Capitulo 50

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POV Daka.

La capucha negra cubre todo mi rostro y mis tacones de cordones resuenan en las calles, son las 8:00 A.M y debo aclarar que son contadas las personas que están en las calles a esta hora. Mi mochila no pesa casi nada lo que me permite moverme con más facilidad; salí a las 6:00 de la fábrica y llevo caminando todo este tiempo, debo encontrar alguien que pueda ayudarme.

Un anciano que vivía cerca de la fábrica me indico que en el pueblo vecino había una persona que según el, podría ayudarme. Sólo espero que no sea una trampa o un depravado.

Cabe mencionar que necesito armas y dinero, en la mañana se me vino a la mente la idea de que Luján y yo tenemos una cuenta de ingresos de la manda de mis padres, ¿Aun está activa? No lo sé, pero ruego porque así sea. No voy a prostituirme por el dinero y por armas.

Me acerco a un puesto de retiro bancario y verifico si funciona.

La buena noticia es que funciona, la mala es que no está la cantidad de dinero que yo esperaba pero seguramente servirá para lo necesario.

Retiro y en silencio salgo del lugar camino a un restaurante, soy humana temporalmente lo que indica: Debo alimentarme y más ahora que tengo al futuro heredero de la manada más reconocida de todas en mi vientre.

Agradezco que los mareos, vomitos y típicos síntomas de embarazo no lleguen a mí aún... Sería un gran problema si eso sucede.

Tres kilómetros​ después encuentro el pueblo que indico el anciano y me dispongo a comer primero. Busco el lugar correcto enfrente del hogar de la "Persona que me ayudara".

Debo confirmar que si pueda ayudarme y que no esté perdiendo mi tiempo.

Llevo cuarenta minutos aquí, supongo que es tiempo. Salgo del restaurante y tocó la puerta de metal, un hombre algo gordo abre la puerta y me observa con detenimiento.

-Necesito hablar con tu jefe.

-¿Quien eres? Aquí no hay nada para ti, vete.

-Creo que no me entendiste idiota. Vengo a ver a tu jefe, no a ti. -Empuño mis manos y el sonríe, se corre y me permite entrar.

El pasillo lleva a una casa algo abandonada, vaya, las apariencias engañan; desde afuera se veía mejor.

En un sillón está el hombre sentado que gira en cuento mis tacones hacen acto de presencia.

-¿Quien eres? ¿Que buscas? Deberías irte niña. -Suelta el humo de su boca y este inunda mis fosas nasales.

Asqueroso.

-Demasiadas preguntas, necesito cruzar la frontera. -Me acerco al escritorio y apoyo mis manos.

-Tienes agallas niña, pero no te ayudaré a cruzar la frontera. Deje de hacer eso hace tiempo.

Esta mintiendo.

-Claro, pero hay algo que no entiendes. Necesito cruzar la frontera. Te ayudaré en lo que necesites si me ayudas a cruzar. -Nesecito que me ayude, tengo que volver a casa.

-Lo haré rápido, si vences a uno de mis hombres en boxeo, te ayudo a cruzar. Si no, te irás al demonio. -Apaga su cigarrillo, yo asiento y este se levanta.

Camino detrás de él y llegamos a un cuadrilátero improvisado, el hombre habla con algunos de los hombres que están al otro lado y yo solo procedo a quitar mis tacones y mi chaqueta. Un hombre sube al cuadrilátero y me sonríe, camino allí y me pongo en posición.

-Recuerda lindura...

-No necesito que me recuerdes nada, tengo buena memoria hasta ahora. Comienza la pelea y listo. -Tengo prisa, quiero volver.

Propiedad Del Alfa (PDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora