—Lauren asintió y se inclinó hacia adelante para besar la mejilla de Camila.

—¿Tienes ganas de hacer un dibujo más? Porque yo sí.—Camila sonrió siguiendo a Lauren y se quedó a un lado mientras Lauren movía las latas de un lado a otro con facilidad y rapidez.

Fue una de las pocas veces que la vio tan tranquila, tan en paz, sin nada, ni nadie que las moleste, no les importaba el tiempo y la única razón era ella, pero Camila no lo sabía.

*

—¿Crees que está bien que vengamos aquí? Si alguien viene a retarnos te voy a pegar.

—Mientras no ensuciemos nada y no dejemos la basura aquí, nadie puede decirnos algo.—Lauren se sentó sobre una gran piedra apoyando su espalda contra otra y Camila la imitó, quedando a su lado.

Frente a ellas el mar de noche estaba más vivo que nunca, las olas iban y venían y el único sonido era el del agua chocando contra las piedras.
Lauren tenía la bolsa con la comida y Camila las bebidas. La morena intentó acomodarse mejor pero no lograba estar cómoda mientras que Lauren ocupaba todo el espacio.

—Lauren no entro aquí.—Negó suspirando.

—Con ese culo que tienes.—Camila se rió empujando el hombro de la oji verde que separó sus piernas.—Ven aquí.—Le indicó que se sentara allí y cuando lo hizo sintió un brazo de Lauren rodearla suavemente.—¿Estás bien así?

—Sí.—Asintió comenzando a sacar la comida de la bolsa. Apenas sacó los nuggets Lauren tomó uno y se lo metió entero en la boca haciendo que Camila sonriera mientras sacaba las papás fritas.

—Pensé que ibas a pedir pizza. Dijiste que amas la pizza.—Habló tomando otro nugget.

—Ya sé, pero veías a la gente salir con nuggets y los mirabas como si fueran lo más hermoso del mundo.—Habló riéndose y Lauren ladeó un poco la cabeza para verle la sonrisa.

—Es que lo son, Camila. Viviría a base de nuggets.

—No lo dudo.—Murmuró agarrando una papa frita.—¿Estás cómoda?

—Sí.—Lauren habló con la boca llena de comida mientras apoyaba mejor la espalda contra la piedra.—¿Fue divertido ir a pintar?—Hizo una mueca viendo a Camila.

—Claro que sí. Quiero ir otra vez algún día.—Asintió.—Nunca había ido a un lugar así.

—¿Y qué haces con tus amigas?

—Bueno, Dinah es un poco fiestera. Normalmente salimos a bailar y eso, sino me arrastra por todo el centro comercial o cosas así. No le gusta para nada dibujar, prefiere pintarse las uñas.—Terminó soltando una risita.

—Ya me lo imaginaba.—Murmuró apoyando la barbilla en el hombro de Camila y la rodeaba con ambos brazos.—Cuando quieras podemos volver. El sábado que viene hacen una fiesta allí. Tal vez podemos venir y si quieres invita a tus amigas.

—¿De verdad?—Se giró un poco para ver a Lauren que asintió apenas.—Bueno les voy a preguntar, sino voy sola.

—Conmigo.

—Contigo.—Asintió sonriendo.—Siempre nos lleva el amigo de Dinah, o el novio ya no sé qué son. Se llama Alfredo.

—¿Y lleva chicos también?

—Sí, a su hermano y un amigo que está siempre con él. No recuerdo como se llaman porque no hablo tanto con ellos.

—Ah.—Camila se giró entre las piernas de Lauren, quedando sentada un poco de costado.

—Queda una papa.—Lauren se la quitó y se la llevó a la boca dejando la mitad saliendo de sus labios y Camila se rió.

—¿Quieres?—Estaba intentando no sonreír  Camila no dudó en inclinarse un poco y morder la papa dejando a Lauren con una sonrisa boba en el rostro.—Queda un último nugget pero es mío. Lo siento.—Y sin más se lo comió.

—¿Dónde te entra tanta comida?—Lauren se encogió de hombros mientras masticaba y volví a abrazarse a Camila que parecía no importarle aquello.—¿Cuando cocinas para ti te comes todo también o guardas lo que sobra?

Lauren se rió.

—Normalmente pido comida al delivery pero cuando cocino me como todo y no dejo nada.—Dijo divertida.

—Eres una cerda.—Camila sonrió viendo hacia el frente. Lauren tenía vista al perfil de Camila hasta que giró nuevamente a ella.—¿Te puedo preguntar algo?

—Ya lo estás haciendo.—Lauren suspiró. Sabía que ya no eran bromas porque el tono de voz de Camila había cambiado.—Dime.

—¿Por qué vives sola?

—Creí que ya habíamos hablado de esto. Solo no quiero vivir con Mike. Es eso.

—¿Mike es tu… tu padre?—Lauren asintió desviando la mirada.—Es el hombre que llegó cuando yo me iba aquella noche, ¿verdad?

Lauren volvió a asentir.

—¿Por qué no quieres vivir con él?—Lauren tiró la cabeza  hacia atrás soltando un suspiro y dejando caer los brazos de la cintura de Camila.—Lo siento, no quería…

—Porque no. Porque no quiero verlo, porque ni siquiera soporto tenerlo cerca, no puedo mirarlo a los ojos, mucho menos vivir con él. Antes, cuando vivía en su casa luego de que logró tener mi tenencia las cosas al menos iban bien pero porque lo intentaba hasta que me salí del shock en el que me encontraba por lo de mi madre y fui consiente de mi realidad. Estaba viviendo en la casa del hombre que me había abandonado por otra familia, estaba en la casa de esa familia donde me sentía una agregada porque todos ocupaban su lugar ahí, menos yo. Lo odio. Es su culpa que yo me haya sentido así.

Lauren tragó saliva mirando al frente, en cualquier parte menos a Camila. Tenía los ojos bañados en lágrimas que no pensaba soltar.

—Empecé a portarme como una imbécil a propósito para que se cansara de mí y habló con un hermano suyo que vive al lado de mi casa luego de que yo le dijera que me quería ir. Entonces arreglaron todo para que pudiera estar sola. Pero nunca me dejaba sola al final, siempre estaba ahí, o su esposa, o mi tío.—Negó.—Hasta que me cansé hace dos años y le dije que no quería verlo más, que me deje en paz y era difícil porque apenas tenía dieciséis años pero yo podía sola y él no me dejaba.

Camila tomó ambas manos de Lauren haciendo que volviera a abrazarla y se apoyó contra su pecho.

—Sé que fui una desagradecida, que soy egoísta y una mierda con él, pero se lo merece. Estuve casi toda mi vida sola por su culpa. Porque mi madre estaba pero a la vez no. Yo estaba sola mientras el vivía feliz con su esposa y su hijo.

—Seguro que fue difícil, pero ya está.—Le dio un beso en la mejilla.

—Fueron unos años de mierda. No tienes idea de lo que yo pasé. No sabes lo horrible que me sentía siendo una agregada en esa casa, ver a su hijo siendo tratado como a un rey, que lo cuidaran tanto, lo querían más que a su propia vida cuando yo no tuve nada de eso porque ese imbécil se fue.

Camila se arrepintió de haber tocado el tema porque Lauren estaba enojada y dolida ahora. Ella dejó que la abrazara contra su cuerpo y mientras podía dejaba besos en la mandíbula de Lauren y en sus mejillas en un intento de calmarla. Pero nada funcionó por algunos minutos. Hasta que después Lauren acomodó los brazos a su alrededor haciendo que Camila la mirara.

—No pienses mal de mí, yo no…

—No lo hago.—Camila negó.—Solo estás dolida, es eso y lo entiendo. Me imagino lo difícil que habrá sido todo para ti, Lauren. Ya no tienes que sufrir por esas cosas que pueden ser dejadas atrás.

—Pero no puedo.—Camila sintió sus propias lágrimas llenar sus ojos.—Lo intento, pero no.—Negó.—No logro vivir en paz por todo eso.

—No me agradan por haberte hecho tanto daño.—Lauren acercó más su cuerpo al de Camila. Estaban literalmente a un par de centímetros del rostro de la otra.—Te prometí que voy a estar contigo y quizás… si me dejas podría intentar hacerte un poquito de bien. No me gusta verte así.

—Ya lo haces y no tienes idea de lo mucho que cambió mi vida desde que llegaste. Y es pronto, sí, lo sé, ni siquiera me había dado cuenta hasta que Ally me quemó la cabeza durante toda la tarde hace unos días. Me haces bien.—Camila sonrió.

—¿Quién es Ally?

—Una amiga.

—Me dijiste que no tenías amigos.

—Bueno, Ally lo es.—Camila asintió y llevó una mano hasta el brazo de Lauren para acariciarlo.—Gracias por quedarte cuando te dije que te alejes de mí.

—Soy muy insistente, ¿recuerdas?—Lauren sonrió mostrando sus dientes haciendo sonreír a Camila más ampliamente.—Me encanta hablar contigo, escucharte, pasar el rato, no hay forma de querer alejarme de ti. Creo que nadie puede contigo.

—Es que soy irresistible.—Camila rodó los ojos.

—Si te lo crees, puedes pensar lo que quieras.

—Y hacer lo que quiera.—Camila se encogió de hombros viendo al frente.—¿Estás de acuerdo?

—No siempre puedes hacer lo que quieras, Jauregui.

—Debo pedir permiso. Entiendo. ¿Te puedo besar ya?

Camila se giró a ella con una sonrisa leve, pero divertida y observó a Lauren por unos segundos antes de inclinarse hacia adelante. ¿Para qué tantas vueltas? Si las dos se morían por hacer aquello.

Lauren tenía el control del beso desde un principio y mientras besaba a Camila, sentía como la morena se dejaba estar entre sus brazos. Las manos de Lauren dejaron su cintura para comenzar a recorrer la espalda de Camila una vez que se había sentado a horcajadas sobre sus piernas.

No era un beso brusco, pero tampoco era tan lento. Camila se estaba derritiendo entre los besos y las caricias que le daba Lauren a medida que pasaba el tiempo.
Camila tenía ambas manos en las mejillas de Lauren acariciando y en un intento de poner un poco de control también. Lauren no podía dejar sus manos en un solo lugar. Ella nunca había necesitado sentir tanto a alguien como en aquel momento y cada segundo era más y más. No iba a detenerse y Camila nunca le dijo que se detenga.

*

Perdón por la demora, espero haber recompensado un poco.
Y feliz navidad💝

Plenitud {Camren}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora