Capitulo 29(editado)

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-¡¡Oh por dios!! - gritaba Polette- ¡¡ Oh por dios!!

-¿Puedes explicar por que tanto escándalo señorita?, ¡ya no puede uno desayunar en paz en esta casa!

-Padre el vendrá, vendrá a verme... dios mio tengo que arreglarme.

-¿Quien se supone que vendra a verte?.

-El duque padre, lord Weilburg... mire, me ha enviado una nota para informarme de su visita- le decía la joven extendiéndole el papel a su padre.

"Mi estimado lord Walter, me disculpo por ser tan atrevido, pero le informo que iré a la hora del té a su casa para poder hablar de lo que nos compete, y para disculparme por mi ausencia el otro día, espero no ser inoportuno.

Atte:  EL duque de Weilburg."

-¡Pero que insolente!, auto invitarse a mi casa- decía aventando el papel en la mesa.

-Padre no sea grosero, alagado se debería de sentir de que alguien como él venga a esta casa- dijo soltando un suspiro- ¿no es romántico padre? el Duque tomando el té conmigo.

-¿¡Pero que estas diciendo Polette?!, si en la nota no hay ni rastro de tu nombre, y ni de intención por verte, el viene a hablar conmigo.

-¡Ash! Es usted un viejo gruñón padre, obviamente lord Edmond no seria tan descarado de poner en claro sus intenciones, pero yo se que viene por mi, así que si me disculpa iré a bañarme y a cambiarme- Polette se levanto de la mesa bajo la mirada molesta de su padre- ¡Wanda, WAndaaaa!

-¿Me llamaba usted mi lady?

-Que me preparen un baño y mi mejor vestido, hoy es mi día Wanda, por fin el duque caerá ante mi.

-Si Lady Polette en seguida.

Lord Walter se sobaba las cienes tratando de calmar la jaqueca que ya le estaba dando, no sabia en que momento su hija se había convertido en una niña caprichosa; sabia que Weilburg le huía como a la peste y no lo culpaba, su adorada hija solía ser peor que una mosca en la miel; no podía librarse de culpas, pues el había alimentado las ambiciones de su hija, al mencionarle lo grandioso seria que se convirtiera en duquesa, y a pesar de que la había visto babear por Chester, prefería mil veces verla tontear con Weilburg que no resultaba ser ninguna amenaza contra la reputación de su hija a verla envuelta con ese libertino sin vergüenza.

-¡Ay esta hija mía va a matarme con sus berrinches!- decía dando un trago a su café y sonando la campanilla de servicio.

-Diga usted mi lord.

-Que me traigan papel y tinta, y avísenle al mensajero que este listo.

-Enseguida señor, permiso.

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En el departamento del marqués el conde de Rosenau tomaba el desayuno con sus primas y lady Briest, debía mantener las apariencias y ocultar el enfado que resulto su fracaso en el parque; tal vez se estaba precipitando,así que se reservaría hasta que encontrara otra oportunidad para deshacerse de ellas.

-Muy bien señoritas, ¿que quieren hacer hoy?- peguntaba Collin.

-¡Definitivamente pasear en calesa no!- dijo Corinna.

-Bueno podemos ir al centro caminando y así podremos conocer más de Londres- dijo Ingrid.

-No creo que sea muy buena idea, amenos que quieras escuchas los lamentos de Corinna "hay ya me canse, vayámonos a la casa".

-Compórtense señoritas, no quiero saber de la boca de lady Briest que están peleando, ya no son unas niñas, así que lo que sea que vayan a hacer, no se alejen tanto, yo iré a revisar unos pendiente aprovechando la vuelta a Inglaterra; recuerden que esta noche iremos al teatro.

-Si primo- dijeron las dos al unisono, como habían cambiado las cosas en estos días.

-Con su permiso mi lord- decía una doncella- han enviado esta nota para usted de la residencia del marqués- dijo entregando la nota al conde.

-Gracias, puedes retirarte- la joven hizo una reverencia y salio del comedor.

"Mi querido conde, seria un placer para mi querida hija y para mi, que usted y sus adorables primas, incluyendo a lady Briest ,nos acompañen a la hora del té. Espero que su respuesta sea un si.

atte Lord Walter."

-Vaya, creo que ya sabemos a donde ir, el Marqués nos ha invitado a tomar el té con el y con su hija.

-¡No, con lady Polette no!- dijo Corinna.

-¿Y tenemos que ir?- pregunto Emilia.

-Seria una falta de respeto, la hora del té es sagrada para los ingleses- dijo Ingrid.

-Así es, así que pónganse sus mejores ropas y arréglense bonito- dijo Collin de forma paternal.

-De acuerdo, pero no seremos responsables si la consentida esa nos saca de casillas- dijo Corinna.

-¡Corinna!- le dio un punta pie Emilia- No le hagas caso primo, nos portaremos bien- le dijo con dulzura.

-Muy bien si ya acabaron de desayunar... ¡vayan,vayan! apúrense  que ya son las 9 :00.

Las tres damas le hicieron una ligera reverencia a Collin pare irse a arreglar a sus recamaras, mientras que el se dirigía a la sala para tomar un trago de coñac;  aun estaba molesto por la ineptitud del mocoso al que le pago dos chelines por aflojar suficientemente los tornillos de las ruedas, y mas molesto aun con el idiota ese que las había auxiliado; solo le pedía a dios más tolerancia, por que eso de fingirse el primito protector y amoroso lo fastidiaba terriblemente; en fin, por lo menos podría distraerse con la belleza de lady Polette, tal vez la invitaría a la opera y así no tendría que ponerles atención a las estúpidas esas. 

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El cochero estaba esperando a su señor en el carruaje, Mary había dejado indicaciones de arreglar el jardín y que todo estuviera limpio y en orden, la cocinera se sentía ligeramente tranquila por que el duque se encontraría fuera casi todo el día, así que no tenia por que estezarse por cocinar , la única petición del lord, fue que le prepararan un pastel... el cual la ama de llaves le había dado instrucciones de como hacerlo; por otro lado Louis estaba terminando de arreglar a Edmond, ya que lo había cambiado 3 veces de vestimenta, pues este no se decidía por uno.

-Listo mi lord.

Edmond se miro en el espejo- Excelente, Gracias Louis; tienes muy buen gusto.

-¡Gracias mi milord!, le dije que este traje le quedaría perfecto.

-Y tienes razón, Louis... otra cosa- vio por el rabillo del ojo como su criado se ponía tenso- quisiera disculparme por lo que te he pedido hace rato, quien soy yo para decirte con quien casarte o no.

Louis estaba consternado, su señor, el irritable y frió duque, le estaba pidiendo disculpas a él, un simple criado- Yo... mi lord... no tiene por que... yo soy solo su sirviente- este comportamiento no es propio de su lord; pensaba para si Louis.

-Eres mi mejor sirviente, y es por eso que he reconsiderado el convertirte en mi asistente personal, así que tendrás solo hasta el domingo para encontrarme un ayuda de cámara que tenga tan buen gusto como tu.

¡Definitivamente, este hombre no era su señor!, el temido y respetado duque de Weilburg. Vaya que Louis no sabia que decir o hacer, esta era una gran oportunidad por que no solo le aumentarían sus ingresos, si no que también subiría de estatus en la linea de la servidumbre. No podía con tantas emociones, algo en su interior le dijo que seria un día diferente, ¡TODO LO ERA!; el humor de su señor era diferente, su tono al hablar y pedir las cosas tan  educadamente, su nuevo puesto... su Rosy seria tan feliz cuando le contara.

-Mi lord mil gracias, no lo voy a decepcionar.

-Muy bien, ahora me retiro tengo una presa que cazar - y sin mas Edmond salio hacia la casa del marqués para hablar con lady Polette, si alguien sabia sobre alguna llegada de un noble extranjero serie ella, era mas cotilla que nadie en todo Londres, y si alguien podía darle alguna pista sobre su delicioso bocadillo, Lady Polette era la indicada. Aun que ese acercamiento le pudiera acarrear horribles consecuencias.

El Duque de Hielo  (1° Saga corazones traicionados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora