-Bueno definitivamente este lugar no se parece en nada a la última vez que venimos- dijo Liam observando las solitarias calles de la ciudad.
-Es verdad, ¿donde quedaron todas las bellas cherries?- Huge buscaba entre la escasa gente que transitaba la calle- mejor hubiéramos ido a Vienna, dicen que en esta época del año el clima es favorecedor para ver vestidos sin mangas y profundos escotes.- dijo lanzando una mirada coqueta al mas serio de los tres.
Edmond solo rodó los ojos ante el ridículo gesto de su amigo y se apresuro a caminar hacia el hotel que estaba cruzando la calle. Era un lugar majestuoso, con altos ventanales y de muros perfectamente pintados de verde manzana y techo carmesí.
Los tres ingresaron al hotel donde gente iba y venia de un lado a otro. Los sirvientes con sabanas limpias, los botones con equipajes, caballeros elegantes y mujeres muy a la última moda francesa; la gama de perfumes que llenaba cada rincón era muy diversa, pues era conocido que el mejor perfumista de toda Francia tenia su residencia en Niza.
Una silueta pequeña y aniñada llamo su atención, con su largo cabello castaño que caía como cascada por la espalda con un moño rosa adornándolo. Instintivamente, Edmond, camino hacia ella, dejando a unos taciturnos Liam y Huge, que lo siguieron con curiosidad al ver que se dirigía hacia una dama.
-Aja!! te encontré pequeña traviesa, creíste que te burlarías de mi, pues te equivocaste- Edmond la tomo del brazo y la giro hacia el, menuda sorpresa la que se llevo...y el sonido de la bofetada que recibió se escucho por todos lados.
-Pero que se ha creído, majadero, suélteme salvaje-. le espetaba la joven que no era para nada parecida a la niñita del baile.
Anonadado y aun con el ardor en la mejilla el duque la soltó, sintiendo el rojo de la vergüenza en su rostro al escuchar los murmullos que los espectadores del hotel cuchichiaban al ver la escena.
-Discúlpeme mi lady, pensé que era otra persona-. dijo entre dientes para que sus amigos no lo escucharan.
-¡Insolente, hum!-. la chica salio corriendo hacia la entrada donde un hombre alto y robusto la interceptaba y ella le decía algo, de pronto lo señalo con el dedo de manera acusadora é inmediatamente el hombre se puso de mil colores; por la ira que despedía supo que estaba en problemas.
-Bueno caballeros si me disculpan, me temo que tengo que salir de aquí o mi vida perecerá, con permiso-. y mas rápido que un conejo Edmond salio esquivando a la gente antes de que el gigantón lo atrapara, sabrá dios que es lo que pasaría si lo alcanzaba.... quizás hasta lo casaran con esa feucha.
-Regrese poco hombre, nadie trata así a mi princesa.
Liam y Huge no podían creer lo que veían sus ojos, su serio y siempre perfecto amigo salia corriendo huyendo de un enorme tipo que claramente le daría caza por toda Francia si era posible, el jamas se había comportado de ese modo, ¿en que momento se atrevió a estrujar a esa muchacha?, ambos salieron de su estupor y corrieron tras de ellos, los siguieron por las calles empedradas hasta llegar a un arroyo donde el gigante acorraló a el duque.
-Vera mi lord, todo es un mal entendido; confundí a su...hija con alguien más, me disculpo si le he ofendido- dijo Edmond esquivando el puño del hombre.
-Es mi ESPOSA cretino y nadie la toca.
-¡Caramba!, su ¿esposa?, no lo habría imaginado nunca, son tal para cual- volvió a esquivar otro golpe.
-¿A que se refiere con eso estúpido engreído?- volvió a tirar un golpe esta vez si que le dio en la cara.
-A que como dice aquel viejo refrán mi amigo " hay esta el agua para el marrano"- dijo con sorna limpiándose la sangre del labio.
El hombre enfureció más y se abalanzo hacia Edmond pero este logro esquivarlo al lanzarse a un lado provocando que el hombre cayera directo al agua. Liam y Huge seguían en shock al ver el espectáculo que su amigo daba y cuando el hombre cayo al agua corrieron junto a Edmond quien se levantaba del suelo y se sacudía la tierra del traje.
-Lamento sus circunstancias mi estimado caballero pero asuntos más importantes me llama- hizo una reverencia y dio la media vuelta dejando al hombre con tremenda rabieta por lo sucedido.
-¿Pero que carajos paso? Juro que si no es porque lo vi todo ¡no lo creería!-dijo Huge.
-Concuerdo contigo, ¿en que jodidos pensabas Weilburg?- de pronto todo le vino como una revelación a Liam, quien soltó tremenda carcajada- ja ja ja ja.... jamas creí que viviría para ver esto, ja ja ja
-¿Me puedes decir de que rayos estas hablando Liam? no entiendo nada y al parecer Edmond no piensa hablar.
-¿Que no es obvio?, nuestro querido y frió amigo, buscaba a una señorita.
-Creo que eso es mas que obvio, todos nos dimos cuenta tarado.
-No no no, pon atención llega un día de la nada y nos obliga a viajar de nuevo a Niza cuando no hay nada interesante en estas fechas y lo primero que haces es meterse en problemas al confundir a una dama, que obviamente en Inglaterra no encontraría......¿acaso no lo entiendes retrasado mental?
-Que yo sepa no los obligue a venir ustedes están por su propia voluntad- decía Edmond mientras terminaba de arreglarse la ropa.
De pronto y como de un balde de agua fría se tratara, Huge comprendió las palabras de Liam y comenzó a reírse también a carcajadas, mientras que Edmond los miraba con fastidio.
-Hay dios mio... ya lo recuerdo todo... como no me di cuenta... Weilburg eres todo un cofre de sorpresas pillin, que bien escondido te lo tenias- reía el barón con fervor.
-¡YA BASTA!, una risa más y de un plomazo les tumbo los dientes me oyeron. No se de que mierdas hablan- se dio la vuelta y comenzó a caminar.
-Ah no! esta vez no te va a resultar tu facha de " Atila el Huno", confiesa de una vez.
-Es mejor que nos platiques tu, recuerda que Liam es mas molesto que una piedra en el zapato y tarde o temprano te hará cantar como un lorito- dijo Huge imitando el aleteo de un pájaro.
-Ya esta bien, de acuerdo, como joden, pero mas vale que sean de oídos porque donde anden de bocones se arrepentirán.
Ambos se llevaron la mano derecha al pecho como símbolo de lealtad y de discreción.
-Fueron varios motivos que me trajeron a salir de Londres- Edmond respiro profundo antes de hablar- Pulga murió, mi madre y Maurice quieren casarse y el crei que el vengarme de una mocosa me haria olvidarlo.
Huge que era el más sentimental de los tres comprendió el porque su amigo había viajado hasta su casa; sabia que ese perro era muy importante para el y aun que no sabia los pormenores no le era ajeno la antipatía que tenia Edmond hacia el conde, a el no lo engañaba, algo pasaba entre esos tres pero respetaba su silencio; su amistad era mas importante para el que andar de cotilla.
Por su parte Liam desconocía por completo el porque la unión de esos dos lo podría afectar, era más que obvio que tarde o temprano pasaría, y aunque era un poco mas desentendido de la muerte del perro comprendía la importancia para el, lo que si se le hacia novedoso era lo ultimo..... VENGARSE DE UNA MOCOSA... ¡¡¡muy interesante!!!
-Lamento tu perdida mi buen amigo, pero no creo que por la muerte de un perro y lo que era más que obvio entre tu madre y el conde sean motivos suficientes para hacernos viajar miles de kilómetros hasta otro país... así que mejor cuéntanos que tendrá de especial esa dama que a merite tan poderosa venganza y tan largo viaje- añadió con picardia Liam.
Escuchándolo de ese modo hasta a el se le hacia ridículo todo y lo mas tonto porque tendría que buscarla a ella, había dicho que su padre viajaba mucho y que siempre las llevaba con el, lo mas probable es que ni siquiera estuviera en Francia, ahora veía hasta donde se permitía que lo afectaran los problemas, pero jamas admitiría nada que lo dejara mas en ridículo, no, no les daría ese gusto ni a ellos ni a nadie al diablo con la mocosa; pero sus ojos marrones seguían persiguiéndolo y ni siquiera Edmond tenia respuesta para eso....
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El Duque de Hielo (1° Saga corazones traicionados)
Historical FictionEL DUQUE DE HIELO La vida del duque de Weilburg no había sido nada fácil desde que murió su padre; había descubierto que no podía confiar en nadie, ni siquiera en la persona que se suponía debía protegerlo y amarlo. Desde ese momento se obligó a con...