Un hombre vestido formal pero no elegante y con sombrero llego a la residencia del duque de Weilburg muy temprano por la mañana, ya los criados se encontraban haciendo sus labores -la costumbre de los años trabajando- a pesar, de que se les habia dado el día libre. Afuera una joven barría los escalones de la entrada cuando la mano derecha de Epsson llego.
-Buenos días señorita.
-Buenos días , en que puedo ayudarle señor.
-Soy el detective Connor Sinclair... quisiera hablar con su excelencia.
-EL duque no esta disponible, si quiere puede venir en un rato más.
-Por favor- dijo con tono meloso, Sinclair sabia que era buen mozo y usaría sus encantos para convencer a esa muchacha- solo sera unos momentos señorita.
-Espere un momento- la joven entro a la casa dejándolo afuera- ¡grosera!
Después de 5 minutos una mujer mayor, a quien reconoció como la ama de llaves, ya que fue el quien la interrogo aquella ocasión, salio detrás de la muchacha y lo miro al desconfiada.
-Buen día señor Sinclair, su excelencia esta indispuesto - seria poco decir, ¡si estaba más dormido que una roca!- pero si gusta puede dejarme el recado ami.
-En verdad me gustaría hablar con el en persona.
-Entonces regrese más tarde.
-Me es indispensable hacerlo ahora.
-No se puede- Si que la vieja era testaruda, pensó Sinclair; en fin hablaría con ella.
- De acuerdo usted gana; solo quería preguntarle si sera el quien se haga cargo de los funerales del conde de Portmore, el cuerpo lleva dos días en la morgue y nadie a venido a reclamarlo... si no piensa hacerlo entonces lo enterraremos en el cementerio común.
-¡Oh dios mio! ¡pero si es un noble! no una persona cualquiera.
-Un noble al que ni siquiera la corona le quiere hacer los honores.
-Espere un segundo, Lizz pasa al señor al despacho de su excelencia.- la joven asintió y los tres entraron a la casa, el ama de llaves subió casi corriendo las escaleras mientras que el hombre era guiado por la puerta del despacho.
Mary corrió por el pasillo con los ojos llorosos ¿como fue tan estúpida por no pensar en el pobre conde?. Entro a la recamara de su señor sin tocar y abrió las cortinas dejando entrar la luz de sol, pero su amo estaba más muerto que vivo.
-Mi lord.... excelencia, despierte tiene visitas.... lord Graham.... ¡EDMOND DESPIERTE!
El grito casi ocasiono que cayera de la cama.- ¿Que carajos te sucede? ¿por que me gritas? ¿Que hora es?- se volvió a recostar y se tapo los ojos con el antebrazo.
-Son las nueve de la mañana, y el detective Sinclair lo espera en su despacho.
-¿Detective? ¿Que quiere?- los sollozos de la mujer lo hicieron sentarse de sopetón- ¿Mary que sucede?,¿ por que lloras?
-Milord es sobre el conde Maurice... el... el quiere saber si usted... si usted se hará cargo de los funerales del conde... o-o de lo contrario e-ellos... e-ellos
-¿Ellos que Mary?.
-¡Ellos lo enterraran en el cementerio común!
Edmond miro a la mujer que tenia lagrimas en las mejillas; en su cabeza intentaba meditar sobre lo que haría. Sabia que tenia que hacerlo, debía hacerse cargo de Maurice, el lo habia matado -accidentalmente- pero lo habia hecho, se lo debía... tenia que darle un funeral digno y tal vez pedirle perdón aunque fuera solo a su cuerpo sin vida; pero, por otro lado, la sociedad se lo comería vivo, ya podía leer los encabezados del periódico "Asesino se encarga del funeral de su victima". Edmond se froto el rostro, la culpa volvía sobre sus hombros, pero habia decidido hacer lo correcto.
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El Duque de Hielo (1° Saga corazones traicionados)
Ficción históricaEL DUQUE DE HIELO La vida del duque de Weilburg no había sido nada fácil desde que murió su padre; había descubierto que no podía confiar en nadie, ni siquiera en la persona que se suponía debía protegerlo y amarlo. Desde ese momento se obligó a con...