Capitulo 22 (editado)

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El marqués les había insistido en quedarse en su residencia, pero después del muy obvio recelo de lady Polette, Collin se vio obligado a mentir diciendo que ya había alquilado una casa en el centro de londres, pero el marqués, al ser el quien los había invitado, les ofreció hospedaje en otro sitio y ahora los cuatro se dirigían a una pequeña casa que tenia el marqués cerca de Hyde Park  y que usaba cuando necesitaba "concentración y paz" para poder trabajar, aunque en realidad, Emilia pensaba que lo hacia para escapar de la odiosa, arrogante y cabeza hueca de su hija.

El viaje transcurrió en silencio y  nadie se atrevió a hacer algún comentario -Collin por no escucharas y ellas por no provocar algún ataque de ira de el-  y después de algunos 30 minutos al fin podrían descansar  del pesado día. Collin bajo sin ni siquiera ayudarlas a salir del carruaje al llegar mientras un mayordomo los esperaba en la entrada, pues el marqués había mandado a un mensajero para avisar de su visita  para que tuvieran todo listo.

Enorme fue la sorpresa que se llevaron al ver la "casita"que tenia el marques; era mas grande y espaciosa por dentro de lo que lucia por fuera, un hermoso lugar de dos pisos con una sala de estar, un despacho, una gran cocina, 5 habitaciones- 2 para el personal y 3 para los huéspedes- un pequeño comedor y un recibidor; todo delicadamente decorado, muy elegante.  Una doncella acompaño a las damas a sus recamaras,  llevando a las cuatro mujeres por las escaleras, encontrándose con un pasillo decorado con un tapiz blanco con arabescos dorados; siguieron avanzando hasta llegar a la primera habitación, que seria la de las hermanas, un hermoso  cuarto lleno de colores pasteles con una enorme cama, un tocador, un gran ropero, una pequeña chimenea y un cuarto de baño; la segunda seria el cuarto de Ingrid, de tonos azules y blancos, su respectiva chimenea, ropero, una cama mediana, una bañera y su tocador.

Después de haber inspeccionado la casa, Emilia y los demás  tomaron  la cena en el comedor, mientras las doncellas acomodaban sus pertenencias en las habitaciones de cada uno.

-Y bien,¿que les gustaría hacer mañana?- pregunto Collin mientras cortaba un pedazo de pan,  provocando que las tres lo miraran desconcertadas- Al menos podrían contestar...estoy tratando de hacer una tregua con ustedes-dijo mientras untaba mantequilla en el pan y al no escuchar palabra de ellas dejo de hacerlo para mirarlas- se que lo que hice estuvo mal, también se que no soy santo de su devoción ni ustedes del mio, pero la verdad es , que somos familia, y es mi deber velar por ustedes.

Acaso se había vuelto loco, o seria ella la que había perdido la cordura, se preguntaba Emilia pues no podía creer lo que escuchaba y veía; Collin estaba muy sereno, con una expresión neutral hablando de una "TREGUA", preguntando por lo que ellas quisieran hacer; ¡oh, dios mio! que alguien le lanzara agua o la pellizcara.

-No puedes culparnos por dudad de tus palabras si lo único que has hecho en estos años es martirizarnos hasta el cansancio- dijo Corinna.

-Y me disculpo por mi actitud Corinna- mintió Collin- pero esta mañana me di cuenta que sobrepase los limites de mi propia cordura- hizo ademan de querer llorar y fingió temblor en su voz- la vida me ha lastimado tanto, que he desquitado mis frustraciones y corajes con ustedes - hizo una pausa para frotar sus ojos y sollozar un poco- es que ustedes no saben todo lo que mi padre me hizo sufrir- dijo rompiendo en llanto.

Los ojos de las tres se abrieron como platos al ver como el conde se deshacía en lagrimas; Corinna no podía creer lo ultimo, ella recordaba a un muy amoroso tío, siempre atento y muy carismático como su padre, Ingrid se había llevado una mano al corazón pero Emilia tenia una mirada de total lastima hacia Collin.

-Por favor, Por favor- suplicaba el hombre dirigiéndose casi arrastras hacia Corinna- perdonen a este pobre primo suyo- besaba las manos de su prima- he dejado que satanás me use para hacerles mal- decía alternando la mirada entre cada una de ellas- Milly, por favor perdóname merezco ir al centro del infierno por lo que te hice... Corinna jamas debí de insultarte ni humillarte así que, haz de mi lo que quieras, que aceptare cada palabra hiriente que dirijas a mi.

-Collin, yo... yo no...- y armándose de valor le contesto Corinna- es verdad no debiste, jamas debiste... me cuesta creer tus palabras, mi tío era un ser lleno de amor, ¿como puedes decir eso de el?- dijo soltándose de su agarre.

-Ustedes no lo conocían, eran apenas unas niñas; el siempre me culpo por la muerte de mi madre... a ustedes las adoraba porque decía que eran las hijas que el siempre quiso tener- eso si que era verdad, por eso las despreciaba tanto- pero dígame Ingrid, ¿que culpa tenia una pobre criatura recién nacida?, yo perdí no solo a una madre, sino también a un padre- Collin veía satisfecho como las lagrimas empañaban la mirada de la estúpida de Briest- por eso siempre me mantenía en internados, decía que en mi, veía al asesino de su mas grande amor.

-Es verdad hermana, el tío Adolf siempre dijo que la tía Greta fue su único amor- decía Emilia,pero aun así,  no podía creerle del todo- y entonces, ¿porque tratarnos del modo en que te trataron a ti? ¿por que no intentaste ser mejor persona?, nosotras también sufrimos por nuestros padres- dijo al fin liberando las lagrimas Emilia.

-Por que lo único que conocí fue el desprecio... el de mi propio padre, el de tío Frederik y después el de ustedes- ¡Dios! esta funcionando, estas estúpidas se lo están tragando, pensaba Collin mientras las veía llorar.

-Lord Collin, aun que no lo crea- dijo hablando por primera vez lady Ingrid- lamento mucho que haya tenido que sufrir tanto de la mano de su progenitor, pero el modo en el que actuó contra sus primas no es de caballeros ni de hombres- Collin sintió unas ganas enormes de ahorcar a la estúpida esa, pero se contuvo- aun así, si de verdad esta usted arrepentido, deberá jurar ante dios que no volverá a dañar a estas pobres muchachas y si así lo hace, dios sabrá perdonarlo y le devolverá la paz a su alma.

-Júralo Collin, júralo por dios y la memoria de tu madre y también nosotras juraremos perdonarte- dijo Corinna- júralo por tu honor.

Cuanto tiempo mas tendría que seguir humillándose ante estas destupida para que lo perdonaran, las rodillas ya se le habían entumido y le urgía ir a lavarse la cara y quitarse las sales que se había frotado en los ojos para poder llorar; ahora tenia que jurar ante dios y por su honor, ¡que fastidio!, pero el sabia que el Altísimo estaba de su lado y que no seria jurar en vano, así que hizo lo que mejor pudo hace.

-¡Lo juro! juro no volver a lastimarlas, juro que de ahora en adelante seré el primo que debí ser siempre, juro que las amare y las protegeré por sobre todas las cosas... no defraudare al tío Frederik, les juro por mi honor y mi propia vida que las cosas serán como debieron ser desde siempre.

Su prima Corinna y lady Ingrid asintieron, regresandole una débil una sonrisa como ofrenda de paz, pero Emilia solo asintió un tanto recelosa, aun podía recordar el terror que sintió en la posada, pero, aun así, acepto estrechar la mano que le ofrecía su primo.

-¿Paz?- dijo Collin. - Paz- repitió Emilia estrechando la mano con el, mientras en su interior el conde les decía que que  fáciles eran de convencer.

Una vez finiquitado el tema, todos se dirigieron a sus habitaciones; Collin estaba muy orgulloso con la gran actuación que había hecho, esta noche dormiría muy contento  por haber completado la primera fase de su plan, que era desarmar al enemigo, ya que, si sus primas seguían molestas, mantendrían la guardia firme ante el, pero, si lo creían arrepentido las dejaría vulnerables a su segunda parte del plan.

-¡Pero que fácil fue! Gracias primitas y gracias Lady ingenua por ser tan tontas  y sobretodo por aceptar su sentencia de muerte- Collin se hecho a reír  sobre el colchón de su cama hasta que se quedo dormido.





El Duque de Hielo  (1° Saga corazones traicionados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora